...Te equivocaste de persona...



                                   Google imágenes: Paisaje paraguanero. Giovanny  Strippoli










“¡Te equivocaste de persona!”







Viviendo aun en Maracaibo, me tocaba realizar mi viaje hacia tierras falconianas, así que me dispuse a ejecutarlo.
En aquel entonces era soltero (Y sin compromisos.) por lo que podía ausentarme toda la semana, y en mi casa solamente me esperaban mi madre y mis hermanos.
Me gustaba viajar, disfrutaba cada kilómetro recorrido, el cambio de paisajes y de climas, amén de conocer a nuevas personas, ¡eso lo disfrutaba!
El calendario de mis viajes era: una semana para visitar los campos petroleros del Zulia, además de viajar a la población de La Puerta en el estado Trujillo y a la semana siguiente viajar hacia el estado Falcón.
Ya el jefe, me había hablado del Ñaño (Un ex compañero de trabajo, quien se había mudado a Pueblo Nuevo en la península de Paraguaná.) y me dijo que   -si me era posible-    pasara a saludarlo, le dije que no sabía su dirección    -y él me la dio-   me pidió que si pasaba le diera su saludo.
En verdad, éramos amigos, y me pareció muy interesante pasar a saludarlo.
Programé mi recorrido, ya que partiendo de mi zona de origen (Maracaibo) la primera población era: Mene Mauroa,  allí tendría que atender a varios de mis clientes, y de allí seguir en mi recorrido hasta el sitio en donde debía dormir: Coro, la capital de Falcón.
Y una vez que visitaba a toda la clientela tanto de Coro como de La Vela de Coro y puerto Cumarebo,  dirigía mi vehículo hacia la península de Paraguaná.
El cambio era drástico, ya que en el recorrido debía atravesar los famosos “Médanos de Coro” y a unos cuantos kilómetros mas, doblar hacia: Adícora y de allí llegar a Pueblo Nuevo (Pueblo en donde vivía el famoso Ñaño.) así que hice todo mi recorrido y al llegar hasta esa población, comencé a buscar la bendita dirección.
A la final, la encontré.
Ñaño vivía en una casa vieja, en una de las calles paralela a la avenida principal.
Realmente no me costó mucho localizarlo, ya que mucha gente ya lo conocían, y al dar sus señas, alguien me indicó la dirección con mas exactitud.
Recuerdo que lo encontré en su residencia.
Él se había casado con una goajira (Descendiente de la etnia Guayú.) y al parecer, se complementaban muy bien.
(Una vez que lo hube localizado, él me narró la parte de su vida   -que desconocía-   y me dijo que al conocerla, su familia lo obligó a que se casara de acuerdos a “sus ritos y sus usanzas” y que después se casaron tanto en la iglesia Católica, como al civil, en casa de sus padres en Maracaibo.)
Esa tarde, él me insistió mucho en que me quedara en su casa, al principio le dije que seguiría mi camino hasta Punto Fijo, ya que en la mañana debía finiquitar mi recorrido de ventas en esa zona; pero él se había acostumbrado a “cambiarle los planes” a todo el que se le acercara.
Bueno, el caso es que finalicé aceptándole su propuesta ya que era muy tarde, serían si acaso un poco mas de las seis y ante la posibilidad de llegar muy tarde a Punto Fijo y no conseguir habitación en algún hotel…
- ¡Tendrás que dormir en una bomba de gasolina…Y no es conveniente! – Me dijo con mucha determinación… - Me imaginé eso, y me causó escalofrío. El tener que dormir en “la calle” en mi propio carro…No me era agradable…Así que…
¡Me convenció el hombre! – Pero a decir verdad, esa residencia me causaba mala espina.
Presurosa, su mujer me preparó un cuarto con su cama ya lista.
Me llevaron mi maleta, y no pude objetar mas.
El caso es que esa noche, nos quedamos hablando hasta muy tarde.
Y cuando me llegó el momento de despedirme, me ha entrado  ¡una sensación de orfandad tremenda!
Me desvestí y me propuse acostarme en esa camita que con tanta prestancia, la señora de la casa, me había preparado.
Me costó mucho conciliar mi sueño   -porque a pesar del cansancio de la carretera y que me sentía muy agotado,  pero era que se producían unos ruidos que me escandalizaban.
