"Asechanzas"                               "Asechanzas"


(…El propio caos…todo es destrucción. Aquí no podrá existir nunca El Creador.
No. No.
Nunca podría estar en todo este desbarajuste…)
Los perrunos envalentonados persistieron en su accionar. Tercamente se aferraban a atacarme, y en este momento.
- …La angustia me rebasa. No sé que debo o puedo hacer.
Gruesas gotas de sangre inundaron su rostro.
- ¡Ya me desgraciaron! ¡Malayos desgraciados; más nunca los volveré a dar comida…desgraciados!  – Gritó sin poder contenerse.
Al parecer fue picoteado desde las alturas por esas criaturas aladas.
Y en medio de tanta incertidumbre…se tocó la cabeza…sangre…
Por su parte mas intima, agradeció que no fueran sus “mascotitas” pero si no hubiese sido por esa oleada tan intensa de horror que nuevamente lo invadía de una forma tenaz, su alegría habría  sido más… “alegre” pero en ese descubrimiento…vino un peor efecto: ¡Fueron los monstruos alados!
- ¿Y ahora…cómo me puedo defender…? – El silencio no acudió a su pregunta, mas bien fue un torbellino, que lo abrasaba y a la vez lo encajonaba en tan nefasta compañía. ¡Qué bárbaros!
Eran más negras que la noche oscura. Batiendo sus alas, ya parecía que chocarían entre sí…pero no. (¡Qué se maten entre sí, esos desgraciados!) Nunca sucedió esto.
Se les visualizaba solamente sus grandes ojos cuales águilas depredadoras.
Cómo pudo comenzó a lanzar golpes, pero por supuesto ellas eran más ágiles que la velocidad del pensamiento. Haciéndolo aparecer a él como un ser lento y pesado.
Con que furia se les enfrentó, pero pronto entró en un profundo desgano. Como si se le hubiese acabado la energía que requería para impedirlo. Se sintió vacío. Ausente de poder alguno.
Ningún efecto ni positivo ni negativo parecía producirle, al contrario se llegó hasta sentir anómalo…estrafalario y a la vez: ínfimo.
En efecto era una lucha totalmente asimétrica. 
No había ningún punto de comparación, pelea con resultado adverso…
¿Qué interés podía haber allí?
Y él le tocaba la peor parte. Y el estar consciente de su propia incapacidad…le flaqueaban sus fuerzas.
¡Nunca las podía alcanzar y aunque lo lograse…!
(¡Dios por qué me hiciste tan chiquito!  …Si por lo menos midiera…unos dos…o mejor…tres…
¡No!
Mejor mas grande fuerte y poderoso que mis enemigos.
Debiste haberme dado la fuerza necesaria para torcerle el pescuezo a todos esos pajarracos.
Y a todos estos invisibles e indiviso, pero muy mortales.
¿Por qué me enviaste tan desvalido e inútil ante estos monstruos feos y peludos?
Su apariencia me intimida. Me anula mis esfuerzos.
Me echan malos ojos y con el mayor desprecio.

No me respetan en lo mas mínimo. 







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