¡Todos ellos en sus “disertaciones”! ¿Y yo…?
Y se quedaban hablando entre ellos…Y yo les quería gritar:
“¡Ayyyyy! ¡Ayyyyy! ¡Sacame “el dedito” mijo! …Me lo va a deformar…
¡Y nada! Cerraban sus ojos y me manipulaban una y otra vez, hasta que les
grité:
- ¡Me van a sacar sangre! …Por amor a Dios…Ténganme consideración…
(Quería mas bien gritarles: ¡Desgraciados, malparidos anda a metérselo a
tu madre!)
…Pero lógicamente: ¡Nunca me atreví a ofenderlos!
¿Total?
Ese era el pago que debía efectuar por lo de mí operación a la próstata.
Yo
fui “el
conejito de Indias”
para sus clases.
– Mientras lo
estaba escuchando quería
hacerle la siguiente pregunta: “¿Y
le gustó
que se lo hicieran?”
Pero
lógicamente
me contuve, ya que me parecía
que le faltaría
el respeto a un anciano como ese.
-
¿Qué mas podía hacer? Mira
a mí
me ¡han
pasado cosas!
Que
si yo fuese un escritor…
¿Qué de cosas no
hubiera escrito? –
Se quedó
pensativo y de vez en cuando se cuajaba de la risa –pienso que se
recordaba de ese “incidente” que tuvo con
la Ciencia Médica-
pero de repente se enderezó
y me dijo precipitadamente…
-
Y hablando “así como los
locos”
¿Qué te parece lo
que está
pasando…?
–
Me miró
con una súbita
preocupación.
Sus lentes bailaban nerviosamente, sus pupilas me miraban y se alejaban hacía cualquier
parte, como temiendo ser escuchado y censurado por lo que me iría a contar.
(…Y recuerdo que
pensé
en ese preciso instante: ¿Qué me irá a contar
ahora…?)
Y
al verle su gravedad, me dispuse a centrar toda mi atención a todo
cuanto me quisiese informar.
Se tomó su
tiempo, y siempre visualizando todo el entorno –me asusté ya que
pensé que se había
molestado por alguna indiscreción de mi
parte- preferí quedarme sordo,
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