¡Nunca se sabe!








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Mariano caminaba por esa vereda. Iba solo y cargaba en cada una de sus manos unas bolsas plásticas, que por su apariencia, iban muy pesadas.
Su cansancio era evidente.
Él mismo iba presuroso en medio de ese sol inclemente.
Parecía que llevaba prisa, pues iba a paso muy rápido, por su rostro se deslizaban cantidades grandes de sudor y en su espalda, se notaba que sudaba copiosamente.
El ruido de los carros que pasaban a su lado, denotaba que había mucha actividad a su alrededor.
Por instantes mi atención se desvió y esto se debía a las acciones que por instante se suscitaban en todo mi entorno.
¡Pero! Algo hizo que me fijara de nuevo en el amigo en cuestión…
De repente, vi que decayó. Si.
En efecto, cayó como cae el agua desde una altura considerable.
Un sinuoso efecto de “cámara lenta” se me hizo patente…
Sencillamente se desbordó. Todo su cuerpo cayó en caída libre.
El ruido que hizo su caída, acompasada con el desplome de lo que llevaba en sus manos, fueron mas que evidente.
Un raro momento se suscitó…Es algo inédito…Para mí.
No sé con precisión…Si entré en un limbo…O si fue un ensueño.
Y el tiempo careció de sentido alguno.
Impávido contemplé que en cuestión de un instante, se irguió como un rayo.
Y sin amilanarse…Continuó impertérrito.
¡No se dio cuenta alguna de tal acción precedida!
Asombrado contemplé como si fuese una “ilusión óptica” una sombra continuó caminando, con sus mismas bolsas…
Y como si fuese una cortina plástica transparente, vi como seguía con su imperturbable acción…Siguió…Recorrió en ese su nuevo andar, solo que en esta ocasión…Ya no posaba sus pies cansados sobre la dura y ardiente acera…Brotaba por en medio de ese ambiente invisible, nada parecía haberse perturbado.
No podía creerlo. No entendí nada lo que mis ojos así me apreciaban.
Ciertamente, se suscitó una horrenda dicotomía.
En el suelo, tirado. Despojado yacía su cuerpo, sin signos evidentes de movimiento alguno.
Su proceso de descomposición, se le aceleraba.
Un hilillo de espeso liquido rojizo con tonalidades muy oscuras…Apareció por sus oídos.
Todos corrieron a tratar de ayudar en algo.
…Pero nadie   -sólo yo-   pudo presenciar la forma como seguía en su movimiento gradual.
Pude ser testigo de cómo el panorama comenzó a oscurecerse.
¡Qué apestoso lo que pude observar!  …Quería huir de todo eso!
Dio la impresión de que ingresaba por un inmenso y lúgubre túnel, el cual seguí…Atemorizado y con el corazón en mi mano.
Su extensión era infinita. Como su oscuridad. Parecía boca de lobo.
Y de pronto, aparecieron horrendas figuras, unas aladas, otras emergieron del subsuelo y otras mas lo bordearon.
Pude ser consciente del horrendo vaho del averno…
Él no dio muestras de percibir nada extraño, pues continuaba con ese su andar al infinito.
Cómo cosa curiosa, unas de esas horripilantes apariciones me miraron y enfocaron su atención en mi.
Me miraban con sadismo. Amenazante gestos lucían…
Mientras una multitud sencillamente lo absorbieron.
Sentí que mi vida peligraba, por lo que dudé en continuar.
“¿…Qué hago…? ¡Dudé mucho!?”
Por instantes muy preciosos, sentí unas garras que me asían con crueldad inaudita, destrozando con furia mis carnes.
Me defendí lo mejor que pude.
Escuchaba y sentía en mi corazón, mis entrañas y en mis pensamientos que debía huir a toda carrera. Y eso traté de hacer.
Corrí desaforado, hasta que unas personas me aprisionaban y me gritaban algo así como: “Cálmate”
Fue cuando me percaté de que me encontraba rodeado de muchas personas, quiénes asustadas trataban de que volviera en mi.
…Luego entendí que había logrado mi propósito.
Mi agitado y atormentado corazón, comenzó a relajarse.
Respiré hondamente, mientras ellos se encontraban anonadados presintiendo que yo…Había perdido la razón.
-      ¡Ja! Si supieran… - Me decía mientras percataba de que ya estaba fuera de peligro…Porque en verdad: ¡Nunca se sabe!

Lo que transportaba en sus bolsas, se esparció por todo el suelo.
 



















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