"Ando solo" - Nuevo relato.



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“Ando sólo”




Tomás al igual que María, son hijos de un matrimonio de clase media baja. Todos viven en una casa de dos habitaciones, una pequeña sala, minúscula cocina, un baño en el que difícilmente pueden estar dos personas al mismo tiempo.
Por puertas en cada cuarto, había una tenue sábana que cumplía en poco su finalidad.
Constantemente hacían reuniones cuyo invitado especial era el licor. Generalmente finalizaban en alguna hora de la madrugada, generalmente antes de la salida del sol.
Y constantemente la señora de la casa, yacía tirada, en una silla o en la salita, ¡en cualquier parte! Al igual que su marido, dejando a los críos a merced de la noche.
Generalmente los hombres que bebían con la pareja, esperaban a que estos estuviesen ebrios y entonces aprovechaban para ingresar al cuarto de los menores a los cuales los sometían a sus mundanos placeres. Hacían grandes orgías tanto con los hijos como con la señora. Y luego salían de allí al despuntar el día.
Ya estas prácticas se estaban haciendo muy frecuentes.
El señor de la casa, no lo quería reconocer, pero él también era violado   -aunque nunca lo reconoció-  lo cierto era que amanecía con los pantalones y su interior a la rodilla, pero era tanta su rasca, que solo lo que hacía era reírse.
Uno de los tantos “amigotes” le hizo creer que para que ganara dinero, pues vendiera la cerveza   -y así de esa forma, tendrían un ingreso fijo-  que por estar desempleado, pues les “caería de maravilla”
¡Santo remedio! Oficializaron sus rumbas y le colocaron precio a cada cerveza servida.
Otro de los amigos, le susurró “al jefe de la casa” que ya que tenía su esposa   -que era muy atenta-  pues que se dispusiera a servirles a sus “clientes” en compañía de su hija   -que ya era “una señorita”-
Todas esas “buenas ideas” fueron acatadas con premura, pues las consideraba “excelentes”
Y tú  -le susurró al dueño de la casa-  te encargarás de llevar las cuentas y de pasarle la factura a cada uno que pida; y por supuesto el hijo: Tomás era el “encargado” de recoger las botellas y de limpiar las mesas.
¡Listo! El negocio está hecho. Pero había un problema: ¿De dónde sacaría el dinero necesario para comprar las cajas de cerveza?
¡Yo te lo presto! Pero eso sí: ¡me lo pagas completito!
- ¡Ok! – Celebró “el nuevo comerciante”
El caso es que arrancaron en su faena un día: lunes.
Y por supuesto, el primero en caer bajo los efectos alcohólicos era él y le seguía su esposa. A la hija los hombres le brindaban cervezas y como no estaba acostumbrada, pues caía rápidamente.
Tomás quedaba prácticamente en minusvalía. Y poca resistencia ponía, pues caía bajo el “influjo” del dinero que le ofrecían.
En poco tiempo, los mismos “amigos” que le propusieron “ese negocio” se repartían entre ellos.
La escasa moral que este grupo familiar tenía, fue decayendo mas y mas, hasta transformarse “en una forma de administrar ese negocio”
Pronto ingresaron “los avispaos” y trajeron droga. Cerveza y droga son una molotov demasiado peligrosa.
Tomás cayó en la droga. Era ya alcohólico, homosexual y sin ningún tipo de amor a su persona por los que complejos se multiplicaban.
Una buena madrugada   -y andando con sus amigotes-  se drogaron hasta el paroxismo. El joven partió de su casa sin rumbo fijo.
Su familia detectó su ausencia a los dos días. Pues vivían o drogados o borrachos. No comían. Dormían, pero bajo los efectos de las drogas o del licor.
¡Ya aparecerá, seguro que volverá! ¿Pues adónde podría vivir? – Se decían entre ellos, y con su respuesta se contentaban. ¡Ya volverá!
Tomás al salir de su residencia, no llevaba rumbo fijo. Caminaba sin coherencia. Trastabillaba y constantemente se caía.
Sudoroso, todos sus achaques se le multiplicaron. Se volvió loco y comenzó a enfrentársele a los carros, los choferes lo esquivaban.
Por cosas de la vida, llegó a una autopista en donde se permitía a los carros andar a toda la velocidad posible.
Tomás buscó la muerte afanosamente; ¡hasta que la encontró!
Sus restos quedaron esparcidos, provocando con su acción que no solamente fuera uno de los carros, sino varios, que no tuvieron la suerte de apartarse de ese suicida que con ferocidad buscaba su fin.
No consiguieron ningún tipo de identificación, por lo que no pudieron informar a nadie.
Esparcidos quedaron sus restos. Nadie se preocupó por recogerlos y darles “cristiana sepultura” y los involucrados, pues se dieron a la fuga. Nadie sirvió de testigo. ¿Y cómo? ¡Es que nadie vio nada! Todos se lavaron sus manos.
Volviendo a su residencia: “El negocio” siguió funcionando, pero cosa curiosa: ¡Daba pérdidas! (El dueño al caer ebrio; “sus amigos” le robaban su dinero.)
Pronto los acreedores exigieron su pago.
El “jefe” nuevamente se acobardó. Puso a su mujer como fiadora:
- ¡Qué pague ella, que bastante lo disfrutó! – Y sus “amigotes” le pusieron una condición: ¡Madre e hija también!
- ¡Aceptado! – Y allí concluyeron “esas grandes celebraciones” el hombre no pudo ver como se llevaban a “su mujer e hija” ya que estaba drogado. ¡No deseaba enterarse de nada!
Al poco tiempo, ¡perdió su residencia!
Nunca tenía para pagar. Prefería seguir pidiendo prestado, pero ya nadie le prestaba y su presencia indignaba.
Al poco tiempo, ¡perdió su residencia!
Lo echaron como un perro. Como un sarnoso lo expulsaban.
Viejo, gordo, borracho, drogadicto, homosexual y sinvergüenza, (Y un largo etcétera.)a la calle lo sacaron.
Pocos lo toleraban. Muchos le echaban los perros, indignación provocaba. Su mundo se convirtió en un inmundo.

