"Enfrentamientos"
- Hazme
caso. No se atreverán: Además recuerda que los delitos de Lesa Humanidad, jamás
prescriben.
- …Espero
que ellos les den la misma importancia que tú le estás dando…
Pero
francamente…Lo dudo. Tengo mis sospechas de que esa gran mayoría de
uniformados…Quieren: ¡Sangre!
…La
nuestra.
- No se
atreverán. Ya lo vas a ver.
Lo único
que ellos quieren es: Asustarnos, amedrentarnos…Nada mas.
¡Ya lo
verás! No se atreverán. En el fondo, muy en el fondo de ellos…Debe correr
sangre por sus venas…Además ellos también tienen estudiantes en sus familias y
ellos, al saber de esto…saldrán a manifestar al igual que nosotros.
Nuestras
madres y nuestros padres saldrán a defendernos.
Nos
asiste la verdad. No podemos dejarnos: asustar por esos asesinos.
-
Maritza…Nos van a tirar a matar…
- No se
atreverán. No tengas mas dudas. Ven volvamos con el resto que ya nos están
mirando mucho.
Ella lo
atrajo hacía el grueso de sus compañeros.
Todos
estaban expectantes.
Escuchando
y visualizándolo todo y pendiente de cuanto cambio se produjese en su entorno.
Juan
movía su cabeza en señal de impotencia. Chequeaba todos sus entornos.
- ¡Nos
van a aniquilar! Esta será una masacre de proporciones mayúsculas…
…Y lo
peor es que después aparecerá en los grandes titulares de la prensa:
“Estudiantes desobedecieron al Poder Central, cuando les pidieron un cese a las
hostilidades” o a lo mejor dirán: “¡Pobrecitos, pero por su juventud se
precipitaron” …No van a ser justos con
nosotros…Yo que te lo digo.
- ¡Eso
solamente ocurre en los estados totalitarios! ¡En el comunismo puro!
- ¿Y en
dónde creen ustedes que estamos viviendo…? – Todos se quedaron callados.
En ese
grupo eran muchos los que estaban envalentonados dentro del mas puro temor
subyacente en ellos.
-
¡Compañeros! – Gritó ella reclamando la atención de todos. Pronto todos dejaron
sus análisis personales y se aprestaron a escucharla…
- ¡Yo no
creo que quieran aniquilarnos! – Un rumor profundo se dejó sentir y voces
disidentes se comenzaban a escuchar, cuando ellas les pidió nuevamente silencio
y que la dejaran hablar…
-
¡Estamos aún en un estado democrático!
¡Nuestra
Nación está inscrita en todos los Tratados Mundiales de Paz!
¡El
Derecho nos asiste! ¡Nuestros padres nos
apoyarán!
…Y no
creo que sean capaces de matarnos…Por lo menos, no nos matarán a todos.
¡No lo
creo! Y por la mas elemental medida de los gobernantes, es no aniquilar a su
propio pueblo
- De que
nos van a matar… ¡Claro que lo harán! – Gritó José otro líder universitario. –
Y después que lo hagan, ¡van a salir a festejarlo! – Un profundo rumor se
esparció.
Un dejo
de terror brotó entre todos ellos. Unos se miraban a otros, y por mas que
estaban enojados, la impotencia se hizo patente.
- ¡Las
ideas silenciaran a los cañones! – Gritó otro del grupo. Todos aplaudieron con
frenesí.
-
¡Nosotros siempre hemos sido los que han despertado ese sentimiento de:
¡Libertad! Luchemos compañeros, que las masas de este país ¡irán detrás
nuestro!
-
¡Además, si nos matan a nosotros…Nuestros compañeros de otras ciudades se
levantarán en su contra!
- ¿Salir
para que hagan chorizos ahumados con nuestras carnes? – Gritó desesperadamente
una de las estudiantes allí presente. – Aunque viendo bien…De repente nos
dejarán hechos polvos.
- ¡Pero
no tenemos armas para enfrentarnos a esos asesinos! – Les gritó fuera de sí
Juan, pronto se desató otra ola de rumores y de quejas.
- ¡Todos
los ojos de nuestro país…Está enfocándonos! ¡No se atreverán! – Maritza
continuaba decidida.
Julián
otro de los fogosos dirigentes, quién hasta ese momento se había mantenido
callado y un tanto alejado, se encaramó en una caja y pidiendo silencio,
exclamó lo siguiente….
- ¡Compañeros,
pido mi derecho de palabra! – Juan y Maritza se movilizaron para aupar la
petición de su compañero.
Poco a
poco, se fue disipando la disidencia, restableciéndose la calma.
Este
esperó hasta que se hizo el silencio, casi absoluto.
Con total
dominio de sí mismo, aguardó. Con mirada muy fija y ademanes muy protocolares
arrancó diciendo…
- ¡Pido
la oportunidad para que me dejen expresar mis sentimientos y mi punto de vista
en todo esto! – Esperó y cuando se percató de su dominio, continuó así…
- ¡Todos me
conocen! ¡Cierto? – Esperó hasta que oyó varios gritos afirmativos.
Se pasó
su mano derecha por su frente, se acomodó su despeinado cabello, echó su cabeza
atrás, tosió y los encaró así…
- ¡El
compañero presidente: Juan, tiene algo de razón…!
Basta con
mirar a todos los lados. Y comprobar que: ¡Nos tienen rodeados!
Los
poderes represivos de este gobierno…Sanguinario y asesino…
¡Que nos
persigue y nos maltrata!
¡Abajo
las cadenas que nos mantienen atados!
Todas las
armas que debieran ser usadas para repeler un ataque extranjero, las mismas que
deberían ser utilizadas para ¡la defensa de nuestra Patria!
Son ahora
usadas en contra de sus estudiantes. ¡Por eso desde esta tribuna, les ratifico
que soy un ferviente defensor de los Derechos Humanos y de todos nosotros
también!
-
…Compañero… - Le interrumpió Juan al ver que se tardaba mucho entre palabra y
palabra…
-
…Compañero…Que no estamos en elecciones. Y estamos acá es para decidir: ¿Qué
vamos a hacer…?
- Ya va,
ya va…Compañero presidente. ¡No me coartes mi libertad de expresión!
Un tímido
aplauso se generó en alguna parte, pero pronto fue acallado.
-
¡Compañeros! Estamos en un momento muy grave y delicado… - Aclaró otro de los
dirigentes allí presentes, en esta ocasión era: Manuel.
- Julián
perdona que te haya interrumpido, pero tenemos a nuestro enemigo encima.
Y como tú
mismo dijiste: ¡Nos están rodeando!
Trata de ir al grano…Por favor…
- OK,
compañero. Trataré de sintetizarlo de esta forma:
La
posición de nuestro presidente es de: Prudencia.
Y la de la
compañera Maritza es que: No nos van a matar.
¿Es
cierto? ¡OK!
Pero yo
les recuerdo…Que con sentimientos de cobardía…
¡No vamos
a ninguna parte! La historia solamente la escriben: ¡Los vencedores!
¡…Y para
poder Vencer! ¡Debemos dar un paso adelante…!
Hubo un
silencio impactante. Los seguidores miraban a uno y luego a otro, en espera de
la reacción de cada uno de sus dirigentes.
- ¡Ya va,
ya va…Ahora soy yo el que pido y exijo: Mi derecho a replica!
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