“¡…Y
estaba allí…A mí lado…!”
- Concedido. – Juan
esperó pacientemente a que su compa hiciese lo que su cuerpo le estaba
requiriendo. Pasaron varios minutos.
(¡No es fácil! ¡Este tipo
me saca la ma…! Pero… ¿Qué mas me toca…Ah…?) Pensó muy molesto mientras sus
dedos marchaban pomposamente sobre la mesa y su pierna izquierda titiritaba con
fervor…Señal de mucha indignación.
Al poco tiempo, escuchó
el ruido del sanitario y pensó…
(No es fácil este
compadrito…Tiene unos “antojitos” Ya como que viene en camino…) Y continuó en
su espera.
- Gracias mi
compadre…Pensé que ya me estaba haciendo en la misma silla…
- …Pero… ¿Pudiste llegar
a tiempo? Je, je, je.
- Casi.
- ¿Casi?
- Bueno casi que no hago
una de las mías.
Pero bueno, ya pasó.
Adelante con tu trepidante y muy afanoso relato tuyo…
Me encantaría saber ¿qué
carajo te pasó con “el muerto” ese? Que
espero que me lo digas.
- ¿Quedamos en que ya
estaba acostado…?
- Y que ya estabas
roncando cuando… - Concluyó Ricard mientras lo observaba.
- Cuando en un momento
equis, yo cambié de posición y… ¡Sentí un bulto grande acostado a mi lado! ¿Y
esta vaina qué es…? Me pregunté en medio de mi sueño. Y fue cuando me recordé
que ¡estaba solo!
Que mi mujer no dormía
conmigo.
…Y lentamente me fui volviendo
en mí…
(¿No recuerdas que estaba
dormido…? ¡Cónchale la verdad es que tú! Y luego te molestas porque hago mucha
descripción… ¿Entonces qué debo hacer? ¡Cállate!)
Bueno, bueno el caso es
que ¡se me hizo la luz! Yo estaba solo -al menos eso recordé-
Y fue cuando comencé a
temblar ¡mi hermano!
Medio abrí uno de mis
ojos…
(¡Cualquiera chico! No
seas necio.)
¡…Y lo pude ver! Era una
figura mucho mas grande y monumental que yo mismo (¡No estoy diciendo ¡mas gordo! Dije:
“Monumental” ¿Ok?)
El caso era que allí
esta… ¡A mi lado!
…Mira me espeluqué
todo…Mis sienes me comenzaron a arder.
¡Si chico “a arder”! – En
eso el compadre le hizo señas de que si también se había revisado debajo de sus
interiores, pero el parlante obvió esa indicación y en respuesta le espetó lo
siguiente…
- ¿Me vas a dejar
terminar mi relato?
- Bueno tan solo quise
saber si…Si…
- ¿Si: Qué?
- Bueno si no estabas
“mojadito” por allí…
- Ah graciosito el
carajito… ¿Puedo seguir o no te interesa, ah?
- Ja, ja, ja, ja… ¡Claro
que me interesa!
Solo que picaste mi
curiosidad…
Y como tú eres muy
gráfico…
Pensé que me estabas
saltando la historia…
- Me pasó algo parecido a
lo que te pasó con “esa sombra oscura” que te hizo ¡salir desnuo!
¡Pero ya me harte! ¡Ya no
te voy a seguir narrando nada…Pura burlita de tu parte! – El oyente hizo gesto
de preocupación y le rogó que no se detuviera y que se iba a portar bien.
- Tienes razón. No te
interrumpiré mas. Y voy a obviar si te mojaste el interior o no.
Pero sigue, dale que no
te volveré a interrumpir. – Se miraron mutuamente, uno no aguantaba su risita y
el otro…Esperando a que le pasara ese ataque de risa momentánea.
- El caso es que ya seremos
ambos - continuó así…
- ¡Al comprobar que
alguien mas estaba durmiendo a mí lado y en mi propia cama!