"Y allí estabas"


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“Y allí estabas…”



…Y allí estabas…Como mi sol de medianoche,
Como mi faro de rutilante luz,
indicándome mi pasar mientras con tu sonrisa fresca tranquilizabas mi andar…
…Cuando en tu ausencia, te sentía
seguro estaba de que vendrías,
¡oh cuánta emoción me embargaba!
no sabría decir cómo, pero algo en mí
así me lo clamaba.
Y era cuando mas clamoroso mi horizonte
me indicaba,
el “vivir” tu fragancia tan sutil y delicado
me extasiaba, mis sentidos se inundaban
¡vida! cobraba mi existir
Alas brotaban y comenzaba a danzar en el aire
círculos y toda clase de artes dibujaba
en el porvenir…
Y mas allá adónde nadie alcanzar podrá.
Cuando en tus suspiros brotaban
nueva ilusión emergía,
me albergaban, me embebían
sólo en ti,  existencia tenía.
¿Qué sería de mí…Si no estás tú…?
Dilema sin igual.
Que me niego a investigar,
esa opción la he de negar.
Es que contigo  -aunque a mi lado no estés-
Acarician, me acicala y si  me hace
concebir algo en que tú no estés…
Sentido pierdo, me obnubilo y me enciego.
¡Soportar esta aberración me irrita!
 ¡Qué existir puede haber, si no estás conmigo!
¡No…No puede ser!
Eres mi esencia, mi respirar,
mi pasado, mi presente y mi futuro
todos conjugado en un solo ser:

¡Tú!

HOY PUBLICO SU FIN: "Y estaba allí...A mi lado!"








“¡…Y estaba allí…A mí lado…!”




