“Antes el escándalo llegó otro centenario”

Todo era confusión, al parecer los “diablos estaban alborotados” y fui testigo de cómo se llevaban al empleado de don Ramón, cuyo rostro denotaba el profundo malestar en que se encontraba imbuido.
Traté por sobre todos los medio “pasar desapercibido”
Pero a pesar de mí esfuerzo…El me miraba con desdén. Y en mi forma de pensar, me decía a mí mismo: “¿Y a este viejo ramplón…Qué le habrá picado en mí contra…? –Pero lógicamente no me atreví a hacer público lo que por dentro pensaba…Eran mis propias elucubraciones y mientras las tenga ocultas: ¡son mías! Mantuve mi boquita muy bien cerrada, pero con mis ojos totalmente abiertos y a la expectativa.
- ¡Jefecito…Sálveme yo le prometo que jamás volveré a abrir mi jetota! – Apenas escuché decirle mientras lo llevaban sujeto por las cuatro extremidades…Pero no le habían tapado aún su boca, prontamente uno de los tantos que lo llevaban se la tapó, don Ramón les gritó…
- ¡Abran una de las urnas (Para los muertos, recuerden que estamos en una Agencia Funeraria…) y metan allí a ese desgraciado…Y pónganle teipe unas dos veces y después busquen tirro y lo vuelven a recubrir!
¡Cállenlo de una buena vez!
…Si no pueden, tendré ¡que meterle un balazo en la jeta yo mismo! ¡Cará Carmelin…Que buena vaina me has venido a traer!
…En tiempos como en los que estamos viviendo…Es mejor hablar por señas o en pensamientos… - Y mirando hacia la calle, arrugó mas fuerte su ceñudo rostros y dijo casi en susurro…
- ¡…Allá viene a meter “su hocico” el Domingo…!
¡Ya se montó la gata en la batea…!
¡Ahora si que nos vamos a meter en peo! – El tal Domingo era otro de los centenarios…Pronto me vi envuelto entre tres centenarios.
Domingo era un ex bodeguero que ya hastiado de su bodega de toda la vida, decidió vender todo su fondo comercial y decidió alquilar todos sus locales comerciales y hoy estaba ya viviendo de sus “rentas” mas de sus pensiones que el gobierno le había otorgado. Hombre ya viejo y archi conocido por todos los lugareños. De tez blanca, muy blanca con un bigotito rapadito, muy fino que le cubría el labio superior de mirada nerviosa, gordito, chiquito y de piernas cortas.
De hablar algo reposado y de acento muy pronunciado de su gochilandia (Los Andes venezolanos.) los que lo conocían pronunciaban a sus espaldas de que era un hombre de tendencia muy violenta y que era un acérrimo seguidor del gobierno y que no mascaba en verse envuelto en cuanto pleito le cazaran con tal de defender su tendencia abiertamente “izquierdista” y por esa razón el pobre “funerario” se asustó al verlo llegar, quizás en sus pensamientos asumió que detrás de este personaje…Vendrían los “tombos violentos” y que pronto se derramaría sangre inocente en su propio negocio, don Carmelo se inclinó hacía mí y me hizo señas de que me apartara y me pusiera detrás suyo, mientras me susurraba…
- Peligro…Peligro…Mejor se me queda calladito… - Me sentí mas aprehendido que de costumbre, pero lo que mas me impresionó fue el temor contagioso de este par de señores, por lo que me decidí a “hacerme mas transparente”…Pero claro ¿Cómo podré lograrlo…?
Y en medio de todo ese mare mágnum…comencé a meditar –muy dentro de mí mismo- yo estaba en una conversación informal con don Carmelo…Pero no nos habíamos percatado de que muchos oídos nos estaban escuchando…Bueno mas a él que a mí, por cuanto yo casi siempre me mantuve fue escuchándolo –Pero si nos llevan preso, no podré eludir mi responsabilidad, preso iré también- Pero a nadie vi pendiente de nosotros…
Y resulta que aparte del dichoso don Ramón y todos sus empleados…
¿Cuántos mas nos habrán escuchado…?
¿Y cuales eran nuestras posiciones…? Don Carmelo es –según mi propia apreciación- uno mas del inmenso montón, que siempre desea estar enterado de todo cuanto acontece en nuestro país y que al igual que yo estamos indignados de ver como los cuerpos represivos del estado están eliminando a nuestros estudiantes tratándolos como: “objetivos militares” y endilgándoles una vulgar etiqueta de: “guerrilleros”
¿Don Ramón…? Un comerciante de los tantos y tantos que aunque le preocupa su entorno, simplemente desea que lo dejen seguir trabajando.
¿La del Iván…? Es si que es un “pata en el piso” que está además de indignado, está presto a tomar las armas y a salir a matar a cuanto colectivo, cubano o a la misma guardia nacional (Por eso es que don Ramón lo mandó a callar y a que se lo llevaran amarrado.)
¿La del resto de sus empleados…? Todos asustados y sin saber qué hacer…Para no meterse en problemas y poder seguir viviendo tranquilamente.
¿Don Domingo…? ¡A ese le tienen miedo todos los presentes! Ya que saben que en mas de una ocasión se ha “echado al pico” a cualquier “contra-revolucionario” (…Como lo soy yo…Claro en secreto –Por si acaso-  ya sabemos como están las cosas…)
- ¡Shhhh se me mantienen callados todos! – En susurro nos indicaba el propietario, quién no podía ocultar su inmenso temor…Ante el peligro inminente…
¡De repente se escucharon las sirenas de la policía…!
Brotó la “piel de gallina” –por lo menos en mí- y se que en ellos también, ya que se movían con mucho terror.
En el frente tanto de una vía como en la otra, se estacionaron varios convoys repletos de toda esa pléyade que en el día de hoy ostentan los chapistas.
El ya mencionado Domingo, les hizo señas.
Se les notaba muy furiosos y andaban en “son de guerra” y fue cuando noté que los tres estábamos pegados a la pared –claro literalmente hablando- ninguno se atrevía a seguir hablando…Tan solamente estábamos contemplando todos los hechos que con velocidad vertiginosa se estaba desplegando ante nuestra presencia, don Carmelo susurró muy quedamente…
- …Nos sapearon….
- ¡Por andar de babosos! – Le respondió don Ramón…
- ¿…Pero quién…?
- ¡Ya te dije que cualquiera puede hacerlo…!
- …Pero si no estábamos hablando nada en contra del gobierno… - Razonó don Carmelo, y en el acto el otro antiguo le espetó…
- ¿Qué no…? ¡Y quién podría acusarte?
- …Ahora nos convertirán… ¡En carne molida!
- “Nos convertirán” ¡es mucha gente! ¡Yo no estaba con ustedes!
- ¿…Pero si yo no estaba “incitando a nadie”!
- ¿…Qué no…? ¡Yo mismo te escuché!  y si me preguntan: ¡…Tendré que decir la verdad…!
- …Y… ¿Me venderías…A mí: que soy tú hermano…?

- ¿Mi hermano? ¡Ni te conozco!






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