"El Guegüence"
Unos son
cuadrados…Otros redondos…Ovalados… - Y pensé en ese entonces…
(¿Y ahora qué?
¿Es que no me deja ni siquiera echarme un…? ¡Este tipo es mundial! ¡Déjame
medio asimilar lo que me estás atragantando! Tengo que cortar…Después tendré
tiempo de analizar. Tengo que grabar.)
- …Y a pesar de
que tenemos la misma cantidad de ojos, que todos tenemos nariz y boca…No nos
parecemos…
¿…Sabías que la
forma de nuestro rostro, delata nuestra personalidad? ¿Lo sabías? - Me preguntó y yo pensé…
(¿Y yo qué
carajo sé de estas cosas? ¿Este hombre es lunático o viene de Marte? ¡Auxilio –
Socorro! Quítenme a este hombre de encima.) Sin embargo logré calmar mis
tremendos impulsos y le respondí…
- ¡Ni la mas
mínima idea de lo que me estás hablando! Me
disculpas, por
favor.
- …Hay personas
que te miran de frente…y otras cuando tú pasas y le das la espalda…
Entonces te
miran… Y tú te crees que no te miraron.
Y en verdad,
no. No lo hicieron…
Pero te leen tu
mente. Saben a la perfección todo.
Y la mayor
parte de todos nosotros; vivimos pendiente solamente de “nuestra apariencia”
Que si te viste
de una forma: Elegante.
Te tratan
elegantemente.
Y si me ven
como estoy vestido…Me tratan como un mendigo. Un orate. Un “borrachito”
…Y este es mi
disfraz. Por eso…No requiero esconderme.
¡Aquí a la
vista de todos!
…Pero nadie me
puede descubrir.
¿Qué tal?
…Y como te
estaba comentando y sigo con lo de las apariencias…Hay miradas.
Hay rostros.
Rostros, faz…
Como también los
hay que dejan… ¡Sombras!
¿Y sabes por
qué? – Volvió todo su rostro hacía mí, y no sé el por qué, pero me sentí como
“intimidado”.
Y pienso que
fue porque descubrió en mí…
Que ya estaba al punto de:
“desconectarme”
Mi reacción fue doblemente
plausible.
En primera instancia, me
encontraba en “schock” tanto emocional, como de apariencia pero mas aún, era
esa tremenda dicotomía que él representaba en mis conceptos. Me explico; nunca imaginé ni siquiera remotamente
el conseguirme con un ser de estas magnitudes, y mucho menos viajando en un
destartalado autobús y con ese tipo de indumentaria.
Acostumbrado a tratar siempre
con personas que te parecen interesantes…Pero son cabeza llena de aire, aunque
a decir verdad las hay las que tienen abundancia en: Aserrín.
Pero la media siempre me ha
dictado que en ese tipo de transporte, siempre me ha tocado viajar con “mentes
de gato”
Primera vez en mí vida, que
me topo con una cajita de Pandora.
Y en verdad me aterra,
solamente el pensar que a la final me vaya a resultar un: orate.
O un desquiciado: Sociopata.
A mi vez, me indico no una
sino varias veces, que es mejor seguir hasta dónde me pueda llevar una
relación.
La diferencia estriba en que
en todas las anteriores, de una forma u otra…las controlo.
…Pero en esta precisamente…Presiento
que puedo llevarlas todas de perder…Y eso me angustia.
Me he acostumbrado a viajar,
solamente como transporte y cuando me monto en este tipo de transporte…Mi
intelecto lo dejo descansando.
Viajo siempre a la
expectativa: De que nadie me vaya a atracar, o que me roben…Cosas de ese tipo…
Pero no estoy condicionado a
estar en varios escenarios a la vez.
Este hombre colma el cien por
ciento de mí atención…
Y esto me deja en desventaja.
No puedo monitorear mi
alrededor, porque entonces pierdo información que a mí me parece sumamente
interesante; por estar prevenido siempre.
Entonces me encuentro
inhabilitado.
O lo atiendo a él y solamente
a sus historias que ya hasta me están pareciendo verosímiles o….
Y esto me hace sentir como
aquel Rey que sus súbditos lo encontraron desnudos.
- ¿…Me estás escuchando? – Me
interrumpe nuevamente cortando de un solo tajo el hilo de mis propias
elucubraciones.
- ¡Por supuesto, por
supuesto! – Le respondí bruscamente.
- …Me está dando la impresión de que te estoy;
perturbando.
