Una terrible experiencia...






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Corto  en  relatos











“Me cuenta el amigo…”












- Había ido, en compañía de mi esposa y de la menor de mis hijas, a una empresa de servicios; de esas que se encargan de hacerle a tu vehículo: cambio de aceite, engrase, lavado y ¡otras cosas!
El caso es que fui porque necesitaba engrasar mi carro. (¡Ya le estaba sonando  hasta el alma!  …Pero mas me sonaba mi bolsillo… ¡Lánguido de dinero!  ¿…Y yo…? ¡Mamandini!)
Me indicaron que lo metiera en el túnel, me bajé, pero tanto mi esposa como mi hija decidieron quedarse adentro. Por mi parte, me dediqué a inspeccionar que todo marchara bien, ya sabes, que fuera óptimo todo.
¡Bueno el caso es que me le hicieron el dichoso servicio! Y me fui a pagar a la oficina, cuando de repente…
¡Una llamarada de fuego vivo! ¡Tú sabes: Parecía un volcán en plena erupción!
Me he quedado: ¡Estático y asustado!
¿De dónde salió…? ¿Qué fue eso…?
Lo ignoro. ¡Desastre total!
En cuestión de un instante… ¡Eso se volvió un caos! ¡Todos gritaban escandalizados!
…Y es que de verdad…Eso se volvió un infierno. Unos corrían y chillaban.
¡Cuando me percato de que mis mujeres estaban dentro de mi coche!
Cómo pude corrí desesperado. Y vi cuando mi esposa    -que estaba en el puesto de copiloto, a mi lado-    salió por el lado del chofer ¡Menos mal! ¡Qué angustia!
Porque si lo hubiera hecho por el lado de su puerta… ¡Hubiera caído directamente a esa zanja, tan profunda! ¿Te imaginas…?
Se hubiera muerto en el acto. ¡Achicharrada!
En mi desesperación trato de entrar para sacar a mi chiquita… ¡Menos mal que ya había salido!  …Y entonces me quedo viendo como mi propio coche estaba encima de esas llamaradas… ¡No lo pensé dos veces!
Corrí y me metí y en el acto: ¡encendí el motor y le puse reversa…!
(Fue un acto reflejo.)
¡Y pude salvarlo! – El amigo en cuestión respiró profundamente. (Por lo que pude notar, ya estaba comenzando a relajarse.)
Y es que en sus recuerdos     -a pesar de que ya hubieron pasado por tan amarga experiencia… ¡Ufff! Pero la secuela, no los abandonaba-      estaba en medio de ese dramático episodio de su vida.
Su corazón y su tensión nerviosa, seguían anclados a esos nefastos instantes.
Lo contemplé como aspiraba y expulsaba toneladas de oxígeno.
Era evidente. Ya se sentía mas aliviado.
Sin lugar a dudas, que el destino los sometió a un evento que pudo haber sido de horrible consecuencia para su núcleo familiar. Cosas de esta vida nuestra.
Y para ser realista…Todos estamos expuesto a situaciones como las que tuvieron que pasar ellos. Unos se salvan y otros…
Pero el Buen Dios, de ellos se apiadó.


















© Bernardo Enrique López Baltodano 2016









                                     
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