Me voltee hacia ese ser…Y
lo toqué…
Hasta le pregunté:
“¿Quién eres tú…?”
- ¿Le preguntaste…Y no te
dio miedo…?
- Estaba al paroxismo,
pero es que debía hacerlo. Lo toqué…Era sólido. Porque en mi mente se me
ocurrió que de repente era una suposición mía. ¡Pero no, allí estaba!
Y por el tamaño del
cuerpo y lo voluminoso.
Asumí que era un hombre.
- ¿Un hombre en tu
cama…Durmiendo contigo…? …Muy
sospechoso…Compa, no me digas a estas alturas que te me estás “saliendo del
closet…” ¿Cierto? – El narrador detuvo su narración y se le quedó mirando muy
seriamente…Y le espetó…
- ¿Ya terminaste con “tu
vacilón?
- Discúlpeme ¡pero es que yo no permito que un hombre se
me acueste con mi cumpa!
¡Esa vaina no se la
permito a nadie! ¡No señor!
- ¿Ya terminaste con “tu
mamadera de gallo”?
- Ya. Ya se me
pasaron ¡mis cinco segundos…de…de…desvíos!
¡Dale que no voy ni a
respirar…Te lo juro!
- …Ya está bueno…Ya está
bueno.
- ¡Ni una sola
interrupción mas! ¡Lo juro!
- El caso es que ya se me
acabó mi fiebre por echarte mis cuentecitos.
- ¿Entonces qué…? ¿Ahora
me va a tocarme a mí, pedirte todas las disculpas del mundo o a “jalarte…Las
gónadas”? ¿Qué prefieres, ah?
- Es que con “tus
burlitas o el ¡ya vengo!” me tienes
¡hasta el cogote!
Así que si me vuelves a
interrumpir con alguna cosita ¡así de
pequeña y zas se acabó la ronda de cuentos! ¿Ok?
- ¡Dale papito…Qué ni
respirar voy a hacer!
¡Te lo juro!
- …Bueno. Yo toqué ese
cuerpo extraño y me pareció en ese instante que estaba “Frío”- Y el oyente hizo sus gesto de mucha preocupación y pensó
para sí mismo -claro que no le dijo sus
pensamientos- y fueron estos sus pensamientos…
(¡Uyyy! ¿y se lo tocó? Digo…
¡Esa “cosa”!
¡Huácale…Qué
desagradable! -digo yo-)
El cuentista notó el
cambio tan repentino, y se imaginó lo peor…Pero prefirió seguir como si nada
estaba pasando…
- …Y eso me hizo pensar:
¡Zape…Este es un muerto! Así que como pude me fui saliendo de esa cama, que
además estaba muy friolenta.
Y cuando me hube medio
erguido…Volví a ver y… ¡Eran dos los cuerpos!
Y me tenían al borde mi propia cama. ¡Chanfles! -me dije-
¡Son dos! ¿Dos contra mí
solito?
- ¿…Y entonces mi
compadrito…?
- ¿No dijiste que “ni
ibas a respirar mas”? (La mera verdad… ¡Es que estás pasadito de fastidioso!)
- Perdón pues. (Por la
mirada de “este loco”…Creo que me está “leyendo mi pensera” Mejor me calló…)
- Allí seguían. ¡Y eran
dos! ¡Dos muertos!
Ninguno se volvió a verme
(¡Menos mal! ¿Por qué si no…?) Y lo mas sigiloso posible…
Fui saliendo de ese
cuarto. Cerré cuidadosamente esa puerta, pues temía que si hacía algún ruido se
me fueran a despertar “esos dos”
Busqué entre los bolsillos
de mi pantalón las llaves tanto de la casa como de mi carro.
¡Y nos las encontré en
ninguno de mis bolsillos! ¿Así que mas podía hacer? ¡Era preciso regresar!
