Mientras todo estaba en silencio...Ella se desplazaba...

















“En las sombras…”





En medio de las sombras se fue deslizando, tenue e implacable.
Sinuosamente se deslizaba, y como el viento suave que ni una sola hoja movía; así lo hacía.
Su tiempo era el indicado. No tenía prisa, pero tampoco se entretenía…
Surcaba con pericia increíble toda posible colisión.
Su misión era delicada, su vida colgaba de un hilo, y si era descubierta…
Delante suyo, a varios metros estaba su objetivo, grande y poderoso.
Pero debía ser cautelosa, se contorneaba en la faz de su entorno.
Y aunque sudaba copiosamente, aprovechaba ese elemento para no producir fricción…
Y como un réptil…Fue avanzando.
En cada espacio o hueco, allí se amoldaba.
Su objetivo, en instantes se le notaba inquieto, movía su dorso a todos lados.
Algo lo prevenía.
Su fuerza era su poder inmenso, y no lo cedería, así que nunca se dejaría sorprender y mucho menos en esta ocasión.
Algo lo inquietaba, pero sin certeza segura de qué o quién sería…
Se contuvo. Vaciló.
Volteaba a mirar a muchas partes…
Y ese dato para ella era vital.
Su posición no corría inmediato peligro.
Era preciso seguir así…
Él comenzó a sentir resquemor. Pero nada veía, ni sentía, tampoco olía…
No tenía sentido, perder mas su tiempo, el cual debía concentrar para lograr su objetivo.
No percibía en absoluto. Su olfato era supremo y podía distinguir un olor por sobre otro cualquiera.
Pero tampoco eso lo tranquilizaba.
Algo se movía silencioso en la espesa oscuridad, no lo podía saber, sus sentidos le informaban antes que nada…
Siempre ha sido así…
Pero ¿por qué “ahora” inquieto se sentía…?
Pero ¿será ese sexto sentido?
Sus nervios de acero, comenzaban a resquebrajarse…Y eso no era bueno.
Siempre su aplomo era al cien por ciento a prueba de todo…Pero ahora…
El que le anunciaba que no “todo era normal”
lo mantenía en zozobra.
Miraba silente. Nada se le escapaba a su campo visual. Todos sus sentidos estaban en “alerta total y suprema”
Trataba de encontrar el objeto de su inquietud…Debía eliminarlo. Pulverizarlo.
Pero algo no estaba funcionando como era debido.
Apeló a sus “ciencias oscuras” imploró su protección debida.
Una y otra vez lo hizo. Nunca se da por vencido, y convencido insistía. Hay que estar en completa calma, y nada ni nadie se lo iba a impedir.
…Pero no obtenía la respuesta indicada…
No estaba de su agrado, era indispensable eliminar cualquier vestigio. Se concentró y lanzó imprecaciones precisas…Sólo él las conocía.
Al parecer, ya la cuestión no era igual…
Por eso es que comenzó a inquietarse, y ya no era un secreto…Había “algo o alguien” espiándolo en la soledad nocturna.
Ni siquiera un solo grillo, de los tantos que pululan, hizo su cometido.
El viento tampoco era fuerte, mas bien era muy escaso.
¿Qué sería “eso” que lo atormentaba…?
Decidió voltear su cuerpo.
Miró con espeluznante detalle todos sus pasos, que hasta ese momento había dado.
Inspeccionó al dedillo su alrededor. ¡Nada!
Aguardó instantes muy preciosos, sabía que mientras mas se tardaba en llegar a su objetivo e iniciar su rito…
Mas duro sería su faena, y sin seguridad cierta de obtener su cometido.
…Pero era peor ser descubierto…
Nunca eso había ocurrido antes.
Ni su voz interior la lograba escuchar, y eso que clamaba su presencia…Pero el silencio era enervante para él.
No. No todo estaba normal. Algo había allí…
O quizás…Allá…
Lo vigilaban. No le perdían pisada alguna.
Ya casi era media noche.
Su hora tope, se le acercaba y lo urgía…
Pero no se atrevía a seguir sin antes descubrir quién o qué lo asechaba.
Ella continuaba impertérrita, ni respiraba.
Bajó su frecuencia cardíaca, y su torrente sanguíneo poco corría, así que no la podía detectar.
Sus ojos, procuraba mantenerlos lo mas cerrado posible…Para que su parte blanca no destellara y fuera presa fácil.
Sin moverse, ni respirando…Aguardó.
Esperó con la paciencia debida, aunque su inquietud la devoraba…
Pero debía ser “testigo” de lo que nunca debería serlo…
Sintió que algo sinuosamente le atravesaba por sus pies…Su grito fue seco…Pero silente.
(Su mundo se le detuvo. Esto era inesperado.)
Espantada vio a una serpiente inmensa que le atravesaba con suavidad rugosa, se contuvo en su andar.
Sus latidos su vibrante y despeluznante presencia…La inmovilizaron por completo.
Era larga. Gruesa. Oscura.
Pero vio que la miraba. Su respiración se le contuvo aún mas, supo que corría un rápido peligro.
No se pudo zafar.
Esperó que se fuera…Pero se detuvo.
Sintió la voracidad en su piel. Un frío intenso la dejó helada.
Su indefensión era notoria. Estaba perdida.
…Y lo supo. Pero nada pudo hacer.
