“Asechanzas”
Este
relato surgió después de una tenebrosa noche de espanto.
He
tratado de ser fiel a lo acontecido.
Y no le importa nada mis gustos o deseos. Soy preso,
soy un rehén
…No puedo opinar, ni pensar. ¿He de someterme a mis
torturadores?
De nuevo esa hondonada. Algo en ella me atrae. Me atrae, me subyuga…
En dónde el vacío te chupa.
Te jala y tú no tienes la fuerza suficiente para
contrarrestar esto.
Te obnubila todas tus facultades. La impotencia te
hace ser complaciente y te vas entregando.
Y te sientes atraído y a la vez rechazado.
Y a pesar de todo esto: ¡No te importa! Hay desanimo.
¡No te incumbe en lo más mínimo! ¿Y para qué seguir
luchando…? ¡Siempre he de caer!
¿Qué me importa lo que hagan conmigo? No siento
interés alguno. ¡Estoy en apocamiento!
Nada me motiva. No me siento yo…Algo o alguien me está
guiando.
Presiento que es para mí propio exterminio. ¡Me da
igual! ¡Hagan conmigo lo que les apetezca!
Nada importa. Es una sensación extraña, parecida a la
peor de las depresiones.
Pronto ya no sintió su propio ser. No percibió cambio alguno, y el no estar
consciente de si seguía siendo sólido o que estuviese en estado acuoso, espeso
o flojo…Ya carecía de importancia alguna para él.
No supo a ciencia cierta nada más sobre
sí mismo. Si el estar consciente o inconciente.
No estaba consciente del tiempo. ¿Era de día o ya de noche? No tenía interés
alguno.
Ya no sentía sentimiento alguno. No
pudo discernir que ¿era el dolor o qué era su ausencia? Esas sensaciones que en
antaño lo emocionaban o lo entristecían o le causaban estupor, esos cambios de
“humor” ya pertenecían a su pasado.
Y ni siquiera en estos momentos surtían
de “sapiencia” alguna. Ya que estaba en cero “absoluto” Por lo que al carecer
de un histórico confiable…estaba huérfano.
Y le daba igual el estar vivo o…en
reposo.
O nebulizando.
No sabiendo si esto era importante, mas
bien desechaba cualquier tipo de pensamiento.
Su deficiencia era sumamente
notoria…Se plasmaba en él.
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