"Y allí estaba...A mi lado!" II parte





“¡…Y estaba allí…A mí lado…!”

- ¿Te vieron desnudo…? …Pero… ¿Desnudo?
¿Y no te dio pena? ¡Hay que ser bien…Bien…!
…Pero es que no has medido las consecuencias de ese acto tuyo: ¿Desnudo?
¡Madre mía…Ni yo mismo lo hago!
…Pero pensándomelo mejor…Ya va…Ya va…
¡Ah ya me recuerdo! De verdad que si que me estoy acordando…
¡Y es ahora que vengo cayendo en cuenta…!
- ¿Qué te recuerdas?
- Que los vecinos me dijeron… Je, je, je, je.
(En medio de su confianza…Que les había extrañado mucho eso tuyo… “Un hombre tan serio como lo es usted” Je, je, je, je.)
Tiempo después que tú saliste corriendo ¡como “alma que se lleva el diablo”!
(¿…Pero en verdad que andabas “en pelotas”? Je, je, je, je.)
- ¿Ah te contaron eso? (Y deja ¡la burlita ya!)
- Si y se estaban riendo (¡Tuyo por “exhibicionista!  Y que te vieron las nalguitas que brincaban ¡puf! ¡puf!) me narraron que te vieron  como   “¡si te hubieran espantado!”
Y por cierto me lo preguntaron varias veces.
Y cosas de la vida… ¡Jamás habíamos tocado este tema!  Así que es hoy que se dilucida un misterio  -por lo menos para mí-
- …Y es que me espantaron. Ahora vas a ver.
Cuando yo vi que toda esa gente me “descubrieron”  ¡me dio muchísima pena!
(¡Qué pena!  Me provocaba que me tragara la mismísima tierra.)
¿Pero…Qué otra cosa podía hacer…?
…Como pude me controlé y me volví…
Y allí había una sombra oscura, (¡De verdad que era espantosa!) negra, opaca y hedionda a…Azufre…A peo chino
¡No sé qué diantres era eso!
Mira me quedé inmóvil. Creo que hasta me oriné allí mismo   -menos mal que ninguno de ustedes estaba-  El caso es que me fui pegado a la pared…
¡Pegado como te dije…Parecía una estampilla…!
Hasta que pude llegar a ese cuartico en donde solamente había dejado mi ropa…
Entré y rápidamente me vestí.
¡Ni me preguntes cómo lo hice!
Pero lo hice. Cuando me recuerdo, ya estaba en mi carro. ¡Adentro! Lo prendí y me bajé corriendo y abrí el portón  ¡y salí como un loco!
Y fíjate que ni siquiera me bajé a cerrar el portón. ¡Es que estaba lívido! ¡No tenía color!
- Si, me recuerdo que cuando llegamos nos encontramos con la casa abierta de par en par, y todo en silencio.
- ¿Te recuerdas…?  Yo volví horas después y no me quise bajar. Te pedí que me acompañaras a ese cuarto tenebroso y lóbrego.
- Si y después insististe en colgar tu hamaca encima de nuestra cama. ¡En mi cuarto, donde dormía con mi esposa!
- ¡Y fue la única forma de poder dormir en esa casa! Mira esos fueron unos días tétricos para mí. Jamás en mi vida me habían sometido a algo parecido. – Juan lo observaba y reía a carcajadas por las ocurrencias de su compadre. A la final ambos se contagiaron y disfrutaron de esos momentos pasados.
Pasaron unos minutos y volvieron a su calma.
Ricky aprovechó para estirar sus piernas mientras su amigo de muchos años se levantó a preparar dos tazas de café.
Y como estaban en el apartamento de Ricky, este lo fue guiando en donde se encontraba todo lo referente a preparar ese tipo de bebida y luego se sentó a esperar.
Y una vez elaborado y servido, tomaron su cafecito cada uno y unas galleticas.
Limpiaron todo lo que habían ensuciado y se sentaron nuevamente.
- ¡Bueno ahora si…Cumpa no me interrumpas!
- No te preocupes que ni siquiera voy a respirar.
- Ok. Ok. Volviéndonos a “esa misma casa” y un poco después que te fuiste; me pasó algo extraordinario. Imagínate que ni siquiera me he detenido a “analizar nada” simplemente los años han transcurrido  ¡y ya!- Notó que su oyente estaba muy incómodo así que por señas le preguntó que qué le pasaba y le respondió algo irritado…
- Aja ¿y entonces?
- ¡Me dijiste que ni siquiera ibas a respirar!
- Es que das muchas vueltas…
- Para no dejar ni un solo intersticio en esta historia y para evitar que luego me esté diciendo “no entendí nada” ¿ok?
- Ok.
- Quédate calladito, que con la bocota cerrada te ves “mejorcito”
El caso es que esto sucedió en una buena noche…Creo que era: ¡viernes!
Y esa noche “precisamente” me había quedado solo. No me recuerdo qué estaba haciendo mi esposa. ¡Bueno no importa!
…Si ahora que me recuerdo… ¡Se había quedado en casa de una de sus hermanas…Por el asunto de una que estaba enferma!
Me insistió mucho en que me quedara con ella, pero yo  ¡tozudo como siempre! 
Le insistí en ir a dormir en la casa…Por esa tontería de: “Cuidar la casa” por si acaso un robo…
¡Algo parecido a eso!
Y me fui a “esa casa” y ya eran mas de las diez de la noche.
Estacione mi carro y cerré todo.
Ni siquiera fui al baño. Me recluí en mi cuarto  -que entre paréntesis…Era el único sitio “imparcial”-  (Eso me creí…Hasta que  me pasó lo que te voy a narrar…Quédate quieto que para allá voy…No me empujes que yo me caigo solo.)
En verdad llegué muy agotado. Con decirte que me tiré a la cama…Con pantalón y mi camisa puestos. ¡Y me quedé: Rendido!
…Y… -  En ese preciso instante su cumpa levantó la mano pidiéndole tiempo, Juan interrumpió su hablar y esperó a que este le dijese ¿qué le pasaba?
- ¿Qué pasó?
- Perdóname…Pero debo ir al baño. Es preciso que lo haga. ¡Si no me hago aquí mismo!
(Y no quiero, porque después tengo que lavar yo mismo ese desastre.)
- Bueno, bueno no es para tanto…
Vaya usted señor Ricardo a descargar su vejiga urinaria…
- Es que no me aguanto mas. Permiso.



…Mañana…El misterioso…

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