“Mi hijo
Cris, el mariachi”
Cuando él era un jovencito, le compraba toda clase de
instrumentos musicales tales como: Guitarra, Cuatro o maracas.
Confieso que siempre fracasaba, ya que ni él ni sus hermanitos
menores se interesaban por la música
-tal como pretendía que hiciesen-
Y nunca conté con qué lograr incentivarlos.
¡Pero la naturaleza acudió en mi ayuda y de una forma poco
ortodoxa, pero muy efectiva!
En cierta ocasión, él tomó la guitarra y en compañía de uno de
sus amiguitos la estaba “rasgando” y por esas cosas de la vida…
¡Pasó una linda princesita y le preguntó!
¿Tú tocas la guitarra? Y él avergonzado le dijo… “Poco”
¡Y fue allí cuando se dio cuenta que con ese instrumento
lograba que sus amiguitas se interesaran por él! ¡Santo remedio!
Y el chavalito comenzó a interesarse…
¡Qué bien! – Grité emocionado - ¡Al fin!
Comencé a apreciar que ya andaba con ese instrumento para
todas partes.
Emocionado me afirmaba: ¡Lo mío es el Rock Fuerte! – Y
extrañado le pregunté: ¿Y qué significa “eso”? – Puesto que yo esperaba que se
dedicara o a la música clásica o algún género normal… ¡Pero no!
El infante me afirmaba muy convencido: ¡Rock Duro!
Y hasta llegó a afirmarme que ¡esa es mi vida!
Contrariado, siempre trataba de “sacarle” esa idea de la
cabeza… ¡Vano esfuerzo!
Comenzó a tocar con bandas juveniles.
Se me vestía siempre de negro.
En otra ocasión comenzó a decirme que era fanático de esos
grupos que solamente se oyen zumbidos y rugidos…Que parecieran que estremecen
la tierra con esos sonidos tan bajos. Y que bailan “meneando su cabeza hacia
arriba y luego hacia abajo, con mucho frenesí” (¡Se les va a caer la cabezota!
Gritaba nervioso, pero él nada me respondía)
Ya me encontraba extenuado.
Y al parecer a las chicas… ¡Eso les agradaba!
¡Gracias a Dios, que no se me metió a la droga!
También que andaba detrás suyo, tratando de que ¡No! cayese en
ese oprobio.
Para ese entonces, él me aseguraba que esos cantantes ¡era el último grito de la moda!
¡Allí fue cuando pude “agarrarlo!
Y le pregunté: ¿Tú te crees que esos son “jovencitos”?
Y me respondió: ¡Si!
- Pues te equivocas. ¡Esos son mas viejos que tu propio padre!
– El jovencito se me quedó mirando y no encontró nada para rebatirme…Comenzó a
“gagear”
Dejé que asimilara muy bien sus argumentos.
Y le agregué: ¡Esos son “mas viejos que la gaita”! (Ese es un
dicho de Maracaibo)
Y el mas joven de “tus ídolos” me superan en edad. Entonces…
¿Cómo es que me dices que son “el último grito de la moda”? –
Sin saberme responder, prefirió huir.
Poco tiempo después, ya no le notaba “ese apego tan rotundo a
ese movimiento” y retornó muy lentamente hacia los ritmos mas suaves…Pero
siempre me insistía que “ese era su ritmo favorito”
Transcurrieron varios años y por razones de trabajo me mudaron
de Maracay a Punto Fijo, en donde debía radicarme.
Cris, mi hijo, ya era mucho mas sólido en su guitarrita. Y
adonde quiera que iba “arrastraba con su guitarrita”
Y alguien le invitó a que tocara en un grupo de Mariachi.
Él aceptó. Y me dijo:
¡Y me van a pagar, padre!
Y desde ese entonces, comenzó su carrera de artista. Tocando
su guitarra y seguía su carrera de Ingeniería.
En su transcurso se dio cuenta que con la trompeta…Le pagaban
mas.
¡Y arrancó con ese instrumento!
Todo el día…Y en ocasiones las noches -cuando no estaba “tocando”- se le
escuchaba a mas de diez cuadras.
¡Allí está Cris! – Decían con cierta desazón todos los vecinos
y sus amigos.
¡Hasta que logró dominarla!
E incluso volvió a Maracay para perfeccionarse y contó con la
ayuda de un maestro en ese instrumento.
Entonces era, que cuando fallaba el trompetista…Lo llamaban a
él. Y si fallaba otro instrumentista…Él lo suplía.
Hoy en día, mi hijo cambió su Ingeniería por la Licenciatura
en Música, mención: Trompeta.
Y hasta hace poco se fue a trabajar a: Coloncito -población del Táchira- y de allí lo contrataron para tocar en: Rio
Hacha -Colombia- allí está en este momento.
La razón que me esgrimió fue: Padre me van a pagar en: peso
colombiano (Actualmente está a 14 bolívares por peso) y me garantizan: 25.000
pesos.
Y me hace falta: Pagar la reparación de mi carro, pagar mis
tarjetas, deudas viejas pendientes…Y otras menudencias.
En cierta forma me dio mucho pesar, ya que es un excelente
hijo, muy buen hermano, y como esposo me garantiza su propia esposa, es muy
bueno. ¿Y cómo padre? ¡El mejor!
…Espero que logre su cometido. Y me angustia ya que lo tengo
demasiado lejos…En otro país.
…Pero ¿qué otra cosa puedo hacer…?
Considero que con mi apoyo,
le facilitará mejor su intención
de: ¡Pagar deudas!
Mi labor como su padre es orientarlo, ayudarlo, guiarle y
apoyarlo siempre.
¿Y qué otra cosa puede hacer un padre ante ese tipo de
decisión…?
Con nuestro nuevo trompetista: Cristóbal López B. de Venezuela.-
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