- Concedido. – Juan esperó pacientemente a que su compa hiciese lo que su cuerpo le estaba requiriendo. Pasaron varios minutos.
(¡No es fácil! ¡Este tipo me saca la ma…! Pero… ¿Qué mas me toca…Ah…?) Pensó muy molesto mientras sus dedos marchaban pomposamente sobre la mesa y su pierna izquierda titiritaba con fervor…Señal de mucha indignación.
Al poco tiempo, escuchó el ruido del sanitario y pensó…
(No es fácil este compadrito…Tiene unos “antojitos” Ya como que viene en camino…) Y continuó en su espera.
- Gracias mi compadre…Pensé que ya me estaba haciendo en la misma silla…
- …Pero… ¿Pudiste llegar a tiempo? Je, je, je.
- Casi.
- ¿Casi?
- Bueno casi que no hago una de las mías.
Pero bueno, ya pasó. Adelante con tu trepidante y muy afanoso relato tuyo…
Me encantaría saber ¿qué carajo te pasó con “el muerto” ese?  Que espero que me lo digas.
- ¿Quedamos en que ya estaba acostado…?
- Y que ya estabas roncando cuando… - Concluyó Ricard  mientras lo observaba.
- Cuando en un momento equis, yo cambié de posición y… ¡Sentí un bulto grande acostado a mi lado! ¿Y esta vaina qué es…? Me pregunté en medio de mi sueño. Y fue cuando me recordé que  ¡estaba solo!
Que mi mujer no dormía conmigo.
…Y lentamente me fui volviendo en mí…
(¿No recuerdas que estaba dormido…? ¡Cónchale la verdad es que tú! Y luego te molestas porque hago mucha descripción… ¿Entonces qué debo hacer? ¡Cállate!)
Bueno, bueno el caso es que  ¡se me hizo la luz!   Yo estaba solo   -al menos eso recordé-
Y fue cuando comencé a temblar  ¡mi hermano!
Medio abrí uno de mis ojos…
(¡Cualquiera chico! No seas necio.)
¡…Y lo pude ver! Era una figura mucho mas grande y monumental que yo mismo  (¡No estoy diciendo ¡mas gordo! Dije: “Monumental” ¿Ok?)
El caso era que allí esta… ¡A mi lado!
…Mira me espeluqué todo…Mis sienes me comenzaron a arder.
¡Si chico “a arder”! – En eso el compadre le hizo señas de que si también se había revisado debajo de sus interiores, pero el parlante obvió esa indicación y en respuesta le espetó lo siguiente…
- ¿Me vas a dejar terminar mi relato?
- Bueno tan solo quise saber si…Si…
- ¿Si: Qué?
- Bueno si no estabas “mojadito” por allí…
- Ah graciosito el carajito… ¿Puedo seguir o no te interesa, ah?
- Ja, ja, ja, ja… ¡Claro que me interesa!
Solo que picaste mi curiosidad…
Y como tú eres muy gráfico…
Pensé que me estabas saltando la historia…
- Me pasó algo parecido a lo que te pasó con “esa sombra oscura” que te hizo ¡salir desnuo!
¡Pero ya me harte! ¡Ya no te voy a seguir narrando nada…Pura burlita de tu parte! – El oyente hizo gesto de preocupación y le rogó que no se detuviera y que se iba a portar bien.
- Tienes razón. No te interrumpiré mas. Y voy a obviar si te mojaste el interior o no.
Pero sigue, dale que no te volveré a interrumpir. – Se miraron mutuamente, uno no aguantaba su risita y el otro…Esperando a que le pasara ese ataque de risa momentánea.
- El caso es que ya seremos ambos - continuó así…
- ¡Al comprobar que alguien mas estaba durmiendo a mí lado y en mi propia cama!
Me voltee hacia ese ser…Y lo toqué…
Hasta le pregunté: “¿Quién eres tú…?”
- ¿Le preguntaste…Y no te dio miedo…?
- Estaba al paroxismo, pero es que debía hacerlo. Lo toqué…Era sólido. Porque en mi mente se me ocurrió que de repente era una suposición mía. ¡Pero no, allí estaba!
Y por el tamaño del cuerpo y lo voluminoso.
Asumí que era un hombre.
- ¿Un hombre en tu cama…Durmiendo contigo…?  …Muy sospechoso…Compa, no me digas a estas alturas que te me estás “saliendo del closet…” ¿Cierto? – El narrador detuvo su narración y se le quedó mirando muy seriamente…Y le espetó…
- ¿Ya terminaste con “tu vacilón?
- Discúlpeme   ¡pero es que yo no permito que un hombre se me acueste con mi cumpa!
¡Esa vaina no se la permito a nadie! ¡No señor!
- ¿Ya terminaste con “tu mamadera de gallo”?
- Ya. Ya se me pasaron  ¡mis cinco segundos…de…de…desvíos!
¡Dale que no voy ni a respirar…Te lo juro!
- …Ya está bueno…Ya está bueno.
- ¡Ni una sola interrupción mas! ¡Lo juro!
- El caso es que ya se me acabó mi fiebre por echarte mis cuentecitos.
- ¿Entonces qué…? ¿Ahora me va a tocarme a mí, pedirte todas las disculpas del mundo o a “jalarte…Las gónadas”? ¿Qué prefieres, ah?
- Es que con “tus burlitas o el ¡ya vengo!” me tienes  ¡hasta el cogote! 
Así que si me vuelves a interrumpir con alguna cosita  ¡así de pequeña y zas se acabó la ronda de cuentos! ¿Ok?