Cacofonía electrizante, en medio del depauperado silencio en una noche en donde no conseguía la luna…
En mas de una ocasión, me desperté con esa angustia de que alguien me estaba “cazando” y que estaba en la espera para saltar sobre mí.
(¡Ya me parecía estar viendo: Apariciones, fantasmas o brujitas volando en sus escobas…!)
Esa angustia me hacía asomarme por una ventana que daba a un patio interno de esa propiedad.
A lo lejos quedaba mi carro, y sentía mucha desconfianza…Pensaba que alguien se metería dentro de él y que me causaría una desgracia.
No sé explicarme muy bien, la noche era fría, pero yo estaba sudando.
Los vientos producían los mas variados ruidos cacofónicos que en la oscuridad me hacían alucinar.
En mi imaginación…Veía figuras demoniacas.
Fantasmas sin cabezas. ¡Horrible!
Esa fue una experiencia nefasta para mí, ni siquiera supe si logré conciliar mi sueño. Tan solo estaba desesperado a que saliera el sol, y poder salir de esa pesadilla.
Aunque a decir verdad, todo me había salido a las mil maravillas, pero esa pernocta…No me fue tan agradable como esperaba.
Al día siguiente, me levanté rápidamente, me bañé y recogí todas mis cosas.
Escuchaba ruidos en la cocina, y de repente escuché cuando la voz del amigo, quien se acercaba con una humeante taza de café.
- ¿No vas a desayunar? – Me preguntó mientras me miraba con mucho desdén…
- ¿No dormiste bien…? – Me preguntó muy extrañado. – Espero  ¡que mis ronquidos no te hayan espantado el sueño! –  Me dijo medio en broma.
Le dije que no había podido dormir muy bien y que muchos ruidos escuchaba alrededor de mi carro…
Él miró a su esposa, ambos se miraban muy extrañados, y luego me aclaró…
- Bueno, esta es una casa vieja. Y ya sabes que en esta zona se producen muchos ventarrones que al pasar por el techo  -muy viejo de esta casa-   pues producen esos ruidos extraños.
¡Qué tanto te asustaron! 
Eso mismo nos pasaba a nosotros en un principio…
¡Ya no le hacemos caso! – Y acto seguido desvió el tema y me dijo…
- Te voy a hacer un pedido…Espero que no te me vayas a negar…
- ¿Qué pedido será…? – Le pregunté extrañado por la expresión de su rostro.
- Mi mujer y yo, quisiéramos irnos a Maracaibo y como sé que el viernes te regresas…
- Sí. Si todo me sale bien y logro cubrir toda mi ruta, recuerda que además de Punto Fijo debo ir hasta Los Taques…
- Bueno el caso, es que nos agradaría mucho si nos das la cola de regreso. Y así aprovechamos tanto ella como yo. Ya que su familia y la mía, viven allá.
¿Puedes pasar por nosotros de regreso…?
- ¿Y ese era “todo el misterio”? – Le consulté
en medio de todo aquel “dramatismo” de ellos.
La señora se reía con ese tipo de risita que provoca los nervios, y muy atenta seguía cada gesto que hacía.
- No hay problema.
- ¿Seguro que no hay problema…?
- ¡Seguro! Por mi parte, no le veo mayor problema.
El caso es que no sé si pasaré el viernes…Y en caso de que lo haga…Será antes del mediodía  ¡claro si logro hacer todo a tiempo! –  Comenzamos a desayunar y al terminar, apuré mi viaje.
En esta ocasión, preferí aligerar mi recorrido, así que aproveché a entrar primero a Los Taques (Tendría a lo sumo unos tres clientes allí.) y desde allí entrar a Punto Fijo, como en efecto eso hice.
Ese día, al entrar a la ciudad, me fui directo al hotel y reservé de inmediato mi habitación y ya teniendo seguro eso, continúe con mi labor de ventas.
Esa noche, ya en mi cuarto del hotel, comencé a rememorar todas las vicisitudes que sufrí en esa casa, y  hasta llegué a pensar: ¡Es pavosa esa casa!
Esa noche logré conciliar mi sueño a las mil maravillas.
- ¡Santo remedio! Logré reponerme después de tan extraña experiencia. – Me dije mientras me bañaba y me rasuraba.
El caso es que todo se me olvidó en cuanto arranqué con mi faena de todos los días.
