“Enfrentamientos”
- ¡Compañeros! Estamos
en un momento muy grave y delicado… - Aclaró otro de los dirigentes allí
presentes, en esta ocasión era: Manuel.
- Julián perdona que te
haya interrumpido, pero tenemos a nuestro enemigo encima.
Y como tú mismo dijiste:
¡Nos están rodeando! Trata de ir al
grano…Por favor…
- OK, compañero. Trataré
de sintetizarlo de esta forma:
La posición de nuestro
presidente es de: Prudencia.
Y la de la compañera
Maritza es que: No nos van a matar.
¿Es cierto? ¡OK!
Pero yo les recuerdo…Que
con sentimientos de cobardía…
¡No vamos a ninguna
parte! La historia solamente la escriben: ¡Los vencedores!
¡…Y para poder Vencer!
¡Debemos dar un paso adelante…!
Hubo un silencio
impactante. Los seguidores miraban a uno y luego a otro, en espera de la
reacción de cada uno de sus dirigentes.
- ¡Ya va, ya va…Ahora
soy yo el que pido y exijo: Mi derecho a replica!
En mi calidad de
presidente y en la mía propia… Llamo y proclamo: ¡Calma muchachos, calmémonos…!
¡Les pido, es mas les
suplico que NO seamos co-participes en esta locura!
¡En este derramamiento
de sangre innecesario!
¡Es nuestra sangre de la
que les estoy hablando! …Y si no nos
cuidamos nosotros mismos… ¡De ellos!
…Es mucho lo que vamos a
perder…Esta guerra está perdida para nosotros…
¡Calmémonos un poco mas!
¡Cordura para todos!
Ya todos ustedes son mas
que conscientes de que el peligro de que nos maten… ¡Hoy mismo!
¡Está aquí mismo! Calma…Tranquilos…
¡No les estoy mintiendo!
Allí…A pocos metros…Está
la jauría en nuestras propias narices.
…Están como: “León
rugiente”, en espera de sus victimas…Nosotros.
Nos está esperando: ¡La
muerte!
¡La calavera, los
horrores de la sin razón!
¿La están viendo…? ¿Ven…?
Se regodean unos con
otros…Se están lamiendo.
¡Están ansiosos en
derramar nuestra sangre!
¡Gozosos disfrutan de su
momento…!
Mírenlos…Están en la
espera de sus victimas…
¡…Y no estoy pidiendo
que “huyamos”! – Se escuchó un clamor generalizado…
Todos o por lo menos la
inmensa mayoría ansiaba la confrontación.
- ¡No les estoy pidiendo
que: Huyamos!
¡No malinterpreten mis
palabras!
¿Ustedes quieren que nos
matemos? – Nuevamente los aplausos y los silbatos, acompañados de golpes con
los cuadernos a toda superficie posible.
Les hizo una seña para
calmarse, pero una vez que iba a tomar la palabra, se le adelantó Julián…
- ¡Compañeros debemos ir
a la guerra ya! ¡Y eso es: Ya!
No podemos seguir
perdiendo mas tiempo.
No debemos permitir que
se nos enfríe el “guarapo”– Clamó a todo
pulmón.
Juan violentamente lo
apartó y dirigiéndose a sus compañeros les dijo…
- ¡Yo les pido que
reflexionemos un momento mas…Es mucho lo que está en juego!
- ¿Y para qué? –
Preguntó uno de sus compañeros y el resto lo coreaba con la misma pregunta.
- ¡Yo le he dicho a
nuestro presidente, que las Fuerzas del estado jamás la van a utilizar para
reprimirnos! – Maritza fue vitoreada y ya no pudo seguir con su exposición.
- ¡La Fuerza Bruta,
jamás vencerá a la luz! ¡Y nosotros representamos a la luz!
¡Al progreso…Al futuro!
Y ya le he dicho a mi
compañero Juan que no debe temer…
Ellos no se atreverán a
“masacrarnos”; y yo siento en mi corazón de mujer combatiente y de estudiante a
tiempo completo… ¡No se atreverán! ¡No lo creo! – Asumía muy decidida de cuanto
alegaba Maritza.
