"Asechanzas"
Pero es mejor callarlo. De mi
mente, si que la controlo.
¡Epa! Algo se está moviendo.
Mis sentidos están saliendo de su
modorra.
Mi corazón se está acelerando…
¡Lo estoy sintiendo!
Es de inteligentes, callar. Debo comenzar a recuperar todo lo mío. ¡Ya
mismo!)
Una brisa extraña hace oscilar la
apestosa atmósfera pesada y asfixiante.
El calor pestilente se riega por
todas partes.
Extrañas figuras hacen su
aparición. Aunque ya están visibles a mí intelecto, no logro definirlas. Busco
en lo más profundo de mi memoria, algo parecido o algo conocido…
¡Pero fracaso en cada intento!
Debo reconocerlo: ¡No sé, ni
entiendo qué es!
No siento temor. No me siento en
paz. Sé que son extraños a mí…pero no logro ponerme de acuerdo conmigo mismo:
¿Son amigos?
¿Son enemigos?
¿Vienen a someterme?
Si…No.
¡Qué indecisión; qué imprecisión!
De algo si estoy más que seguro:
No son amigos. Tampoco son mis enemigos. ¿Entonces; en qué quedo…?
II
“La sin razón de la razón…”
La oscuridad
se ausentó aún más.
Mi visión
estaba nula.
Y al no poder
ver, igual daba tener mis ojos cerrados que abiertos de par en par.
Pero a pesar
de esta sin razón, no me provocó temor alguno; al contrario y no sé el por qué
pero me llegué a sentir hasta más cómodo.
¡Qué vida tan
rara!
Y lo digo
porque en otra ocasión, por supuesto que me habría sentido incómodo.
¿Pero qué más
podía hacer?
Tan absorto en
mis propias elucubraciones, que en nada llegué a sentir al menos algo por
minúsculo que fuese como para yo sentirme hasta desubicado.
Pero en honor
a la verdad, casi hasta podría asegurar que estaba más bien tranquilo.
Súbitamente,
logré visualizar una figura, inexplicablemente era más oscura que su entorno.
No pude
detallar su rostro.
(¿Quién será
ese que se oculta en la oscuridad?
…No logro ni
siquiera someramente identificarlo o por lo menos relacionarlo con alguien…
¿Y ahora qué
se supone que deba hacer yo…?)
Por momentos
se me antojaba un hombre, pero su indefinición lejos de causarme estupor, dejó
de interesarme.
Lo que si
siento es que no puedo dejar de perderlo, mi visión está casi exclusivamente en
esa figura.
De repente,
percibí algo así como:
- Acércate.
(…Creí que me
dijo: “Acércate”
…Pero aún no
sé a ciencia cierta, si es amigo, enemigo ¿o qué?)
- ¿Quién eres
y qué quieres de mí? – Alcancé a balbucir a manera de respuesta de su
invitación.
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