“Después de
mí… ¡Nadie mas!”
-
…Está en
shock…Por favor señor…Apiádese de
nosotras. – Le susurró
Carmen, como para evitar
que se encolerizara
más ese hombre.
- ¿En shock?
¿Y eso es
grave?
¿Qué carrizo
le ha hecho
a esta pobre
mujer?
¿Es qué
acaso Román le
debe dinero…Mucho a
ella?
¿Díganme…De una buena vez?
¿Quéééééé está
pasando aquí?
¿O qué
le habrá hecho ese
cristiano a esta
pobre mujer?
- …Por
favor…Por favorcito….
- ¡Sí, si
claro! – Y
sin perderlos de
vista, se acercó
a la puerta
y gritó para
adentro:
-
¡Tráiganme un vaso
con agua y
azúcar…Ya! – Y
volviéndose hacia sus
interlocutores, les dijo:
- Ya se lo
van a
traer. – E
inmediatamente, corrió y
se posesionó de
las rejas del frente.
Las sujetó con
suma fuerza. Las
zarandeo con crudeza.
-
Tranquilo…Tranquilo. Ya dentro
de muy poco
desvelaremos este misterioso
misterio.
Miraba hacia
la derecha y
luego, hacia su
izquierda. Pilló a
varios de sus
vecinos.
Éstos,
temerosos corrían a
hacer algo o
simplemente miraban hacia
otra parte.
-
¡Entrometidos!
Les gritó
muy quedamente. Solamente los
cuatro lo escucharon.
Pero en su
rostro se denotaba
mucha tensión.
A los
pocos minutos, llegó otra
de sus hijas
trayéndole el vaso
de agua con
azúcar.
-
¿Para quién es?
– Preguntó acercándole
el vaso. Carmen
y Susan, se
adelantaron y le quitaron
el vaso, dándole
las gracias y
procedieron a dárselo
a su amiga.
Gersy, bebía
por beber. Ningún
gesto al respecto.
En segundos
se apareció José,
solo.
- ¿Y entonces?
– Le preguntó
ya fuera de sí.
- Ya va…Ya
va. Mami
está lavando.
- ¿Y el
Román?
- ¿Román?
- ¡Sí Román!
¿En dónde carajo
está?
- …Se está
bañando…
-
¿Bañando…A quien se
le ocurre bañarse
a estas alturas…?
¿Y Mireya?
- Está con
mami.
- ¿Y por
qué carajo no
están aquí?
- …Ya vienen,
ya vienen. – El joven
se volvió a
apurar a su
madre y hermana
y a Román también.
-
¡Bañándose! ¡Bañándose! ¿Y
en este momento
tan importante…Se mete a bañar?
Adentro se
oía a José
gritándoles a todos.
Que se apuraran.
Afuera, Susan
y Carmen, insistían
en darle agua
con azúcar. Gersy
no opuso resistencia alguna.
-
¿Bañándose ahora, en este
preciso momento? ¡No
puede ser! –
Hablaba para sí mismo.
Y él solamente
se contestaba a
sus preguntas.
-
¡Aquí estamos pues!
– Contestaba la
dueña de la
casa.
-
¡Buenas! Yo soy
Mireya, la novia
de Román. ¿Ustedes
lo conocen?
- Sí. Sí
lo conocemos. – Respondió
sorpresivamente Gersy.
-
¿Sí…Mi amor no
me ha hablado
de ustedes?
- ¿Ah, no?
-
Señora, aún no
se su nombre.
Déjeme presentarme: Gersy de
Muñoz.
- Yo me
llamo: Mireya igual que mi hija.
¿Usted es la
señora: de Muñoz?
- Sí, yo
soy la esposa
de: Román Muñoz.
-
¿…Esposa de Román
Muñoz…? La esposa
de su papa… Pero
usted se ve
muy joven…Para ser…Para
ser…
- No, soy
nada más que:
¡SU ESPOSA Y
LA MADRE DE
TODOS SUS HIJOS!
- ¿De mi
Román? ¡Imposible! ¡Eso es mentira!
- ¿Cómo es
la guarandinga? – Tronó el señor, desde el portón.
- ¡No les
miento…!
-
…Pero no
le podemos creer…
- Que yo
soy la esposa
de: Román Muñoz Quintero.
-
¡Pero eso no
puede ser verdad! No
se lo creo.
- ¿Qué falta
de respeto es
esto? – Gritó
fuera de sí
la matrona. - ¡A mí
me va a
dar algo…Me va
a dar algo…No,
no, no puede
ser…
-
Tengo estas fotos
que me lo
comprueban. No les miento. –
Le respondió Gersy
-
¡Tiene que ser
mentira! ¡Te voy
a sacar los
ojos…Bruja!
-
¡Esto es
una infamia! ¿Y
venir a mi
propia casa a insultar a
mi hija?
- No. No
es mentira. Créanme.
- ¡Eso es
imposible! Yo conozco muy
bien a mi
novio. Además, ya
él me demostrado hasta el
cansancio, que me ama
y está dispuesto
a casarse conmigo.
¿Verdad mami?
- ¡Así mismo
es! ¿Por qué
ustedes han venido
hasta mi casa,
para tratar de humillarnos?
- ¿A casarse…?
…Si ya está
casado conmigo….
- No
señora. No es así.
-
¡Claro que está
casado conmigo!
- Tú lo
que quieres es
quitarme a mi
amor. ¡Jamás lo vas
a lograr!
- ¡Tú me
quieres quitar a mi marido…Al
padre de todos mis hijos…!
- Mi novio
se está bañando
en este momento.
¡Estoy segura que
cuando él venga…Los va
a botar a
patadas de mi
casa! ¿Verdad mami?
- ¡Así mismo
es! Además yo
misma le he
hecho diversas pruebas
y las ha
pasado todas. ¡Es imposible!
¡Imposible!
-
Señora, por favor…
-
¡Además mi propio
marido lo ha comprobado y
requeté comprobado!
- ¡Ustedes
me tienen rabia y quieren destruir mi futuro matrimonio! ¿Verdad mami?
-¡Así mismo
es! ¡Yo no les estoy creyendo nada de nada! Es más, ya me están cansando…Yo
creo que es mejor que se vayan de esta casa ahorita mismo…
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