Los ánimos estaban muy
exaltados.
Los de tendencia hacia
la violencia, gritaban, pataleaban y se hacían sentir por sobre los demás.
Lo cierto es que esto se
asemeja a la locura extrema. Y no solamente los de afuera estaban sedientos de
sangre; al parecer muchos de estos jóvenes también lo deseaban…En sumo grado.
Nadie se escuchaba.
Todos se gritaban.
Al pasar unos instantes,
Juan en su condición de líder, volvió a dirigirse al pleno…
- …Yo no he llegado a la
presidencia por mi calidad de: ¡Cobarde!
…Porque nunca lo he
sido…Y los que me conocen: ¡Lo saben!
¡No permitiré que me
falten el respeto! ¡No señor!
- …Perdona
compañero…Pero en mi calidad de líder, yo también me debo a un grupo y es el
sentir de todos los que me apoyan que…
¡Debemos ir a la lucha!
El que golpea primero,
golpea dos veces.
¡Este es nuestro
momento!
Y no deberíamos dejar
pasar este instante en que todos estamos presto a ¡ir al frente!
¡Adelante compañeros!
¡El momento nos urge a
poner en acción nuestros deseos!
¡Guerra a nuestros
enemigos! ¡A patearlos, a escupirlos!
¡Vamos a destruirlos,
antes que ellos nos desbaraten!
¡Vamos a matar, ante de
que ellos nos hagan lo mismo!
¡Si eso es lo que se
merecen! ¡Matemos antes de que nos maten!
Porque ojo por ojo…Yo no
voy a “poner la otra mejilla” ¡No señor!
El que vence es el que
persevera…
¡Guerra a la guerra!
¡Destruyámoslos, ante de
que nos hagan lo mismo!
¡Llamo a la defensa de
todos nuestros derechos!
¡A la victoria siempre!
¡Ya!¡ ¡Vamos ya!
¡No le hagan caso a
estas voces agoreras!
¡Vamos, vamos sin perder
ni un segundo mas!
¡Ra, ra, ra a la lucha
ya!
¡Adelante compañeros,
adelante siempre! – El bullicio no se hizo esperar al mismo instante sonaron
todo tipo de ruido alusivos a la aceptación general.
- ¡Vamos a guerrear!
- ¡Muerte a los
opresores!
- ¡Esos asesinos los
vamos a asesinar ya! – Coros y villancicos alusivos a la matanza se dejaban
escuchar, era un verdadero aquelarre.
Todos los presentes,
salvo muy pocas excepciones estaban de acuerdo.
Juan miraba impávido.
En principio él mismo
estaba de acuerdo, pero al presenciar las enormes fuerzas del orden público,
que los estaban retando y aupándolos para
entrar en la pelear.
Afuera a una distancia
prudencial estaban todos los uniformados, en perfecta formación militar salvo
unos cuantos que retaban una y otra vez, estaban sedientos de sangre…Y estaban esperándolos…
Mucho le costó al cabeza
de todos los estudiantes, calmarlos y hacerles un nuevo llamado a la cordura, a
la sindéresis, al raciocinio…
Pero ya parecía muy
tarde.
Luego de muchos llamados
logró medio calmarlos y aprovechando un micro segundo en que cesaban sus
manifestaciones violentas, arrancó así…
- Bueno por lo visto lo
único que quieren es: ¡Enfrentamiento!
- ¡Síííííí! – Vocearon
casi al unísono. El cabeza de ese grupo, asimilaba que ya las cartas estaban
echadas y que por mucho que les dijera…En esta ocasión; jamás le oirían. Julián
y su grupo, eran los virtuales ganadores de esta contienda. No obstante,
persistía en su objetivo de aplazar esa matanza.
- Ustedes lo único que
quieren es: ¡…Sangre! ¿Es así…?
