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“La unión ante la
adversidad”
- No te preocupes,
nosotras no te vamos a dejar solito. – Stefanny le hablaba a su primito
Cristian al verlo llorando porque sus padres se habían ido y lo dejaron allí en
casa de su abuela materna.
Cristian estaba
inconsolable, insistía en seguir en su lloradera.
El niño de apenas tres
añitos, no aceptaba que su hermana mayor en unión de sus progenitores lo
dejaran allí.
Aunque sus papas salieron
a hacer unas compras y creyendo que estaba dormido…
Se habían ido.
- ¿…Por qué lloras
bebecito…? – En esta ocasión era Isabella (La hermanita menor de Stefanny)
quién con apenas un añito mayor que su primito, al verlo en ese estado, se
contagió y estaba al igual que él…Llorando.
- ¡Nosotras te queremos! –
Y volviéndose a su madre Cristina le preguntó- ¿Verdad mami que nosotras no lo
vamos a dejar solito…? – La joven madre al verle en el estado en que se
encontraba el crio…También rompió a llorar, pero haciéndose la valiente
respaldaba a sus dos hijas, y trató de minimizar todo.
- ¿Qué te pasa gordito…?
¿Por qué estás llorando?
¿No ves que me has hecho
llorar a mí también? – Pero el bebito estaba inconsolable.
Su hijita menor
(Isabella) se le acercó y lo abrazó con toda su ternura y le susurró al oído…
- Ya. Ya. Bebito lindo.
¡Aquí estamos nosotras y no te vamos a dejar solito!
- ¡Mi papi me abandonó! –
Gritó el niñito en medio de sus sollozos.
- Tú papito salió a hacer
unas diligencias.
¿No ves que no te dejó
solito? – Le decía Isa en medio de su lloriqueo.
Sus lágrimas ya eran mas
abundantes que las de su primito. Stefanny los miraba con sus ojitos llenos de
muchas lágrimas y le dijo a su madre a manera de protesta…
- ¡Mami…! ¿Por qué mi tío
Cris lo abandonó?
- Mi hermano no lo ha
abandonado nunca.
Él salió a comprar unas
cositas…
Además estamos nosotras
acá mismo acompañándolo. ¿Verdad gordito? – Pero el crío no aceptaba esa versión
y seguía berreando con toda su pasión.
Y por mas que la tía lo
intentaba abrazar y besar, este se resistía y apenas aceptaba a su primita Isa.
- ¡Pobrecillo! – Dijo en
un largo suspiro Isa, mientras sus lagrimones ya estaban haciendo un pequeño
charco de lágrimas en sus pies.
- ¡Ven acá mi muchachito!
– Le volvió a insistir la tía, pero se tuvo que contentar al ver como su hijita
menor abrazaba con fuerza a su primito.
La diferencia de edades
era de apenas un año mayor ella y ya poseía ese sentimiento tan innato de toda
niña…La de madre.
Cristina con los ojos
enrojecidos de tanto llorar, se maravilló al comprobarse a sí misma ese amor
tan grande que le demostraba sin ningún tipo de recato.
Sus hijas le estaban
dando una gran lección: La unidad entre ellos.
Y es que en toda familia,
el amor debe ser el mas grande sentimiento que sirva de unión y de soporte.
Estaba maravillada al
comprobar esa lección tan grande y majestuosa…Y hasta llegó a pensar cuando
ella misma era una niña y andaba con su hermano mayor a todas partes.
…Pero al ver a esos
pequeñines quienes ahora eran tres los que se abrazaban sin ningún tipo de
pudor.
Se unían en la desolación,
ese sentimiento que ese pequeñín sintió al verse solo…Pero no lo estaba. Allí
permanecieron abrazaditos los tres…Isabella junto a su hermanita mayor Stefanny
y él pequeño Cristian. Los tres primitos.
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