C a c h i r u l o
- ¡Esto es increíble! ¿Yo pagándole a unos choros, para qué me
protejan? ¡Inaudito! ¡Este mundo se ha vuelto loco, todo está caminando para
atrás! ¿De cuándo acá uno se tenga que ver obligado a pagarles a los mismos
cacos para que te resguarden? ¡Esto es imposible, inaudito e intolerante! -
Diego, se inhibió en seguirle hablando. Prefirió callar.
Ramón, estaba desquiciado y esto lo entendía perfectamente su
vecino.
¿Quién va a alegrarse, por semejante desgracia?
Además Diego mismo, tenía
su familia.
Y cuando se mudó, padeció los mismos rigores…
¡Claro…No igual que a la familia del pobre Ramón!
¿Pero…Por qué ese empecinamiento…Ése sadismo?
Todos estaban traumatizados por
ese hecho, tan doloroso. Tan traumático y bestial.
Secretamente Diego, hasta
pensó en buscar al: Cachirulo.
Sentía muchísima curiosidad y pensaba, íntimamente, que seguramente
éste sabría algo.
¡Claro que no podría reclamarle nada, por cuanto que con él y su
familia…Nada les pasó, Gracias a Dios!
…Pero seguramente que él, ya se habría enterado.
(¡Sí…Voy a hablar con el Cachirulo! Pero no creo, que viendo
tantos polizontes cercas, se atreva a acercarse por acá. Lo buscaré y hablaré
con él. ¡Algo sabrá!)
Posterior al hecho, han pasado gran cantidad de patrullas y de
tombos. Pero todos sospechaban, que
mientras más tiempo pasara y no descubrieran nada…Se enfriaría.
Y eso, era lo que estaba pasando.
Mientras estuvieran cerca los polis…Los ladrones, se mantendrían
enconchados.
- Tengo que esperar, a que baje la marea. Me han dicho que el Cachirulo, o no está o debe andar
enconchao. Porque nadie lo ha visto, por estos lares.
Todos los vecinos, estaban enardecidos. Muchos de ellos, hasta
compraron armas. Y de noche, se turnaban para protegerse entre ellos mismos.
Pero hasta la misma policía, los atacaba y los obligaban a que
mantuvieran la calma. Les informaban, que para eso estaban ellos. Y que si era
necesario, patrullarían con más frecuencia. Y que, si veían a alguien
armado…Tirarían a matar.
Porque ellos no son
adivinos, como para saber a ciencia cierta, quién es uno de los vecinos o un
presunto ladrón.
- “No podemos garantizarle la vida a ninguno de ustedes. Si por
casualidad, pasa una patrulla y los ven, ellos le van a disparar. No es
conveniente, que ustedes anden armados. No es conveniente, que salgan de sus
casas. Quédense quietos y confíen en nosotros. Nuestro cuerpo, está en guardia
permanentemente las 24 horas del día, durante los 365 días del año.
Eso sí, si ven algo sospechoso o fuera de lo normal: Llámennos
que con toda seguridad, vendremos y actuaremos según sea el caso.
Pero por ningún motivo, se tomen la ley en sus manos. ¡Por
favor, obedezcan a la autoridad policiaca!
Nosotros fuimos creados, para brindar seguridad.”
Los vecinos, hablaban entre sí. Y apreciaron que a la final, era una locura. Que tenían
que darles la oportunidad a los hombres de la ley.
Otros consideraban, que mientras estuviera fresquito todo esto,
seguramente que podrían contar con esa vigilancia tan estrecha. Pero que el
tiempo, conspira contra ellos mismos.
Aseguraban que, con el transcurrir del tiempo…Disminuirían aún
más su frecuencia.
Después, pasarán unas cuatro veces por día y por noche.
Después…Unas tres veces.
Y así sucesivamente, hasta que finalmente volverían a lo normal.
O sea, a nada.
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