Ya muchos clientes me esperaban y nos saludábamos hasta con alegría. Mas de uno de ellos me brindaban o un café o un refresco.
Cuando logré cubrir toda mi zona, ya era viernes y sería a lo sumo…Las nueve y media…Así que fui a mi hotel, retiré todas mis pertenencias y cancelé todo el importe.
Y partí rumbo a la casa del Ñaño  (En esa época no habían celulares y en su casa no tenía teléfono fijo, así que me tocaba lanzarme hasta allá con la idea, de que ya estuvieran esperándome, para continuar mi camino a “La tierra del sol amada” (Slogan que utilizan muchos los oriundos de esta gran ciudad, como para que todos supiéramos…Que es una zona: Caliente.)
- Voy a buena hora, ya que eran un poco mas de las diez (de la mañana)  y si ya me estaban esperando…
Pues lograría atravesar el puente sobre el lago de Maracaibo, con los últimos rayos solares.
En efecto, cuando apenas divisaron mi carro, se alegraron mucho de verme.
¡Hasta sus maletas las tenían en la puerta!
- ¡Justo a tiempo! – Me dijo en cuanto estuvimos cerca, me pidió la  llave del maletero y él mismo se encargó de acomodar su equipaje…
No tardó ni dos minutos.
Su esposa y sus dos hijitas de brazo, se metieron de inmediato en el carro   -en ese entonces tenía un Dodge Dart de cuatro puertas-   acto seguido, se acomodó en el puesto del copiloto y después de verificar que su familia estaban cómodas, me indicó que ya podía arrancar. Como en efecto eso hice.
Durante unas cinco horas, estaríamos en ese recorrido hasta llegar a nuestra ciudad de origen.
Y ya pasada unas tres horas y media   -ya habíamos pasado Coro-   y me dijo, en el momento en que estuvimos solos   -nos paramos a almorzar en un restaurante de carretera-   se me acercó y con mucha gravedad, tanto en su cara como en su voz, arrancó diciéndome…
- Mira chico, te invito a que   -una vez que hayamos llegado-   vayamos a casa de un brujito “muy famoso” ¡es mas, yo te voy a pagar la consulta!
- ¿Y qué hace ese brujito…? – Le pregunté medio en broma, él tomó aliento y me agregó…
- ¡Ése, es un brujo muy “asertivo”! Y te dice: El Pasado, el presente y tú Futuro
- ¿De verdad…?
- Él consulta por medio del tabaco. ¡Ya lo vas a conocer, no tiene perdida alguna!
- …No sabía que te gustaban los brujos… - Le dije en medio de su seriedad.
- ¡No! ¡No me gustan!
Pero de que “vuelan…Vuelan”
…Estoy pasando una época “de mala suerte” y mi esposa me lo está recomendando. Es el brujo de su familia. Ya sabes…Ellos creen mucho en esas cosas… - No le quise agregar nada mas.
El caso es que  ¡¿bueno qué otra cosa podía hacer!?
Ya me había embarcado, y no perdería nada con ir, bueno el caso es que mientras mas rápido salía de eso, mejor para mí, ya que podría regresarme a mi casa mas temprano.
Durante el resto del viaje, de ese tema no hablamos.
Al llegar  -me hizo señas-   de que continuara y que fuésemos hacia el consultorio de tan singular personaje.
Cuando detuve mi carro, en el consultorio, en un barrio muy pobre en las afueras de Maracaibo, no bien había apagado mi carro, cuando la esposa del amigo en cuestión se bajó como un rayo.
Ñaño se quedó a mi lado, mientras veíamos como ella entraba a ese rancho con total tranquilidad y muy segura de todo.
Nos invitó a entrar. Entramos. (Una vez adentro, me quedé muy aprehendido. El fuerte olor a tabaco, me perturbaba. Velas encendidas por todas partes. Un olor a “cosas raras” me tenía sometido.)
Nos indicó que nos sentáramos y esperáramos allí.
La esposa, abrió una cortina   -con seguridad, allí estaba el famoso brujo-   nos hizo señas y entró.
Se tardó unos minutos.
Ñaño se percató de mi incomodidad, y susurrándome al oído me alertó…
- Ya vas a ver. Tú no le tienes que darle ninguna información al brujo. Solamente te sientas, y él hará el resto. Y si tienes alguna duda…Se lo puedes decir, que él te dirá. – A los pocos segundos salió su esposa y dirigiéndose a mí, nos dijo…
- Ya va a estar listo. En cuanto él llame, entonces ya pueden entrar. –  Y diciéndonos esto, se retiró a otra de las habitaciones.
