...En dónde...














¿…En dónde estás…?




¿En dónde te he de encontrar….?
Si  desde que he nacido,
detrás de ti ando.
Cuando era un niño,
Soñaba contigo,
creía que radicabas en todos.
Ahora quisiera seguir creyéndolo.
Te he buscado por todas partes.
En lo mas profundo de la tierra.
También en sus alturas.
En la vegetación pura.
Eres como el viento, cuya presencia
siento cuando arrebatas mi ser.
Pero aun así…No logro verte.
Verte y sentirte siempre quisiera.
Cómo ese amanecer con sol ardiente.
Con esa luz que eclipsa lo opaco.
Algunos han negado tu existencia.
…Eso afirman.
Otros dicen que no oyes.
Que no sientes.
Que no existes.
No sé qué pensar…
Muchos emulan tu presencia.
¿En dónde radicas…?
¿Dentro de mí…?
O… ¿acaso fuera…?
Tu fuerza es irresistible,
arrebatas lo que se te antoja,
haces lo que te plazca.
Quitas y pones.
No existe fuerza que te contenga.
Pero aun así…No logro adivinar tu presencia.
Algunos dudan de tí.
En ocasiones creo que no escuchas.
Tampoco hablas.
No entiendo tu lenguaje.
No sé interpretarte,
puesto que a veces creo que soy yo mismo
quien creyendo que eres tú…Lo hago
y mis tortazos me he llevado.
Todo está revuelto,
el espejismo obnubila nuestro entender,
nos trafican como borregos,
las mareas del odio
enlodan tu presencia
con ese olor putrefacto
que a muerte y desolación nos están llevando.
La maldad se enseñorea…
El odio se disfraza en “amor”
En tu nombre hablan,
mentiras y falsedades de sus bocas sale.
La muerte y destrucción nos persigue…
¿Y tú, qué opinas de esto…?
¿Dónde estás que no te veo?
Quisiera sentirte.
Vivir en ti o tú en mí.
No nos abandones en estos
momentos en que todos
los perversos sus armas esgrimen
en contra nuestra.
En que haciéndose pasar como tú voz,
nos engañan y se mofan de nosotros.
Nos roban, nos despojan,
nos  encierran en celdas de concreto.
Mienten y se confabulan.
Trafican con drogas, como con mujeres y niños.
A pueblos enteros diezman.
Nuestra vida corre peligro en sus manos.
Quieren borrarnos para quedarse
solamente ellos.
¡Salva a tu pueblo!
En Ti creemos.
¡Somos tú pueblo, no de ellos!
¡Quítales el poder que han usurpado!
Mienten con descaro.
Sin pudor alguno destruyen.
¡Quítales el poder de dañarnos!
Sé cómo el torbellino que con esa fuerza arrolladora,
los anula a ellos,
como El Único que siempre has sido.
Demuéstrale Tu Poder.
Sé Nuestra Guía y nuestra fortaleza,
la roca por sobre la cual podamos estar.
No permitas que nos destruyan.
No tardes en tu Justicia.
Haz nuestro vivir en paz.
Haz que Tú Presencia teman.
Que tú ley nos gobierne.
Que Tú Eterno Amor nos una
tal como debe ser.









© Bernardo Enrique López Baltodano 2015 



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