Sigo con: "Cachirulo" un relato de las peripecias de un delincuente juvenil.
En días sucesivos iré etiquetando más páginas.



Va este relato con el permiso de todos ustedes...espero que sea del agrado de todos...

De repente, oyó como un chasquido. Y como a esa hora y con esa quietud, todo ruido se multiplicaba exponencialmente.
Y casi al instante, percibió el aroma de un cigarrillo.
Y lo comprobó, con ese radiante estallido que provocaba el fosforo que éste usó.
Una humareda gigante se elevó por encima del vecino. Rimbombante y escandaloso el humo se esparció por todo su universo como acusando a todos su presencia gaseosa.
“¡Qué buena vaina me estás echando! Y ahora  no me queda más que esperar a que ese desgraciado se fume su pitico.”
Así que se armó de paciencia. Y esperó.
Seguía pendiente  tanto del perro, como del sitio en donde, debían emerger en cualquier momentos sus secuaces.
Todo lo tenía bajo control. Y ese pequeño incidente, por supuesto que lo molestó.
¿Pero en fin?
Todo esto pertenecía a los imprevistos de su profesión.
Detalló al vecino. Claro que lo reconoció.
Era Lucho. El borrachito, el vecinito necio y fastidioso. Y comenzó a analizar fríamente, su destino.
(Ya conocerás lo poderoso que soy. Mentalmente te estoy enviando miles de maldiciones y advertencias y si no me haces caso…Procederé a enviártelas por mi voz. Mejor es que te escondas miserable rata asquerosa y pueril. ¡Ya vete!
¿Ah no me haces caso?
Ya conocerás la segunda faceta de mis poderes extrasensoriales y paradigmáticos. ¡Vete, escóndete asqueroso reptil de dos patas!) Abrió sus ojos y nada. Todo seguía igual.
Se concentró nuevamente y cerrando sus ojos, comenzó una oración en voz muy baja y de repente ya decidido lanzó una especie de sortilegio y hablando siempre en voz baja, pero con una voz de poder y amenazante le profirió dirigiéndose a Lucho, pero sin que éste ni lo viera, ni mucho menos lo oyera:
“…Será mejor que te metas a tu escondrijo, rata asquerosa.
Porque si me echas a perder mi trabajito…
¡Te rajo la panza! Así que ya estás advertido… ¡Vete, desaparécete animal!” Temblaba de la cólera y con mirada de rencor lo chequeaba con detenimiento.
Y como por arte de algo inexplicable obtuvo una súbita respuesta.
Se estremeció de una forma fulminante. No supo saber qué estaba aconteciendo, pero ya estaba tembloroso. Dentro de su embriaguez…Miró hacia su derecha, hacia su izquierda. Era evidente que algo lo había asustado y no sabiendo qué pero si comprendiendo que su vida corría peligro…Comenzó a temblar de horror. Miró hacia todos lados, su cabeza no paraba de moverse.
De repente se irguió, tambaleándose como estaba y miraba temeroso hacia todas partes.
Sintió un irreconocible pánico.
Se frotó nervioso su brazo derecho, y luego su lado izquierdo.
Y de repente…Miró sin ver nada, insistió aunque deseaba no ser testigo de nada.
Pero fijó su atención, hacia el sitio en que se escondía alguien que él nunca pudo visualizar, pero que temía que era muy peligroso.
Se persignó una vez. Ya sus movimientos eran muy torpes.
Luego otra. Respiraba con dificultad.
Volvió su mirada hacia otro lado. Se encontraba muy confuso y muy asustado.
Luego miró hacia el fondo de su casa.
Y de repente  torpemente  comenzó a correr, primero en retroceso.
Y luego, volviéndose corrió y entró precipitadamente a su casa.
Tirando de un solo sopetón la puerta.
Y desapareció de toda la escena.
“¡El diablo te previno maldito!
¿Habrá sido el diablo de los borrachitos, el que te previno…Verdad?
Hiciste bien en sentir temor. Porque ya te tenía listo para la parrilla…
¡No sirves para nada! Naciste etílico  y así  mismo te morirás. ¡Basura!
…Y si pretendes  seguir viviendo… ¡Cuídate de mí!
¡Ni te atrevas a asomarte…Porque te mato desgraciado!”

Una sonrisa sádica se dibujó en su rostro. Y se felicitó a sí mismo. ¡Ah estoy súper poderoso!
............Continuará........Continuará..........Continuará..................................................................

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