Narración amorosa...

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“Las narraciones de:
Bernardo”












“Papapa”









Es  un  hombre  cercano  al primer  centenario  de  vida.
Vigoroso  a  pesar  de  su  edad,  afirma  que  el  secreto  de  su  longevidad  es…
Beber  unas  copitas  de whisky.
Además  de  ejercitarse  día  a  día.
Es  fundador  junto  a  su  extinta  esposa: Mamama  de una  buena  prole,  que  hoy  en  día  lo  han hecho:  Bisabuelo.














- Papapa se encuentra perdido, no reconoce nada. Ni siquiera sus propias cosas. – Su hijo estaba muy angustiado.
No podía entrar a la casa de su viejo pues este le coloca unas trancas atravesadas a su puerta desde adentro, impidiendo que por fuera alguien  aunque las forzara, pueda entrar.
- ¡Hay que llamar a los bomberos! – Asomó Miguel   -su nieto-   su padre lo miró fijamente pero no atinó a responderle nada.
- ¿Tú crees…? – Le preguntó (Sopesando rigurosamente esta opinión.) pasaron  unos minutos en que trataron de forzar la puerta, pero sin resultado evidente.
El caso es que no pudieron entrar. Pero veían    -a través de una ventana-      al anciano roble, quién no parecía  darse cuenta de lo que afuera pasaba. Y por mas que lo llamaban, él parecía no estar allí.
- ¡Pero…! ¿Por qué no nos atiende? – Se preguntaba angustiado uno de sus bisnietos.
Absortos todos lo miraban sin atinar qué era lo que estaba ocurriendo…
Miraba como tratando de recordar en el sitio en donde se encontraba. Daba la impresión de que no reconocía nada, ni a nadie.
Ensimismado miraba todo y sin  ningún tipo de gesto de estar consciente de su entorno.
El tiempo pasaba y la angustia de sus familiares fue creciendo de forma exponencial.
- Papapa… ¿Me escuchas…? Ábreme la puerta para poder entrar… - El aludido comenzó a dar muestras de que estaba oyéndole, giró su cabeza lo mas lento posible y posó su mirada sobre la persona que lo procuraba.
Ningún tipo de gesto. Su mirada era lánguida.
Fija. Sin sentido alguno.
Pronto le llegó el otro hijo, acompañado por parte de su propia prole. Le comentaron todo lo que le estaba pasando a su progenitor.
- Papa… - Lo llamó el recién llegado. Pero él no daba muestra de ningún tipo de interés.
De repente se irguió sobre sus piernas oscilantes. Su cuerpo se bamboleaba sin sentido aparente.
Giró su cabeza por todos los ángulos.
…Era evidente que se encontraba dislocado.
Se llevó sus manos a su rostro, se frotó con parsimonia. Y luego se interesó por el grupo de personas que le estaban llamando.
Y por su forma de mirar, arqueando sus parpados, les preguntó…
- ¿Qué quieren?
- Papapa, ábrenos la puerta por favor… - Le suplicó su hijo mayor. Viró su mirada hacia uno de los jóvenes y dirigiéndose a él, le inquirió…
- ¿Quiénes son estos…?
- Papapa, somos tu familia. Aquí está mi padre, que es tu hijo, tu otro hijo y nosotros tus nietos, además de tus bisnietos.
- No los conozco. – Dijo de una forma terminante. Sus dos hijos se miraron sin pronunciar palabra alguna.
- Ábrenos Papapa, por favor… - Por la forma como su nieto le repetía su petición, hizo que se moviera y accediera a abrirles la puerta.
Asdrúbal su hijo mayor, junto a su hermano entraron y detrás  Miguel   -el nieto que él reconoció como tal-    y el resto, compuestos por sus bisnietos que allí se encontraban también.
- ¡Me hacen el favor…Y no se vayan a llevar nada que sea mío! – Les gritó en forma autoritaria.
- Papa… ¿No me reconoces? Soy Asdrúbal   tu hijo mayor. – Se le quedó mirando sin mostrar ningún tipo de interés.
- ¿No me reconoces…?
- No. – Fue la respuesta terminante.
- ¿Y a mí…? – Le preguntó su otro hijo.
- No. ¿Quiénes son ustedes…? – Le respondió molesto.
- ¿Y a quién reconoces de nosotros…? – Le volvió a preguntar su  hijo  mayor.