- ¡Dale papito…Qué ni respirar voy a hacer!
¡Te lo juro!
- …Bueno. Yo toqué ese cuerpo extraño y me pareció en ese instante que estaba “Frío”- Y el oyente hizo sus gesto de mucha preocupación y pensó para sí mismo  -claro que no le dijo sus pensamientos- y fueron estos sus pensamientos…
(¡Uyyy! ¿y se lo tocó? Digo… ¡Esa “cosa”!
¡Huácale…Qué desagradable!  -digo yo-)
El cuentista notó el cambio tan repentino, y se imaginó lo peor…Pero prefirió seguir como si nada estaba pasando…
- …Y eso me hizo pensar: ¡Zape…Este es un muerto! Así que como pude me fui saliendo de esa cama, que además estaba muy friolenta.
Y cuando me hube medio erguido…Volví a ver y… ¡Eran dos los cuerpos!  Y me tenían al borde mi propia cama. ¡Chanfles!  -me dije- 
¡Son dos! ¿Dos contra mí solito?
- ¿…Y entonces mi compadrito…?
- ¿No dijiste que “ni ibas a respirar mas”? (La mera verdad… ¡Es que estás pasadito de fastidioso!)
- Perdón pues. (Por la mirada de “este loco”…Creo que me está “leyendo mi pensera” Mejor me calló…)
- Allí seguían. ¡Y eran dos! ¡Dos muertos!
Ninguno se volvió a verme (¡Menos mal! ¿Por qué si no…?) Y lo mas sigiloso posible…
Fui saliendo de ese cuarto. Cerré cuidadosamente esa puerta, pues temía que si hacía algún ruido se me fueran a despertar “esos dos”
Busqué entre los bolsillos de mi pantalón las llaves tanto de la casa como de mi carro.
¡Y nos las encontré en ninguno de mis bolsillos! ¿Así que mas podía hacer? ¡Era preciso regresar! 
…Y mira que lo pensé como un millón de veces…
¿Y no me quedó mas qué? ¡…Regresarme…!
- ¡Ayyy mi compadrito…Es que yo me hago allí mismo! (¡Este hombre me va a matar de un infarto masivo!) ¡Lo juro! Yo no me regreso… ¡Ni loco!
- ¿Y cómo iba a salir, ah? Al entrar yo cerré la puerta con llave y coloco las llaves sobre la mesita de noche. Eso hago siempre.
- ¡Qué valiente eres tú!
- Mira…No me quedó mas remedio.
¡Y me armé de valor y regresé!
…Pasito a pasito…Lentamente…Estiraba cada una de mis piernas procurando no producir ningún tipo de ruido…
¡Y tropiezo con mis zapatos!
¡Y es que ahí mismo “caigo en cuenta” de que no tenía mis zapatos puestos!
- ¿No me vengas con el cuentecito de que allí mismo te sentaste a ponerte “tus zapatitos”?
- No. ¡Espérate nada mas! (¡Te pasas de fastidioso! ¿No te lo han dicho ya?)
 Recogí los dos zapatos, junto con mis medias y continué…Lo mas sigiloso posible.
Y comienzo a tantear…Y a tantear…
- ¿Y?
- ¿Y qué?
- ¿Qué si conseguiste tus llaves, si o no…?
- Pues claro que si, pero que me costó. No me había dado cuenta, pero no estaban en el mismo sitio. ¡Eso fue todo!
El caso es que ya con las llaves en mi poder y junto a mis zapatos, me devuelvo…Poco a poco…Y en eso oigo un ruido muy extraño…
- ¡Ayyy mamacita linda…Voy a tener que ir al baño rápidamente…Porque si no me hago aquí mismo!
- ¡Pues te aguantas! Escúchame: ¡Un ruido muy extraño!  …Y pongo mi atención…
- ¿Y los muertos, qué?
- Seguían acostados. Dormidos.
Y me pongo a poner atención… ¡Suich!
¿Y esa vaina que será ahora…?  -Me pregunté en medio de todo eso- Y después…Silencio.
No se movía  ¡ni una sola hoja!
Y el viento se detiene. Y comencé a escuchar mi propio jadeo… ¡Tum-Tum-Tum! 
…Y me digo: ¡Esta vaina no es normal! 
No escuché ningún sonido mas.    
…Me sentía en zozobra…Todo era penumbra…
- ¡Qué me hago aquí mismo! – Insistió el hombre agarrándose su panza.
- ¡Ya va, te quedas quieto! Que ya estoy por terminar… - Se encontraba ya irritado por las constantes interrupciones.
- Y si no terminas tú… ¡Lo hago yo!
- ¡Bueno chico el caso es que me tocó salir de allí como “alma en pena”!
¡Y ya! ¡Ya me hartaste!
¡Y colorín colorao este cuento se ha terminao!
- No ya va. Así no puede terminar.
¡¡¡¡Uyyy qué carácter!!!!
¿Saliste o no?
¿Y los muertos, qué pasó con ellos?
- ¡Qué ya me voy para que te “entierres” en tu sanitario! ¡Adiós carajo! – Y salió hecho una furia.
Su compadre no le quedó mas remedio que salir tras suyo, pero a la postre, ya se encontraba en su carro ¡y partiendo como un loco!
Entonces el compadre, rascándose su cabeza se dijo a sí mismo…
- Ahora me quedan las dudas.
¿Qué habrá pasado?
¿Logró salir a salvo de eso?
¿Y los muertos…Qué pasó con ellos…?
…Y para colmo…Ya se me acabó la gana de ir al guate… ¡¿Y ahora qué hago?!
…Tan bueno que iba…Muy emocionante…
¡Este compadrito es de muy malas pulgas!




