“Enfrentamiento”


- Debemos ser precisos y concisos. Si nos colocamos al frente, pues nos pueden eliminar. (…Y esto no lo podemos admitir…)
- ¿Estás loco? – Maritza miraba sin poder comprenderlo.
Y pensaba que Juan no estaba hilvanando muy bien sus argumentos; y no podía dar crédito a lo que estaba oyendo, por lo que pensándoselo mejor le ripostó…
- Pero si nosotros somos los líderes de esta protesta… ¿Por qué no podemos ir adelante?  …Es lo menos que podemos hacer. (¿Por qué…Qué pensarán de nosotros que somos los líderes…Y nos escondemos?)   – Todos los compañeros pusieron mas atención a este impasse. Y los que estaban mas cerca asumieron que debían estar pendientes puesto que se estaba discutiendo algo muy importante, para todos ellos.
Y es que era un pensar de todos ellos: “Los que promocionan esta protesta, ¡claro que debían encabezarla!
Y no solamente era lo mas sensato, sino que era así.
Y no podía ser de otra forma.
Todas las miradas coincidieron en Juan, quien siendo un líder estudiantil era el imán de todo, aunque le costase entenderlo así.
Él lo comprendió así…
(…Está muy complicado esto…No me gusta…) Analizaba en la soledad de sus pensamientos.
Y desde que fue electo como el “cabeza visible” de parte de todos los estudiantes, siempre se había visto en la imperiosa necesidad de dar un paso hacía adelante.
Y en esta ocasión…Debía ser igual.
Pero…
Juan analizó brevemente y a la velocidad del rayo, todas las estrategias que debía asumir.
Y no perdía de vista, el que quiénes le adversaban eran nada mas y nada menos que el gobierno en toda su magnitud:
Policías antimotines (Con toda su indumentaria de guerra.), Guardias Nacionales (Armados con todos sus utensilios.), Ejército (Pelotones enteros en perfecta formación.), la Aviación, la Armada en pleno, Tanques de Guerra, Lanza-llamas de magnitudes colosales, todas las policías a nivel nacional, los fiscales del gobierno, los jueces de la república, todos los brazos armados estaban apuntándolos…
…Y no estaban dispuestos a perdonarles…Nada.
Y sabiendo de antemano, que en sus peleas anteriores eran solamente por las reivindicaciones minúsculas e insignificantes, comparándolas con esta (Parecían estar librando: “La Madre de todas las guerras”)
…La desventaja eran enormes.
En el aspecto de la correlación de fuerzas…Era algo así como la pelea famosa entre: “David contra Goliat”
Debía enfrentarse contra todo el aparato represivo del estado; no era una “batallita” como las que le habían tocado antes.
(Antes era o por sus derechos a que las comidas que le servían en la universidad las estaban cobrando muy caras y ellos lucharon por un precio mas justo, de acuerdo al bolsillo de los estudiantes o porque no tenían transporte para su traslado  o por alguna otra causa…No tan justa como esta.)
En medio de todo ese maremagnun y en medio de toda esa efervescencia, en que posiblemente por la corta edad de todos ellos, esa adrenalina este a todo millón.
Estaba nervioso y no le faltaban razones.
No era una pelea simétrica. No.
Todos sus compañeros lo aupaban a la guerra.  Al parecer la gran mayoría ansiaba: ¡“Sangre”!
Él trataba de contenerlos. Pero ya se sentía perdedor.
Las muchedumbre lo estaban empujando; y esto no era de su mejor agrado.
Se sentía: Coaccionado. Apretado entre dos tendencias iguales.
Sus enemigos esperaban sangre y los de su bando…También.
 ¿Y él? Estaba en medio…Y no era de su agrado.
Eran muchos los que estaban prestos a entromparse con la autoridad…
Pero él seguía sumido en sus dudas.
Observaba con sumo extravío a sus “tropas” un centenar de estudiantes.
Ondas frías y telúricas brotaban de alguna parte y al pasar a través de su cuerpo.
…Lo espantaban. Rayos espantosos le causaban espasmos muy violentos e irrefrenables.
La mayoría de ellos alrededor de los veinte años.
Muy fogosos y decididos. Pero sin armas.
Tan solo los escudaban sus convicciones.
Pero para enfrentarse a todas las fuerzas represivas…
Los libros y las ideas, no son armamentos que los defiendan antes las balas de todos los calibres y el fuego abierto desatado.
Ni contra esas armas portadoras del fuego devorador como lo son los: Lanza-llamas.