- A  Miguel – Dijo señalándolo. Él es el hijo de Asdrúbal, o sea su nieto mayor. Sus bisnietos se le colocaron enfrente, con la finalidad de que los reconociera como tal, y de pronto, en forma colérica acusó a uno de ellos y reclamándole lo siguiente…
- ¡Este carajito fue el que me robó todos mis interiores! – Todos quedaron estupefactos, porque días antes él lo había reconocido.
De repente se percataron de que sus ojos se le viraban de un lado a otro, cayendo sin sentido, pero gracias a la acción rápida de sus hijos, no cayó al piso. Corrieron y lo llevaron a la emergencia del hospital mas cercano.
Al rato, salió la enfermera y les informó sobre el estado de su familiar…
- El señor está muy descompensado.
Por orden del médico lo están  hidratando. Pronto se verá como nuevo.
Tengan paciencia y esperen a que los llamemos para que se lo lleven a su casa.
…Y así pasó.
A las pocas horas, retornaron con él.
Cuando entraron a su casa, Papapa comenzó a hablar con alguien…Pero a nadie veían.
Todos se quedaron en suspenso.
- …Está conversando con mi madre… - Concluyó el hijo mayor.
Y todos lo contemplaron como había cambiado de tono. Ahora se le veía mas alegre y resuelto. Y por su cuchicheo, se dieron cuenta de que estaba en una amena charla.
Todos callaron y esperaron.
Pronto lo escucharon que le estaba declamando los versos mas puros y elocuentes.
¡Qué elocuencia! ¡Qué inspirado estaba!
Se erguía sobre su propio cuerpo y luego descendía…Susurraba al oído de alguien y luego cerrando sus ojos se inspiraba y de él brotaban las mas dulces y bellas expresiones de ese Amor puro y celestial.
Todos trataron de encontrar a “ese” alguien…Pero no había nadie mas.
Todos fueron testigos silentes como se le declaraba con gestos y palabras muy hermosas cuya rima hacía presagiar los mejores sonetos amorosos.
- Mamama está con él… - Concluyó  Miguel, pero sin ver a su abuela (Qué había partido al mundo de Dios.)
- ¿Será que vino a buscarlo…? – Preguntó  Carlos, uno de sus bisnietos.
Pero fue acallado de forma inmediata.
- No. Vino a visitarlo, desde el cielo ha retornado para ver al amor de su vida.
…Yo lo sabía…Lo percibí…No lo dejaría solo…
(Porque ellos en vida se amaron con mucha intensidad…Fueron muchos los años que vivieron juntos…Se amaron de verdad.)
Y con toda seguridad vino para infundirle confianza…Para mostrarle el camino…Para recordarle que no está solo. ¡Ella está con él! – Dijo Alejandra, quién de inmediato con lágrimas en sus ojos comenzó a persignarse y a orar en silencio.
…Una sombra entre mezclada de alegría comprimida con un profundo pesar se esparció por todos los presentes.
¡Con ese dejo que inspira a los amores eternos!
…Su novia eterna ha venido en búsqueda de su noble poeta.
¡Su galán eterno! ¡El Amor de su vida!
Un manto que los envolvió y los inmovilizó a todos.
Y esa sensación tan fuerte y opresora, entre reír, llorar y explotar esas emociones tan condensadas al sentir que tanto su desaparecida Mamama, estaba con el único amor de su vida: Papapa…Los únicos fundadores de esta familia que durante varias décadas se han jurado el amor eterno y que por causas de la vida, se habían separado.
Pero ella ha vuelto para reafirmar esa unión que siempre han mantenido.
Quedó impregnado una sensación de vacío…
Papapa estaba extasiado…En su rostro arrugado, sus manos temblorosas, y en su sensibilidad repotenciada…Se dejaba seducir por su hada real…Por su única y fervorosa…
Todos enmudecidos estaban. Se podía hasta oír las suaves pisadas de las hormigas.
Un nuevo mundo se abría…
…Sus familiares estaban compungidos.



















© Bernardo Enrique López Baltodano 2016        







                                                                                                                                     



                                     
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