- ¿A mí? ¡No que va!
- Es que te estaba hablando y
me di cuenta, que estabas en otra onda.
- …Es que me estaba acordando
de unas cosas que tenía que hacer; y se me habían olvidado. Perdóname.
¿Qué me estabas diciendo? –
Traté de ser lo mas prudente que mi conmoción me lo permitía.
Me miró y en su mirar, sentí
que me escrutaba como si estuviera leyendo mi mente…
De inmediato me bloquee, mas
como una medida de protección, ya que entiendo que eso es imposible.
Pero en el caso de este viajante…En
verdad me sentí “invadido” en mi intimidad.
El desvió su mirada. Calló.
Y en ese momento, sentí que
estaba dominando por primera vez.
Debí ser mucho mas cauto.
Pero se me hace sumamente
difícil cubrir tantos frentes en forma simultánea.
Él…Mi seguridad personal y el
estar pendiente de no pasarme de mi parada.
Harta labor.
En ese momento me pareció muy
interesante y hasta lo consideraba un reto a enfrentar; cuestión que lo estaba
haciendo.
Pero cuando ya entra en temas
metafísicos de muy profundos significados, el entorno me hace perder por
instantes la debida atención.
A él estos detalles
seguramente le parecían insignificantes y los controlaba a placer; pero en mí
no.
- ¿Estás muy ocupado? – Le oí
esa pregunta y en el momento me sentí desconcertado.
- ¿Ocupado…En qué?
- Veo y noto que estás en
muchas batallas internas…
Y me estaba preguntando yo
mismo, si es que son por mi causa ¿O no?
- …No. Lo que pasa es que a
decir verdad; este tipo de conversación siempre es buena en otro…ambiente.
¿Me entiendes?
Aquí me siento cohibido.
Ya que me gustaría prestarte
toda mi atención…
Pero estamos rodeados de
muchísimas personas que tienen…Feo aspecto.
Nos encontramos en medio de
una tremenda balacera.
Esos carricitos y esos
viejos, están haciendo apuestas para ver quién cae muerto y quién no.
…No se si me explico. Y no es
que esté rehuyendo tan importantes mensajes que me estás transmitiendo…
¿Si me entiendes?
- Tú me haces recordar mis
viajes a La India… - Y se quedó como viajando en sus propios recuerdos.
Por mi parte me indujo a
pensar…
(¡Bestias! ¡No puede ser!
¿También es un Maestro
Ascendido o un Gurú?
¡Dios Santo! ¿Ábrase visto
tal cosa?
Seguramente ahora me va a
venir con la historia de que desayunaba, almorzaba y cenaba con ellos.
O que él es una reencarnación
de uno de ¿esos dioses de por allá?
¡Chanfles! Esto si que me va
a resultar difícil de aceptar.
Que no me vaya a venir con el
cuento de que el Mahatma Ghandi fue su amigo y que él mismo tuvo que asesorarlo
en todos los enfrentamientos que este tuvo con el Gran León Británico…Porque
eso si que no se lo puedo creer. Ya basta…creo yo)
Me acomodé mejor en mi
asiento.
Y de repente sentí que ya
volvía a su cuerpo, ya que comenzó a mover sus manos, miró hacía todo el
entorno y cuando posó su mirada en mí…Me agregó…
- Pasé muchas temporadas
entre ellos. Conocí mucha gente mística.
Sabia de unos conocimientos
que atravesaban los océanos y los siglos.
Aprendí a meditar.
A estar dentro de una gran
muchedumbre y el poder aislarme en mi propio mundo.
Y eso mi querido
amigo…Viajero al igual que yo…
No lo veo en ti.
Y…Ciertamente. No me topé con
esas personas de la cual tú sospechas…
- ¿Yo? ¿Cuándo…? - Él se sonrió.
Cerró sus ojos y continuó
así…
- Aprenda mi amigo reciente.
Aprenda, sopese las enseñanzas
y no las deseche por la apariencia de su interlocutor.
- ¿Y por qué me estás
diciendo esto?
- Por nada. No tiene
importancia alguna. – Pareciome que entraba nuevamente en esa especie de
“trance” pero que en realidad ya no me estaba observando con sus ojos, los que
tenemos todos en la cara.
Y no supe qué actitud asumir.
Era demasiado para mi pobre
entender.
Yo miraba hacia los lados,
con la intención en primera instancia de cambiarme de asiento, me estaba
empezando a sentir confuso e inestable.