- Fin -

"Y allí estaba...A mi lado!" II parte





“¡…Y estaba allí…A mí lado…!”

- ¿Te vieron desnudo…? …Pero… ¿Desnudo?
¿Y no te dio pena? ¡Hay que ser bien…Bien…!
…Pero es que no has medido las consecuencias de ese acto tuyo: ¿Desnudo?
¡Madre mía…Ni yo mismo lo hago!
…Pero pensándomelo mejor…Ya va…Ya va…
¡Ah ya me recuerdo! De verdad que si que me estoy acordando…
¡Y es ahora que vengo cayendo en cuenta…!
- ¿Qué te recuerdas?
- Que los vecinos me dijeron… Je, je, je, je.
(En medio de su confianza…Que les había extrañado mucho eso tuyo… “Un hombre tan serio como lo es usted” Je, je, je, je.)
Tiempo después que tú saliste corriendo ¡como “alma que se lleva el diablo”!
(¿…Pero en verdad que andabas “en pelotas”? Je, je, je, je.)
- ¿Ah te contaron eso? (Y deja ¡la burlita ya!)
- Si y se estaban riendo (¡Tuyo por “exhibicionista!  Y que te vieron las nalguitas que brincaban ¡puf! ¡puf!) me narraron que te vieron  como   “¡si te hubieran espantado!”
Y por cierto me lo preguntaron varias veces.
Y cosas de la vida… ¡Jamás habíamos tocado este tema!  Así que es hoy que se dilucida un misterio  -por lo menos para mí-
- …Y es que me espantaron. Ahora vas a ver.
Cuando yo vi que toda esa gente me “descubrieron”  ¡me dio muchísima pena!
(¡Qué pena!  Me provocaba que me tragara la mismísima tierra.)
¿Pero…Qué otra cosa podía hacer…?
…Como pude me controlé y me volví…
Y allí había una sombra oscura, (¡De verdad que era espantosa!) negra, opaca y hedionda a…Azufre…A peo chino
¡No sé qué diantres era eso!
Mira me quedé inmóvil. Creo que hasta me oriné allí mismo   -menos mal que ninguno de ustedes estaba-  El caso es que me fui pegado a la pared…
¡Pegado como te dije…Parecía una estampilla…!
Hasta que pude llegar a ese cuartico en donde solamente había dejado mi ropa…
Entré y rápidamente me vestí.
¡Ni me preguntes cómo lo hice!
Pero lo hice. Cuando me recuerdo, ya estaba en mi carro. ¡Adentro! Lo prendí y me bajé corriendo y abrí el portón  ¡y salí como un loco!
Y fíjate que ni siquiera me bajé a cerrar el portón. ¡Es que estaba lívido! ¡No tenía color!
- Si, me recuerdo que cuando llegamos nos encontramos con la casa abierta de par en par, y todo en silencio.
- ¿Te recuerdas…?  Yo volví horas después y no me quise bajar. Te pedí que me acompañaras a ese cuarto tenebroso y lóbrego.
- Si y después insististe en colgar tu hamaca encima de nuestra cama. ¡En mi cuarto, donde dormía con mi esposa!
- ¡Y fue la única forma de poder dormir en esa casa! Mira esos fueron unos días tétricos para mí. Jamás en mi vida me habían sometido a algo parecido. – Juan lo observaba y reía a carcajadas por las ocurrencias de su compadre. A la final ambos se contagiaron y disfrutaron de esos momentos pasados.
Pasaron unos minutos y volvieron a su calma.
Ricky aprovechó para estirar sus piernas mientras su amigo de muchos años se levantó a preparar dos tazas de café.
Y como estaban en el apartamento de Ricky, este lo fue guiando en donde se encontraba todo lo referente a preparar ese tipo de bebida y luego se sentó a esperar.
Y una vez elaborado y servido, tomaron su cafecito cada uno y unas galleticas.
Limpiaron todo lo que habían ensuciado y se sentaron nuevamente.
- ¡Bueno ahora si…Cumpa no me interrumpas!
- No te preocupes que ni siquiera voy a respirar.
- Ok. Ok. Volviéndonos a “esa misma casa” y un poco después que te fuiste; me pasó algo extraordinario. Imagínate que ni siquiera me he detenido a “analizar nada” simplemente los años han transcurrido  ¡y ya!- Notó que su oyente estaba muy incómodo así que por señas le preguntó que qué le pasaba y le respondió algo irritado…
- Aja ¿y entonces?
- ¡Me dijiste que ni siquiera ibas a respirar!
- Es que das muchas vueltas…
- Para no dejar ni un solo intersticio en esta historia y para evitar que luego me esté diciendo “no entendí nada” ¿ok?
- Ok.
- Quédate calladito, que con la bocota cerrada te ves “mejorcito”
El caso es que esto sucedió en una buena noche…Creo que era: ¡viernes!
Y esa noche “precisamente” me había quedado solo. No me recuerdo qué estaba haciendo mi esposa. ¡Bueno no importa!
…Si ahora que me recuerdo… ¡Se había quedado en casa de una de sus hermanas…Por el asunto de una que estaba enferma!
Me insistió mucho en que me quedara con ella, pero yo  ¡tozudo como siempre! 
Le insistí en ir a dormir en la casa…Por esa tontería de: “Cuidar la casa” por si acaso un robo…
¡Algo parecido a eso!
Y me fui a “esa casa” y ya eran mas de las diez de la noche.
Estacione mi carro y cerré todo.
Ni siquiera fui al baño. Me recluí en mi cuarto  -que entre paréntesis…Era el único sitio “imparcial”-  (Eso me creí…Hasta que  me pasó lo que te voy a narrar…Quédate quieto que para allá voy…No me empujes que yo me caigo solo.)
En verdad llegué muy agotado. Con decirte que me tiré a la cama…Con pantalón y mi camisa puestos. ¡Y me quedé: Rendido!
…Y… -  En ese preciso instante su cumpa levantó la mano pidiéndole tiempo, Juan interrumpió su hablar y esperó a que este le dijese ¿qué le pasaba?
- ¿Qué pasó?
- Perdóname…Pero debo ir al baño. Es preciso que lo haga. ¡Si no me hago aquí mismo!
(Y no quiero, porque después tengo que lavar yo mismo ese desastre.)
- Bueno, bueno no es para tanto…
Vaya usted señor Ricardo a descargar su vejiga urinaria…
- Es que no me aguanto mas. Permiso.



