“Asechanzas”
Debo tener paciencia. Poco a poco me estoy liberando.
Me duele inmensamente todo mi cuerpo…
En ese estado transitable se encontraba. Aguardó en
silencio. Trató de mantener su mente quieta. Y esta es una labor titánica, ya
que sus pensamientos brotaban por millones y millones. Agolpándose y chocando
entre sí.
Pronto sus brazos quedaron libres y como pudo sus
manos se posaron sobre la fría pared y comenzaron a empujar frenéticamente.
Una y otra vez, pulsaron. Su decisión de salir, era
angustiante.
No deseaba permanecer ni un micro segundo, ni nada.
Salir era su objetivo inmediato y acuciante.
Y debido a tanto esfuerzo de parto…
¡Fue despedido con fuerza!
V
“¿Y ahora a
dónde me tirarán…?”
Cayó a
metro y medio, en una superficie fuerte y rugosa, llena de polvo. Se golpeó
fuerte.
Pero con un
clima mucho más benigno que en el que se encontraba. Su caída fue estrepitosa.
Le dolió.
El golpe fue fuerte y ruidoso.
Pero fue un
dolor agradable, más bien festivo para él.
¡Al fin se
había librado de esa prisión fría y tortuosa!
En verdad,
ya no deseaba seguir allí. Su experiencia fue muy dolorosa, asqueante y
tortuosa.
Acompasado a su inquietante dolor, brotó una
risa loca. Y comenzó a reír y a reír. Cosa inaudita, después de tantas
vivencias cuyos estados anímicos fueron muy estresantes para él.
En su nuevo
estado de plenitud, se alegraba al poderse comprobarse a sí mismo, que ya tenía esa libertad de
acción que en su anterior estado le fue negada.
Se estiró
lo más que pudo. No mucho, se sentía limitado, claro no tanto como estaba antes,
pero aún así…
Se extasió
cuánto pudo, pero ya sentía que bueno; no sería.
Algo lo
estaba alertando en que no se regodeara mucho y que asumiera a plenitud su
nueva forma de ser.
El tiempo
conspiraba en su contra.
(¡Noooooo!.
¡Noooooooooooo! ¿Cuándo terminará esta
pesadilla?)
Se sintió
incómodo, un hálito de cólera progresiva se le fue adueñando de su ser.
Se oponía
férreamente a esto. No quería aceptar
verse nuevamente limitado ni mucho menos el sentirse en desventaja.
Ya la paz
no le era inherente. Y esto ya no era de su agrado.
- ¿Y…ahora
qué?
¿Qué nueva
angustia acude en mí contra? – Ya la alarma cundió en todo su ser.
Se sabía
premeditado.
Así que
comenzó a ejecutar sus movimientos bajo su férrea mirada.
Con el
temor de sentirse asediado; presentía lo peor, y sin poder visualizar ni
remotamente en qué nuevas desventuras se vería obligado a soportar.
De repente
sintió mareo, sin entender asombrado estaba. Su cuerpo se movía en una forma
cadenciosa…a la izquierda y luego a la derecha…
- ¿Y ahora…esto…- Fue abriendo sus ojos y se
percató de su actual situación e incrédulamente sé preguntó - …qué es…?
Abrió de
una forma estrambótica sus ojos; no podía dar crédito a lo que sus ojos le
estaban pintando.
Se
encontraba montado en una pequeña tabla, es más estuvo a punto de caerse.
Su cuerpo
estaba lleno de heridas de todo tipo. Sangre coagulada y espesa le colgaba de
sus carnes.
Estaba
amoratado. Y con heridas abiertas.
No se
sentía con muchas fuerzas. Más bien estaba muy débil.
(¡Diosssssssssssssssss
por lo menos dame fuerzas para poder seguir! Pareciera que se divierten con
todas mis desgracias… ¿Pero quién se beneficia con todas mis desgracias?)
Por lo que
pudo apreciar; era profundo el fondo. No quiso indagar, todo tembloroso comenzó
a pedir ayuda…
-
¡Socorro…Socorro! ¡Auxilio que alguien se conduele de este pobre cristiano!
Que la vida
me está llevando a mundos, sub-mundos y quién sabe a dónde más…
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