“¡…Y
estaba allí…A mí lado…!”
- ¿Te vieron desnudo…? …Pero…
¿Desnudo?
¿Y no te dio pena? ¡Hay
que ser bien…Bien…!
…Pero es que no has
medido las consecuencias de ese acto tuyo: ¿Desnudo?
¡Madre mía…Ni yo mismo lo
hago!
…Pero pensándomelo mejor…Ya
va…Ya va…
¡Ah ya me recuerdo! De verdad
que si que me estoy acordando…
¡Y es ahora que vengo
cayendo en cuenta…!
- ¿Qué te recuerdas?
- Que los vecinos me dijeron…
Je, je, je, je.
(En medio de su
confianza…Que les había extrañado mucho eso tuyo… “Un hombre tan serio como lo
es usted” Je, je, je, je.)
Tiempo después que tú
saliste corriendo ¡como “alma que se lleva el diablo”!
(¿…Pero en verdad que
andabas “en pelotas”? Je, je, je, je.)
- ¿Ah te contaron eso? (Y
deja ¡la burlita ya!)
- Si y se estaban riendo (¡Tuyo
por “exhibicionista! Y que te vieron las
nalguitas que brincaban ¡puf! ¡puf!) me narraron que te vieron como “¡si te hubieran espantado!”
Y por cierto me lo
preguntaron varias veces.
Y cosas de la vida…
¡Jamás habíamos tocado este tema! Así
que es hoy que se dilucida un misterio
-por lo menos para mí-
- …Y es que me
espantaron. Ahora vas a ver.
Cuando yo vi que toda esa
gente me “descubrieron” ¡me dio
muchísima pena!
(¡Qué pena! Me provocaba que me tragara la mismísima tierra.)
¿Pero…Qué otra cosa podía
hacer…?
…Como pude me controlé y
me volví…
Y allí había una sombra
oscura, (¡De verdad que era espantosa!) negra, opaca y hedionda a…Azufre…A peo
chino
¡No sé qué diantres era
eso!
Mira me quedé inmóvil.
Creo que hasta me oriné allí mismo
-menos mal que ninguno de ustedes estaba- El caso es que me fui pegado a la pared…
¡Pegado como te dije…Parecía
una estampilla…!
Hasta que pude llegar a
ese cuartico en donde solamente había dejado mi ropa…
Entré y rápidamente me
vestí.
¡Ni me preguntes cómo lo
hice!
Pero lo hice. Cuando me
recuerdo, ya estaba en mi carro. ¡Adentro! Lo prendí y me bajé corriendo y abrí
el portón ¡y salí como un loco!
Y fíjate que ni siquiera
me bajé a cerrar el portón. ¡Es que estaba lívido! ¡No tenía color!
- Si, me recuerdo que
cuando llegamos nos encontramos con la casa abierta de par en par, y todo en
silencio.
- ¿Te recuerdas…? Yo volví horas después y no me quise bajar.
Te pedí que me acompañaras a ese cuarto tenebroso y lóbrego.
- Si y después insististe
en colgar tu hamaca encima de nuestra cama. ¡En mi cuarto, donde dormía con mi
esposa!
- ¡Y fue la única forma
de poder dormir en esa casa! Mira esos fueron unos días tétricos para mí. Jamás
en mi vida me habían sometido a algo parecido. – Juan lo observaba y reía a
carcajadas por las ocurrencias de su compadre. A la final ambos se contagiaron
y disfrutaron de esos momentos pasados.
Pasaron unos minutos y
volvieron a su calma.
Ricky aprovechó para
estirar sus piernas mientras su amigo de muchos años se levantó a preparar dos
tazas de café.
Y como estaban en el
apartamento de Ricky, este lo fue guiando en donde se encontraba todo lo
referente a preparar ese tipo de bebida y luego se sentó a esperar.
Y una vez elaborado y
servido, tomaron su cafecito cada uno y unas galleticas.
Limpiaron todo lo que
habían ensuciado y se sentaron nuevamente.
- ¡Bueno ahora si…Cumpa
no me interrumpas!
- No te preocupes que ni
siquiera voy a respirar.
- Ok. Ok. Volviéndonos a
“esa misma casa” y un poco después que te fuiste; me pasó algo extraordinario.
Imagínate que ni siquiera me he detenido a “analizar nada” simplemente los años
han transcurrido ¡y ya!- Notó que su
oyente estaba muy incómodo así que por señas le preguntó que qué le pasaba y le
respondió algo irritado…
- Aja ¿y entonces?
- ¡Me dijiste que ni
siquiera ibas a respirar!
- Es que das muchas
vueltas…
- Para no dejar ni un
solo intersticio en esta historia y para evitar que luego me esté diciendo “no
entendí nada” ¿ok?
- Ok.
- Quédate calladito, que
con la bocota cerrada te ves “mejorcito”
El caso es que esto
sucedió en una buena noche…Creo que era: ¡viernes!
Y esa noche
“precisamente” me había quedado solo. No me recuerdo qué estaba haciendo mi
esposa. ¡Bueno no importa!
…Si ahora que me
recuerdo… ¡Se había quedado en casa de una de sus hermanas…Por el asunto de una
que estaba enferma!
Me insistió mucho en que
me quedara con ella, pero yo ¡tozudo
como siempre!
Le insistí en ir a dormir
en la casa…Por esa tontería de: “Cuidar la casa” por si acaso un robo…
¡Algo parecido a eso!
Y me fui a “esa casa” y
ya eran mas de las diez de la noche.
Estacione mi carro y
cerré todo.
Ni siquiera fui al baño.
Me recluí en mi cuarto -que entre
paréntesis…Era el único sitio “imparcial”-
(Eso me creí…Hasta que me pasó lo
que te voy a narrar…Quédate quieto que para allá voy…No me empujes que yo me
caigo solo.)
En verdad llegué muy
agotado. Con decirte que me tiré a la cama…Con pantalón y mi camisa puestos. ¡Y
me quedé: Rendido!
…Y… - En ese preciso instante su cumpa levantó la
mano pidiéndole tiempo, Juan interrumpió su hablar y esperó a que este le
dijese ¿qué le pasaba?
- ¿Qué pasó?
- Perdóname…Pero debo ir
al baño. Es preciso que lo haga. ¡Si no me hago aquí mismo!
(Y no quiero, porque
después tengo que lavar yo mismo ese desastre.)
- Bueno, bueno no es para
tanto…
Vaya usted señor Ricardo
a descargar su vejiga urinaria…
- Es que no me aguanto
mas. Permiso.
…Mañana…El misterioso…
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