“Cachirulo”
“Un hombre muy rudo”
…Ay María, por lo que estoy
viendo…
¡Te quedaste cortita!
¡…Es todo un personaje de
respeto y admiración…! Aquí debe haber más de veinte hombres y muy bien
armados…
¡Me estás impresionando!
…Debes ser…Todo un Personaje…)
Esther, no se atrevía ni a respirar.
De repente dieron
la orden y en perfecta formación entraron todos. No escuchó nada.
Pasaron unos cuantos minutos.
Y de repente se
abrió la puerta y salió la jovencita, abriendo de par en par la puerta y
dándole paso a la veintena de soldados, que salían de esa reunión.
Pasaron a su lado y aparentemente, ninguno la vio. Pero el
que los comandaba, sí que la vio.
Pero la ignoró. Una vez
que todos salieron, volvió su mirada a la puerta. Y esperó.
La misma muchacha, la invitó a entrar, al mismo cuarto.
Esther se lo pensó y accedió.
Y una vez que
entró…Desapareció en un mundo a oscuras y con muchas expectativas.
- ¿Tú debes ser: Esther? ¿Cierto?
Ella trataba de verlo
pero en esa oscuridad, le era harto difícil.
- ¿No me puedes ver?
- La verdad es que
no. Todo está muy oscuro.
- Éste es mi reino. ¡Pero pasa, bienvenida a mi mundo!
- ¡Gracias! – Se movió en cuanto, visualizó unos haces de
luz y pudo distinguir su silueta.
- …María tenía
mucha razón…
- ¿En qué?
- En que eras un jovencito, muy apuesto y bien parecido…
- ¿Entonces ya lograste verme?
- Uhm, uhm.
- Pasa, pasa. Siéntate a mí lado.
Aquí en mi cama. No temas, que no te voy a hacer nada
malo.
- ¿Y qué mal me podrías ocasionar…?
- ¿Además de tocarte?
- ¿Y deseas tocarme?
- Eres una mujer hartamente bella y hermosa…
- ¿Eso te parezco?
- ¡A leguas se te ve!
- ¿Serás que te estás quedando ciego?
- ¿Después de contemplar tu belleza?
¡Claro que sí!
- ¡Ah ya veo que
María, no exageró nada de ti!
- ¡María es una gran amiga mía!
- ¿Y su esposo?
- También. ¿Vas a venir a acostarte conmigo?
- ¿Así, así…Tan rápido eres tú?
- Mi tiempo es oro. ¿Además, qué te puede hacer un
jovencito como yo?
- ¿…Y estás dispuesto a cuidarme?
- …Eso depende…
- ¿…Y de qué depende…?
- de ti.
- ¿…De mí?
- Claro. Tenemos que negociar.
- Negociemos…Para eso he venido.
- Ok. Y para eso estoy yo.
¿Dime, qué tipo de protección quieres tú?
- Quiero que me protejas a mí y a todos los míos. Y quiero
que consigas a los que nos desgraciaron nuestra existencia.
- Bueno. Eso te podría salir…Carito…
- Estoy dispuesta a pagar.
- ¿Lo qué te pida?
- …Sí...
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