“¡…Y
estaba allí…A mí lado…!”
- …Entiendo que lo que te
voy a contar es “inverosímil” y muy digamos que… “Tétrico”
Pero es que en verdad eso
me pasó.
¡Ah y te pido que no me
interrumpas!
Puesto que luego te me
pones nervioso y comienzas a interrumpir…Y debes entender, que ¡pierdo el hilo de mi narración!
…Así que mi cumpa…Apreciado…Calla
ahora y cuando estés con ganas de intervenir…Por lo menos déjame que concluya
la idea. ¿Ok?
- Está bien. Arranca
pues.
- Bueno empiezo mi “experiencia”
de esta forma…
¿Te recuerdas la casa en
dónde vivía allá por los años…70?
- La que era de tu suegra…
- ¡Exacto! ¿Viste? Ya nos
estamos entendiendo.
- Ok. Ok.
- Y si te recuerdas…Quedaba
(O queda…No lo sé.) A las afueras de Maracaibo oeste.
¡Lejos bien lejos! De la
famosa: Curva de Molina.
Por allá bien escondido…
- Si…Dónde el viento se
devuelve. – Opinó “el cumpa” mientras se acomodaba mejor en su asiento. El
narrador lo observaba y esperó a que se acomodara mejor.
- ¿Ya?
- Ya. – Le dijo mientras
le hacia una seña con sus dedos en señal de que ya se encontraba en óptimas
condiciones y apertrechado para escuchar con el máximo de su atención.
- Bueno. Te recordarás
que esa casa tenía: 2 habitaciones. La principal daba al frente de la casa,
luego venía el otro cuartico…
- ¡Qué era el peor! –
Intervino de repente, mientras afirmaba y con gesto en su rostro remataba su
afirmación.
- ¿Te recuerdas?
- Claro, fue ese cuarto
el que me ofreciste cuando me tuve que quedar en tu casa.
Y recuerdo que me diste
una hamaca para dormir ¡y yo encantado!
Colgué la hamaca y me
dispuse a dormir.
¡¿Dormir…?!
Cuando ya me encontraba
casi en los brazos de amigo Morfeo…
¡Me jalaron tan duro la
hamaca! Qué temí caerme.
¡Me desperté asombrado!
Y te juro que vi una
figura alta, grande y gruesa, que para mí fue el que me hizo “esa gracia”
Mira todos los pelos de
mi cuerpo ¡se encresparon!
¡Mi corazón estuvo a
punto de salir por la boca! Y yo corrí y me recuerdo que te llegué temblando de
terror. ¡Eso fue espantoso!
Mira que me recuerdo
ahora, después que ya han pasado mas de… ¡20 años!
Y todavía siento ese
espanto…Como si fuese hoy mismo.
- ¿Y viste esa figura…?
- ¡Claro que la vi! Y es
mas. ¡Me impedía salir de ese cuarto! Y luché y luché como un loco.
Pero su fuerza era
espantosa…No pude vencerlo…
¡Te juro que estuve a
punto de hacerme…Líquido y sólido allí mismo!
…Y era que trataba como
un loco de salir y “esa cosa” que era mas frío que el hielo me lo impedía en
todo momento.
- …Pero nunca me habías
contado eso…
- Mira Juan… ¡El terror
siempre me impidió hablar sobre ese tema!
Y figúrate como fue eso
que han pasado mas de… ¿25 años?
Y es ahora que me siento “mas
o menos” en libertad de poder contarlo.
- …Bueno. En verdad que
esa casa era “de terror” de “muerte lenta” ¡esa casa debieron quemarla desde
sus cimientos!
Por lo visto ya te
recuerdas de la división interna de esa casa…
- Claro Juan…Uno entraba
a la sala, ¡qué era inmensa! De mas o menos unos 4 metros por unos diez de
largo. Y al final, quedaba una puerta que conducía a la cocina y a la derecha
estaba el único baño que poseía esa casa…
¡Que por cierto…Me bañé
una sola vez allí!
- ¿Y eso, por qué?
- Porque la única vez que
estuve allí…
¡No me dejaron ni
limpiarme bien!
¡Y te juro por lo mas
sagrado de mi vida que cuando me estaba limpiando…Una cosa me tocó!
- ¿Te tocó…Y cómo…?
- Me estaba limpiando…Y
de repente… ¡Me quitaron el papel sanitario! ¡Y me pasó algo carrasposo por
allí…! ¿Y sabes qué hice…?
- No.
- ¡Salí corriendo de
allí! Y llegué desnudo al patio de esa casa. Jadeaba como un loco. Estaba
cercano al paroxismo. No me pude contener. Y lo que me provocaba era correr,
brincar todas esas cercas y ¡salir volado de ese infierno!
- ¿Y qué fue lo que
hiciste…?
- …Me detuve ya que en la
casa del al lado, estaban reunidos en su patio… ¡Y me vieron desnudo!
…Mañana continuamos…
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