Ni contra los tanques de guerras, los cuales estaban militarmente desplegados ante ellos.
Un escuadrón de aviones de caza, pasaron rasantes por donde estaban ellos.
…Era una afrenta que los incitaba a la violencia desenfrenada…
Se escuchó el crujido de innumerables ventanales de vidrios que estallaron ante esa tremenda onda expansiva que esos aparatos de guerra ocasionaban, todo el estruendo que provocó que se dispararan todas las alarmas de los vehículos a una distancia promedio de un kilómetro.
Sin duda alguna que les movió el piso a mas de uno…
Todo un escándalo a su paso. Con ese horrendo sonido que les desnudó hasta el alma.
Sin duda, que como medida disuasoria debía ocasionar entre ese pequeño frente sentimientos de temor y horror…
Pero no fue así, produjo un efecto contrario: ¿Ah, nos quieren amedrentar?
- ¿Nos quieren borrar del mapa? – Gritó uno desaforado.
- ¡Me dejaron sordo! – Se oyó ese grito lastimero.
- ¡Asesinos de estudiantes! – Aulló otro, lanzándole  piedras pero sin ni siquiera acercárseles.
- ¡Asesinos! – Fue el clamor general.
- ¡Animales sedientos de nuestra sangre!
Todos al principio buscaron refugio, pero en la medida que se acercaban se envalentonaban y con sus libros en sus manos los retaban.
Juan aprovechó este instante y atrajo a Maritza a su presencia y se apartaron en su intención de hablarle pero sin ninguna presencia.
La joven se dejó conducir ya que en medio de todo ese holocausto, ella quedó con la boca bien abierta…
No daba crédito a todo lo que estaban presenciando.
- ¿Estás viendo? – Ella seguía absorta la dirección hacía donde se dirigieron los pilotos.
Y en unos instantes se quedó pensativa…
(…Son unos perfectos salvajes…Nos quieren borrar de la faz de la tierra…)
Poco a poco fue recuperando su compostura y le respondió…
- ¡Chamo…Nos quieren matar! – Se le notaba el rictus del espanto presente en ella.
- ¿Ah ya estás cayendo en cuenta?
- ¿…Pero serán capaces de eliminarnos…? – Con ese dejo de perplejidad, como alguien que no puede aceptar que ese estado, ese gobierno está allí es para gobernar, para guiar a su pueblo en el sendero de la democracia, de los buenos principios…
Pero nunca para destruir al mismo pueblo que dicen: Amar.
- ¡Por supuesto! – Juan estaba mas que seguro y para él, era un hecho cierto.
Los querían aniquilar para quitarse de una vez por todas…Este problema…
- La Comunidad Nacional, ¡no se los va a permitir!   
- ¿Comunidad Nacional?  ¿…Y en dónde carajo están…? – Le señaló a todo su alrededor comenzando desde su derecha…enfrente y a su izquierda.
No era nada alentador. Centenares de militares, de cada fuerza.
Cualquiera avezado historiador lo hubiese comparado con la batalla de Waterloo, la misma que selló la suerte de Napoleón Bonaparte.
(…Y en este caso especifico…Parecía muy, pero muy similar…)
Con toda su indumentaria anti-motines, con sus caretas…Y en el rostro de cada uno de ellos….Se le sentía que se les caía la baba por derramar…Sangre.
Otros portaban ametralladoras…Las cuales mostraban a manera disuasoria.
Fúsiles de asaltos…Grandes y relucientes, listos para su uso.
Y todos los apuntaban.
Se mofaban de ellos.
Los intimidaban.
En un sector estaban alineados mas de diez tanque de guerras, cuyos cañones los apuntaban…
Unos a su derecha, a centro y a la izquierda.
Él le señalaba las azoteas y  allí estaban cantidades grandes de franco tiradores.
Y todos estaban apostados…Apuntándolos.
- …Nos tienen rodeados…Y bordeados. (¡Mira, mira!)
- ¡La atención de toda la prensa están con sus ojos pendientes de lo que nos pueda pasar!  No lo harán…
…Y no creo que sean capaces de un derramamiento de sangre como esta…
¡Está será una masacre colosal!
- ¿Y en dónde están? – Le recriminó airadamente. Su pregunta, no puede obtener una explicación lógica y esto era lo que él trataba de que ella viese.
Y por respuesta ella, señalaba hacía un bulto de personas algo distante de ellos.
- Si…Pero ellos no pueden informar. Están sometidos por este gobierno.
La Ley: Mordaza se los impide.

No veo cámaras de televisión…No veo a nadie que nos quiera proteger…Todos están metidos en sus casas…No veo a nadie. Estamos solos. Solitos. Somos carne para esos cañones…

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