La fiera que se le arrastraba por sobre sus pies…No se inmutaba…
(¡No puede ser! Gritó en medio de su interior.)
Congelada (literalmente) se quedó.
Se irguió hasta su propia cara…Su lengua vivípara movía una y otra vez.
Estática frente a frente, se le quedó.
Sus ojos estaban clavados en ella.
Se posó casi a menos de un centímetro,
Su lengua rozó su rostro. Sintió algo desagradable que se le introdujo en su boca.
Le percibió todo. Sintió el silencio mortal.
La quietud de los que ya no se mueven.
El frío infernal que le congeló hasta la planta de sus pies.
No supo qué hacer. (Y es que en nada la convirtieron.)
…Sintió que sus moléculas, sus células, su sangre y todo su ser…Migraba hacia el interior de ese demonio.
Se desmembraba a una velocidad espantosa.
Su soledad era asfixiante. No supo hacer nada, solo dejarse vencer ante esa extraña fuerza que la absorbía…
Sus fuerzas la abandonaban. Igualmente ya estaba carente de energía alguna.
Su cansancio se le hizo demasiado evidente…
Envejeció demasiado en tan poquito tiempo.
Se sentía tele transportada hacia un sitio inhóspito e incierto…
Fuego ardiente la estaban empezando a sofocar. Insoportable.
Su final parecía evidente.
No hubo tiempo, ni dimensión posible…
El vacío era muy evidente y el abismo. Infinito…Mudo. Frío, hirviente e hiriente.
- No es tu tiempo. - ¡Escuchó claramente esas palabras, las cuales retumbaban en medio de ese silencioso espacio!
(¿Pero quién me advertiría eso…? En ningún momento su boca abrió…) Pensó en lo mas profundo de su propio ser.
No supo cuánto tiempo había transcurrido, pero fue demasiado.
Y sin poder despegar su atención ante ese enorme oponente, contempló como se fue bajando.
Lentamente. Despacio. Sin prisa alguna.
Fue pasmoso ese movimiento. Silencioso.
Sin esfuerzo alguno.
No supo ni cómo respiraba, pero la fiereza de esa enorme y deforme animal…La enervó.
La hipnotizó. Su estado de ánimo, fue cambiante a galope despiadado.
En completo estupor la siguió…
Y ya en el suelo…Vio su silencioso andar…
Cuando ya ella percibió que el peligro había pasado…Estrujó su corazón y en medio de un tremendo temblor…Sudó. ¡Vivió!
Por una eternidad, perdió su objetivo.
…Pero se contuvo en su respirar.
Ya no lo veía. Su rastro se le hizo efímero.
Poco a poco, intentó desandar su camino.
No se sintió derrotada. Tampoco humillada.
…Estaba  agotada…Extenuada…
Una rara sensación de alegría le brotaba por medio de todo su interior.
Su enemigo (O benefactor) fue peor que el que ella seguía…
El vaho de esa bestia la embrujó.
La hechizó.
“Tu tiempo no ha  llegado.”
Entendió su mensaje.
…Pero si ese hombre la descubría…
Con seguridad que la destruiría.
A lo lejos lo contempló.
Ya mas sereno lo notó.
Alcanzó a verlo cuando levantó de su tumba un cuerpo que yacía en medio de sus propias llagas. Todo descuartizado.
Horrible espectáculo. Deprimente.
Era poco lo visible.
(Su visión que antes era nítida…Ahora le desfallecía, imágenes grotescas emergían…)
Su esqueleto al parecer estaba completo.
- (¡Lo hizo!)  …Pero no lo pude descubrir, no pude ver su accionar.  – Gritó en su mente y aquellas palabras las arrastró tal como lo hacía esa serpiente.
Estaba deprimida, sus fuerzas las estaban abandonando…
Se volvió a permear, no era prudente seguir allí.
(Recordó el legado que le traspasó…Esa cosa tan fea, gruesa y poderosa… “No es tu tiempo” repetía una y otra vez, como un disco rayado, su yo interior le seguía previniendo…)
¿Cuáles fuerzas oscuras utilizó…?
¿Qué magia empleó?
La serpiente lo encubrió.
Ahora era imprescindible salir con vida de allí.
…O quizás…La salvó.
Nunca podría saberlo.
Algo la prevenía…
(No habrá una segunda oportunidad. O te vas…O acá te quedarás…)
- …Cierto. Muy cierto. Ya me lo advirtió ese ser inmenso…Debo desaparecer…
Como el viento…Sin dejar huellas tras mi paso. – Se dijo así misma mientras huía lo mas rápido que podía.
Y ya cuando se sintió segura…Corrió.
No se detuvo.
Su vida era una sola…
¿Otro ataque…? ¡No!
Dos veces, sería su perdición…
Otro sería “su tiempo”
Pasó por un sitio, y vio una figura reflejada a través de unos cristales…
¡Se espantó!
- ¡Esa no puedo ser yo! ¡Qué horror!
¡No, no puedo ser yo misma, no!
…He envejecido demasiado…Estoy con mi rostro todo arrugado…Mi piel está ocre…
Debo huir. ¡Huir lo mas lejos posible! – Se dijo asustada.
Renqueando se desplazó. Exhausta. Agotada.
Su juventud se extinguió…No le era licito estar donde pretendía estar…Pero lo hizo.
Ahora tendría que cargar con esa anciana a su cuesta…Y ya no tenía fuerzas…
- Muy caro. Demasiado…Pero aún sigo con vida, poca…Ya me restableceré.












© Bernardo Enrique López Baltodano 2015




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