…Y mira que lo pensé como
un millón de veces…
¿Y no me quedó mas qué? ¡…Regresarme…!
- ¡Ayyy mi compadrito…Es
que yo me hago allí mismo! (¡Este hombre me va a matar de un infarto masivo!)
¡Lo juro! Yo no me regreso… ¡Ni loco!
- ¿Y cómo iba a salir,
ah? Al entrar yo cerré la puerta con llave y coloco las llaves sobre la mesita
de noche. Eso hago siempre.
- ¡Qué valiente eres tú!
- Mira…No me quedó mas
remedio.
¡Y me armé de valor y
regresé!
…Pasito a
pasito…Lentamente…Estiraba cada una de mis piernas procurando no producir
ningún tipo de ruido…
¡Y tropiezo con mis
zapatos!
¡Y es que ahí mismo “caigo
en cuenta” de que no tenía mis zapatos puestos!
- ¿No me vengas con el
cuentecito de que allí mismo te sentaste a ponerte “tus zapatitos”?
- No. ¡Espérate nada mas!
(¡Te pasas de fastidioso! ¿No te lo han dicho ya?)
Recogí los dos zapatos, junto con mis medias y
continué…Lo mas sigiloso posible.
Y comienzo a tantear…Y a
tantear…
- ¿Y?
- ¿Y qué?
- ¿Qué si conseguiste tus
llaves, si o no…?
- Pues claro que si, pero
que me costó. No me había dado cuenta, pero no estaban en el mismo sitio. ¡Eso
fue todo!
El caso es que ya con las
llaves en mi poder y junto a mis zapatos, me devuelvo…Poco a poco…Y en eso oigo
un ruido muy extraño…
- ¡Ayyy mamacita
linda…Voy a tener que ir al baño rápidamente…Porque si no me hago aquí mismo!
- ¡Pues te aguantas!
Escúchame: ¡Un ruido muy extraño! …Y
pongo mi atención…
- ¿Y los muertos, qué?
- Seguían acostados.
Dormidos.
Y me pongo a poner
atención… ¡Suich!
¿Y esa vaina que será
ahora…? -Me pregunté en medio de todo
eso- Y después…Silencio.
No se movía ¡ni una sola hoja!
Y el viento se detiene. Y
comencé a escuchar mi propio jadeo… ¡Tum-Tum-Tum!
…Y me digo: ¡Esta vaina no
es normal!
No escuché ningún sonido
mas.
…Me sentía en
zozobra…Todo era penumbra…
- ¡Qué me hago aquí
mismo! – Insistió el hombre agarrándose su panza.
- ¡Ya va, te quedas
quieto! Que ya estoy por terminar… - Se encontraba ya irritado por las
constantes interrupciones.
- Y si no terminas tú…
¡Lo hago yo!
- ¡Bueno chico el caso es
que me tocó salir de allí como “alma en pena”!
¡Y ya! ¡Ya me hartaste!
¡Y colorín colorao este
cuento se ha terminao!
- No ya va. Así no puede
terminar.
¡¡¡¡Uyyy qué carácter!!!!
¿Saliste o no?
¿Y los muertos, qué pasó
con ellos?
- ¡Qué ya me voy para que
te “entierres” en tu sanitario! ¡Adiós carajo! – Y salió hecho una furia.
Su compadre no le quedó
mas remedio que salir tras suyo, pero a la postre, ya se encontraba en su carro
¡y partiendo como un loco!
Entonces el compadre,
rascándose su cabeza se dijo a sí mismo…
- Ahora me quedan las
dudas.
¿Qué habrá pasado?
¿Logró salir a salvo de
eso?
¿Y los muertos…Qué pasó
con ellos…?
…Y para colmo…Ya se me
acabó la gana de ir al guate… ¡¿Y ahora qué hago?!
…Tan bueno que iba…Muy
emocionante…
¡Este compadrito es de
muy malas pulgas!
- Fin -
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