…Mañana…El misterioso…

"¡Y allí estaba...A mí lado!"







“¡…Y estaba allí…A mí lado…!”



- …Entiendo que lo que te voy a contar es “inverosímil” y muy digamos que… “Tétrico”
Pero es que en verdad eso me pasó.
¡Ah y te pido que no me interrumpas!
Puesto que luego te me pones nervioso y comienzas a interrumpir…Y debes entender, que  ¡pierdo el hilo de mi narración!
…Así que mi cumpa…Apreciado…Calla ahora y cuando estés con ganas de intervenir…Por lo menos déjame que concluya la idea. ¿Ok?
- Está bien. Arranca pues.
- Bueno empiezo mi “experiencia” de esta forma…
¿Te recuerdas la casa en dónde vivía allá por los años…70?
- La que era de tu suegra…
- ¡Exacto! ¿Viste? Ya nos estamos entendiendo.
- Ok. Ok.
- Y si te recuerdas…Quedaba (O queda…No lo sé.) A las afueras de Maracaibo oeste.
¡Lejos bien lejos! De la famosa: Curva de Molina.
Por allá bien escondido…
- Si…Dónde el viento se devuelve. – Opinó “el cumpa” mientras se acomodaba mejor en su asiento. El narrador lo observaba y esperó a que se acomodara mejor.
- ¿Ya?
- Ya. – Le dijo mientras le hacia una seña con sus dedos en señal de que ya se encontraba en óptimas condiciones y apertrechado para escuchar con el máximo de su atención.
- Bueno. Te recordarás que esa casa tenía: 2 habitaciones. La principal daba al frente de la casa, luego venía el otro cuartico…
- ¡Qué era el peor! – Intervino de repente, mientras afirmaba y con gesto en su rostro remataba su afirmación.
- ¿Te recuerdas?
- Claro, fue ese cuarto el que me ofreciste cuando me tuve que quedar en tu casa.
Y recuerdo que me diste una hamaca para dormir  ¡y yo encantado!
Colgué la hamaca y me dispuse a dormir.
¡¿Dormir…?!
Cuando ya me encontraba casi en los brazos de amigo Morfeo…
¡Me jalaron tan duro la hamaca! Qué temí caerme.
¡Me desperté asombrado!  
Y te juro que vi una figura alta, grande y gruesa, que para mí fue el que me hizo “esa gracia”
Mira todos los pelos de mi cuerpo ¡se encresparon!
¡Mi corazón estuvo a punto de salir por la boca! Y yo corrí y me recuerdo que te llegué temblando de terror. ¡Eso fue espantoso!
Mira que me recuerdo ahora, después que ya han pasado mas de… ¡20 años!
Y todavía siento ese espanto…Como si fuese hoy mismo.
- ¿Y viste esa figura…?
- ¡Claro que la vi! Y es mas. ¡Me impedía salir de ese cuarto! Y luché y luché como un loco.
Pero su fuerza era espantosa…No pude vencerlo…
¡Te juro que estuve a punto de hacerme…Líquido y sólido allí mismo!
…Y era que trataba como un loco de salir y “esa cosa” que era mas frío que el hielo me lo impedía en todo momento.
- …Pero nunca me habías contado eso…
- Mira Juan… ¡El terror siempre me impidió hablar sobre ese tema!
Y figúrate como fue eso que han pasado mas de… ¿25 años?
Y es ahora que me siento “mas o menos” en libertad de poder contarlo.
- …Bueno. En verdad que esa casa era “de terror” de “muerte lenta” ¡esa casa debieron quemarla desde sus cimientos!
Por lo visto ya te recuerdas de la división interna de esa casa…
- Claro Juan…Uno entraba a la sala, ¡qué era inmensa! De mas o menos unos 4 metros por unos diez de largo. Y al final, quedaba una puerta que conducía a la cocina y a la derecha estaba el único baño que poseía esa casa…
¡Que por cierto…Me bañé una sola vez allí!
- ¿Y eso, por qué?
- Porque la única vez que estuve allí…
¡No me dejaron ni limpiarme bien!
¡Y te juro por lo mas sagrado de mi vida que cuando me estaba limpiando…Una cosa me tocó!
- ¿Te tocó…Y cómo…?
- Me estaba limpiando…Y de repente… ¡Me quitaron el papel sanitario! ¡Y me pasó algo carrasposo por allí…! ¿Y sabes qué hice…?
- No.
- ¡Salí corriendo de allí! Y llegué desnudo al patio de esa casa. Jadeaba como un loco. Estaba cercano al paroxismo. No me pude contener. Y lo que me provocaba era correr, brincar todas esas cercas y ¡salir volado de ese infierno!
- ¿Y qué fue lo que hiciste…?
- …Me detuve ya que en la casa del al lado, estaban reunidos en su patio… ¡Y me vieron desnudo!