Nuestro entorno era un
verdadero aquelarre.
Un mercado Persa, con todas
sus variantes, dentro de la unidad y a escasos centímetros míos.
El morbo me bordeaba…esa
ansía de sangre…Me perturbaba. Estaba al borde de un ataque de nervios.
Afuera se estaban matando a tiros
a poquitos metros.
Con el consiguiente peligro
de una bala perdida.
No me encontraba para nada
seguro.
Y a mi lado, un ser mas
confuso para mí que todos nuestros entornos.
¿Quién era este tipo?
¿Qué hacía allí sentado a mí
lado?
¿Ah…Qué mas podía pensar yo…?
Algo no me encajaba bien en
todo este tablero.
En principio…Yo.
¿Y este señor? ¿…Qué podía
representar allí?
Para colmo…Presiento que
hasta me está leyendo mis pensamientos.
No todo era muy desquiciante,
para mi concepto. – Y en medio de mis batallas existenciales…El viajero
arrancaba de nuevo en sus disertaciones…
- Es prioritario mi amigo;
enfrentar siempre los hechos.
- ¿Enfrentar los hechos…?
Siempre lo he hecho. – Le repliqué tratando de ser lo mas explicito posible,
pero haciendo caso omiso a mis indicaciones, agregó…
- Y es bueno afrontarlos. Ya
de una buena vez.
Nunca se sabe cuando vienen.
Por eso mi mensaje es:
enfréntate a los hechos.
No los rehuyas. – Yo me le
quedé mirando de frente.
Así sin corta pisas. De
frente y sin miedo y le pregunté…
- ¿A qué viene todo esto?
- A nada. En verdad no es
bueno que me mal interpretes.
Mira te he tomado mucho
cariño, a pesar del poquísimo tiempo que tenemos de amigos. – Yo pensé…
(¿Amigos? ¿Acaso el gato es
amigo del ratón?
¿Y a dónde me vendrá ahora
este…?)
Pero eso no me dice nada a mí
en lo personal.
Aunque a ustedes…Si que los
impresiona.
Así que es mejor que
continuemos con lo que te dicen…Los rostros…
Como también las hay…
¡Qué te dan escalofríos!
Son pavosas y te traen… Nada bueno. Mas bien.
¡Muchas desgracias!
¿Estás consciente de esto?
…Y no estoy descubriendo ni
el agua fría…
¡Como tampoco la caliente!
¿No te ha pasado qué cuando
tú ves a alguna persona…? …Y te ¿Parece
conocida?
Y hasta te preguntas: ¿Dónde
he visto esta cara?
¡Me parece harto conocida…!
¡Pero!
¿Adónde, adónde?
…Y le das y le das…
¡Pero nada!
Misión imposible.
Pues déjame decirte… Que a mi
también me ha pasado.
Es una cosa que a algunos nos
ha pasado, como a otros ¡Uf! A cada rato.
¡Pues resulta…Qué algo nos
une con esa dichosa persona!
…Posiblemente fue tu pareja.
O tu Hijo.
O tú hermano.
¿Qué se yo…?
…Hay tantas cosas raras en
este mundo.
Aunque a decir verdad, no a
todos. – Extrañado yo le interrumpí ya que ese cambio de tono fue muy
significativo…Para mi. Entonces le pregunté…
- Cómo es eso de: ¿No a
todos?
…Acaso tú tienes una varita
mágica.
O la famosa ¿“bola de
cristal”? – No se dignó a mirarme, y esta acción me molestó.
Sin embargo preferí ignorar
su grosería, ya que le noté un gesto en su cara, que yo le interpreté como una
“sonrisita” de triunfo.
- No necesito la “varita
mágica”, como tampoco la “bola de cristal” – Y acompañaba sus palabras con la
parodia tanto de la “varita”, como de la ya famosa “bola de cristal”.
Por alguna razón que
desconozco, me sentí humillado.
Como si fuera un infante de
brazos. No me gustó y se lo hice saber de esta forma…
- Me suena a “burlita” de tu
parte. – Tampoco me miró. Pero en esta ocasión su sonrisita se quedó congelada
en el tiempo.
Y al cabo de unos minutos y
mirando hacia otra parte, me respondió…
- No me estoy burlando y
mucho menos de ti.
¡Dios me salve de semejante
osadía!
¡Jamás me burlaría de un
dilecto amigo y menos de ti!
No pongas palabras en mi
boca, que nunca pronunciaría.
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