- ¡Mueran los Asesinos
de estudiantes! – Gritó uno del grupo.
- ¿…Y después que nos
maten…? – Les volvió a preguntar. Por primera vez se sintió solo.
Maritza, Julián y un
grupo que siempre lo habían apoyado, en esta ocasión lo estaban adversando…y
ganando.
Con profunda tristeza,
contemplaba la perdida de su liderazgo.
Asimiló que hablase,
dijese o se opusiera…Ya no seguiría seguido.
Y sus opciones eran:
O se callaba y los
seguía, y posiblemente mantendría su liderazgo o se oponía radicalmente, siendo
su autoridad desconocida y con seguridad su liderazgo.
Muy dura eran sus
opciones, las contemplaba mientras era testigo de ese motín.
- ¡Vendrán otros! Y si
los matan… ¡Vendrán mas, muchos mas!
¡Pero ni este gobierno,
ni esos asesinos que están allí…Nos vencerán!
- Yo lo que les quiero
decir… ¡Es que llevamos todas las de perder! – Consciente del enorme peligro, no
escatimaba esfuerzo alguno. Ya se veía solo, pero aún así creía que era su
deber, tratar de hacerlos entrar en conciencia. Esta pelea, la tenía perdida
irremediablemente,
- ¡Somos estudiantes, y
somos el futuro de este país! – Gritó uno de entre ellos.
- ¡Queremos sangre! –
Vociferó otro.
- ¡A la victoria
siempre!
- Debemos planificar
mejor la cosa… - Explicaba Juan.
- ¡No! ¡En este momento
nos llama la: Guerra total! – Asumió Julián exaltado.
- ¡Cobardes no queremos
en este movimiento! – Se oyó una voz masculina.
- ¡Yo no soy cobarde! –
Se defendía el presidente del centro de estudiantes mientras quiénes lo
adversaban aupaban en la oscuridad de la
muchedumbre.
- ¡Muerte a los
traidores! – Gritó otro del grupo.
- ¡Si, matemos a los
cobardes que quieren hacernos huir, en vez de defender nuestros justos derechos
ante este gobierno opresor!
- Yo lo único que les
pido a mis compañeros es: Que no perdamos nuestro Norte.
Y ese es: ¡Que luchemos
y hagámonos respetar! – Agregaba Julián
aprovechando unos instantes de desconcierto.
- ¿No están viendo como
nos están “retando”?
¡Eso es lo que están
esperando: Que avancen!
…Ellos se saben los
ganadores… ¡Y lo serán!
¿No los ven? ¡Ellos son
miles y miles! ¡Están armados hasta los dientes!
Ellos son: La Ley. Se
amparan en la Constitución Nacional.
Todas las leyes, los amparan. Fiscalía, tribunales,
hasta la Defensoría del Pueblo… ¡Están con ellos!
¿Y saben el por qué?
Porque son los mismos.
Este es un estado
Forajido.
Y si se presentan a la
lucha… ¡Le están sirviendo la mesa!
¿Es que se están
volviendo sordos, ciegos y locos?
¡Los están arrastrando
al matadero!
¿Eso es lo que quieren?
¿Qué nos masacren? ¿No lo ven?
¿Hasta cuando se van a
dejar manipular y maniatar? – Le preguntó Juan, todos volvieron sus rostros
hacía dónde se encontraba un grupo que los adversaban y abiertamente los
retaban y lanzándoles insultos los conminaban a que dejasen el palabrerío y se
lanzaran a la pelea…Que ellos los estaban esperando.
- …Están sedientos por
nuestra sangre… ¡Se creen vencedores! – Ya los estaba dominando cuando Julián
brincó nuevamente y quitándole la palabra, les dijo…
- ¡Muerte a los enemigos
de los estudiantes! ¡No le demos la oportunidad de que se sigan burlando de
este Movimiento, que es la esencia de nuestros estudios!
¡Fuera los opresores! –
Salió otra voz en su apoyo.
- ¡Nosotros tenemos el
Imperio de la verdad!
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