…Mañana continuamos…

"No sé..."







“…No sé…”





- …Mira compadrito, no sé ¿Cómo explicarte algo que ni yo mismo me lo puedo creer…?
Sin embargo, me sucedió. Y te digo esto para que tú mismo veas las cosas y las juzgue según tu conciencia. Ya va. Ya va. No te me precipites…Tranquilo…
- ¡Es que me mantienes en ascuas! ¿Desde qué me estás “diciendo” que me vas a contar…Y…?
Por favor mi broder…Mas seriedad.
- Ok. Ok Ricar. Déjame nada mas coordinar muy bien mis ideas y arranco. – Ricardo lo miraba como se mira a alguien en el cual se sabe que no es mentiroso ni que se la pase inventando ese tipo de cosas. Pero en verdad ya lo tenía al borde de la exasperación.
Y es que teniendo muchos años conociéndose,
pues en algo se llega a conocerlo.
Así que ya intrigado observaba a su amigo de muchísimos tiempo tratándose…Juan.
Y en medio de su insistencia, supo que era mejor quedarse quieto mientras el otro se cuadraba mejor. Como en efecto eso hizo, se sentó cómodamente. Miraba al infinito y se quedó pensativo. Hasta que al final arrancó de esta forma…
- Estaba viviendo en mi parcela y estaba solo. ¿Recuerdas la época en que me tocó quedarme solito allí?
- Claro. Claro.
- Serían si acaso las once y pico…Ya casi la media noche. Todo estaba en calma. Los grillitos de siempre. Una que otra vez se dejaba oír ese canto nocturnal, que a la final nunca supe qué clase de animal o ave  lo producía. Pero que a la final…Esa noche la escuché de una “tonalidad” muy sonora, mas bien rara, para mí gusto.
¡El caso es que ese sonido se escuchó de una forma…Muy larga! Y después…Todo quedó en silencio. Y yo me encontraba leyendo.
Y sin querer  -queriendo-  me llamó poderosamente ese efecto. ¡Y luego ese silencio tan sepulcral! – Ricky se encontraba ya muy nervioso y aunque no quería ser descubierto…Pero es que el lenguaje de su cuerpo… ¡Lo delataba! Y sin querer exclamó…
- ¿Y qué te pasó…?
- Ya vas a ver. Ya vas a ver. Quédate quietecito.
- Ok. Ok. Pero no te detengas. Dale, dale.
- Yo dejé de leer. Y apagué la luz. Y en eso me di cuenta que tenía el equipo de sonido con una melodía  ¡de esas que te relajan! ¡Y corrí y la apagué! Me escurrí de una ventana que estaba cerca de la sala.
Me fui a gatas, lo mas silencioso que pude.
¡Y de repente!
- ¿Y de repente…Qué?
- Tranquilo cumpa. Tranquilo, que lo mejor viene después.
¡Escuché un ruido muy fuerte y poderoso!
…Qué me heló la sangre…
¡Era algo muy parecido a…!
¿Cómo explicártelo?   …El ruido se me pareció en ese instante…Como que si alguien hubiese estrellado un machete con toda su fuerza…A la pared del cuartico que tengo al final de mi casa. ¡Y sonó: CRASH…CRASH…CRASH…!
…En ese momento ¡hasta sentí! El despliegue de rayos que produjo el tremendo choque de esa hoja de acero en contra del concreto.
¡Fue espantoso!
- ¿Y qué pasó?
- En el momento…Mis piernas se entumecieron todas. Mi sangre se me heló.
Mi corazón comenzó a galopar y de repente se detenía  ¡así de sopetón!
¿Y sabes lo mas curioso?
- ¿Quéééé…?
- El silencio que le siguió. ¡Y te juro! Que en ese momento pensé  ¡y te lo juro que fue así! Que todos mis vecinos tuvieron que haberlo escuchado ¡porque sí! Es que fue muy espantoso. Y no fue una vez… ¡Fueron mas de cuatro veces! Con muy poco intervalo entre esos hechos.
- ¿Y entonces?
- Entonces  ¡me armé de valor! Y me dije a mí mismo… ¡Si me van a matar!
¡Qué sea fuera de esta casa!
¡Y con un empuje instantáneo…Me levanté y salí de mi casa!
- ¿Así como así…? A lo mero macho…
- ¡Así como así…A lo mero macho!
- ¿Pero saliste armado…?
- ¿Armado? No. Salí desesperado. Y corrí hacia el sitio en donde yo creí que se había producido ese ataque.
- ¿…Y…?
- En mi corrida, me cercioré de cerrar muy bien la puerta del frente  -por donde había salido-  y corrí desaforado hacia el fondo.
Pero claro, miraba todo mi entorno. Arriba y a los lados, puesto que temía que por alguna parte podría salirme mi atacante.
- ¿Y?
- Chequee todo muy bien. En el frente me encontré una vara… ¡La agarré! Y seguí con mi recorrido. ¡Hasta que llegué al sitio!
- ¿Y…?
- ¡Encontré la pared con las huellas de que si había acontecido! ¡En efecto! ¡Allí se encontraba el concreto con esas huellas…Profundas…Y ¡hasta miré! Que en esos lados…Estaba negro… ¡Quemado!
¡Si era cierto! Alguien le cayó a machetazo limpio a mi pared.
- ¿Y quién fue? ¿Viste a alguien?
- En el acto, me voltee a todos los lados. Y es que me encontraba seguro de que el que lo había hecho…Seguía allí mismo.
¡Hasta me subí a la cerca!   …Nada.
Escalé al techo…Pensando que por allí se encontraba “enconchado”    …Nada.
Retrocedí y me fui por la parte en donde tenía mi tanque subterráneo…Nada.
Me fui por el otro lado de la cerca de concreto…Nada.
Regresé al frente…Nada.
…Volví sobre mis pasos… ¡Nada!
No pude ver nada. Y de repente comenzó a desatarse una corriente de aire…Las matas comenzaban a mecerse…Como si se fueran a caer.
La noche se hizo mas oscura. Y de repente se fue la luz eléctrica.
Traté de agudizar mi vista…Y no pude ver a mas de un metro de mí…
¡Todo estaba lleno de neblina!
¡Y ese ventarrón que me parecía que iría a arrancar a todas esas matas de raíz!
¡Zape! Me dije yo: ¡Esto no es normal!
- ¡Compadre…Es que tú las tienes…!
¿Yo? ¡Ni loco que salgo…Ni siquiera a cobrar una deuda…Por muy grande que sea!
- ¡¿Y me ha dado ese escalofrío…?!
Y de repente comencé a sentir un frío…
¡De muerte!
Y ahí mismo…A tientas…Me fui tanteando por la pared, ¡hasta que llegué a la puerta!
¿Y después? ¡No encontraba las llaves!
Las busqué en todos mis bolsillos. ¡Y es que estaba segurísimo que las cargaba encima!
Ha de ser el terror que me embargó en esos momentos… ¡Hasta que al fin las encontré!
Y pude abrir esa bendita puerta. Y entré.
- ¿Qué…Estaba adentro…?
- ¡No veía nada! Como boca de lobo. ¡Nada!
Me tocó ir tanteando por las paredes…
¡Hasta que pude llegar a mi cuarto!
- ¿Y ya?
- ¿Ya? ¡Estaba solo en medio de esa inmensidad! Mi corazón estaba desesperado. Y de repente se me trancaba. Temí que alguna culebra se me hubiese colado…
Ya sabes eso es el monte.
Llegué a mi cama…Abrí como pude mis sábanas. Y me acosté.
Afuera se escuchaba ese silbido tan escalofriante. Y por la ventana de mi cuarto…Pura oscuridad.
…Y de repente… ¡Cesó todo! Como por arte de magia. Ya todo volvió a su normalidad  -aunque seguía sin la luz-  pero ya todo se había calmado. ¡Y de repente: volvió la luz!
- ¿Y qué hiciste…Saliste a revisar todo nuevamente…?
- ¡Me quedé acostado y me arropé todo!
…Y me quedé dormido…Hay ocasiones en que es mejor no seguir tentando a los elementos.
Y nunca pude saber ¿qué carrizo había pasado? ¡Nunca! Al día siguiente…Les consulté a todos mis vecinos.
- ¿Y qué te dijeron?
- Nada. Que no habían sentido. Ni oído. Ni el ventarrón ni nada. ¡Y hasta me acompañaron a la pared para demostrarles que no eran ni mentiras, ni exageraciones…
- ¿Y lo vieron?
- No. No había nada. ¡Nada! ¿Y cómo quedé…?
¡Como un mentiroso! Como un tremendo fabulador. ¡Pero no es cierto eso!
¡Te juro que eso que vi fue cierto! ¡Todo!
…Pero no había evidencias.
Ningún testigo: ¡Salvo yo mismo!
- No te creyeron.
- No. No me creyeron. Hasta me asomaron la posibilidad que haya sido “una pesadilla” o que a lo mejor fueron los “traguitos”   -porque pensaron que había bebido licor-  ¡Pero no!
Estaba sobrio. ¡Totalmente!
Y eso fue lo que me pasó compadre.
No sé si tú también vas a dudar de lo que te narré o no. Son cosas que te pasan y que no tienes explicación lógica que dar…Ni que recibir. ¿Pero de que me pasó? ¡Pasó! Lo certifico. No sé si dudas de mis palabras.