Allí me encontraba, tratando de respirar en esa atmosfera tan asfixiante.
- Para que no te estés  creyendo que yo, le voy a hablar tuyo…Te voy a ceder mi puesto. ¡Pasa tú primero! – Y se levantó para darme su primer puesto.
A los pocos minutos, se hizo un silencio, y lo rompió el adivinador, para indicarnos…
- Que pase el próximo. – Mi ex compañero, me hizo señas y me indicó a que pasara en su lugar. Así que entré. Pude quedar extrañado al contemplar un Altar muy iluminado por todo tipo de imágenes y de velas y velones. El humo era intenso, y me provocaba estornudar.
- Pasa y siéntate aquí. – Me indicó el hombre con un acento a indígena muy marcado. Acto seguido, agarró un tabaco de un envase, se persignó con el y rezándolo en voz baja, lo encendió.
(En ningún momento se dignó a mirarme.)
Una enorme bocanada de humo brotó de su boca      -menos mal que no me la lanzó encima… ¡Porque le hubiera vomitado en su cara!-   hacía sonar sus dedos como si estuviera lanzando algún tipo de sortilegio.
(Miraba arriba, abajo y a todas sus deidades…)
Levantaba su tabaco y pronunciaba palabras que no pude entender.
Y después de contemplar todo cuanto hacía…Se volvió  a mí comenzó diciéndome…
- ¡Compañero…Este tabaco es “muy chismoso”!
Y ya está comenzando a “narrarme muchos misterios” que al descubrirlos, pierden su efecto.
¡A usted lo han “dañado”! – Aspiró y luego soltó una inmensa cantidad de humo…
(Pensé que una persona normal no puede contener esa cantidad de humo en sus pulmones…)
- ¡Acá me cuenta! ¡Porque él siempre habla con la verdad! –Y de inmediato levantó su brazo en donde portaba el tabaco en cuestión-   pronunció otra andanada de palabras… ¡Qué tampoco entendí!
- ¡El tabaco no miente! Quédate callado, que él te va a decir todo lo que viniste a buscar aquí…
…Aquí me dice…Que tú vives en tierras… -Y olfateando el aire, levantó su cabeza, y continuó diciéndome…-  ¡En un sitio…Cercano…No de aquí…Cerca de agua! ¡Cómo si vivieras cerca de agua…Pero salada! ¿Será que vives en un pueblo lejano? Porque en Maracaibo, lo que hay son ríos y el lago. ¡Pero acá me dice…!
¡Sí…En un pueblito chiquito!
¡…Y me dice: Qué tú estás casado…!
¡Y que tienes dos niñitas! – Vi como sus ojos le bailaban entre sus cuencas…Parecía que se transportaba. Y yo comencé a pensar… (¡Este tipo como que se equivocó de personaje! Porque no me está  retratando a mí…Sino al Ñaño), pero como lo vi que estaba como “en un trance de locura espontanea” no me atreví a interrumpirlo.
(¡Zaperoco…No me vaya a lanzar “sus maldiciones y mande a toda esa tropa en mi contra!”)
- ¡Y el tabaco no miente! ¡Estás casado con una mujer que es “un modelo a seguir”!
Y acá también me informan… Qué estuviste trabajando en “la petrolera” y que no saliste…
¡La envidia…Te envidian hasta tu mujer!
A ti te echaron “un embrujo” Porque no te querían allí…
¡Te echaron una brujería para destruirte!
…Es que hay gente muy mala y perversa…
Porque la envidia mata…Y ellos no te quieren.
…Y… ¡Ya va, ya va! – Me dijo al verme que me levanté como un rayo y sin permitirle que continuara le dije…
- ¡Te equivocaste de persona! Porque a quien  estás “retratando” es a mi amigo…Que me cedió su puesto. ¡Ya te lo voy a llamar para que le termines de dar “las buenas pruebas de tu tabaco, que nunca miente!” – Y sin decirle una sola palabra, me retiré…
El brujo se me quedó mirando con una mirada de total desconcierto. Aproveché y levantando la cortinita de tela, le dije a mi amigo “El Ñaño”
- Ñaño…Ese brujo me describió tu vida. Entra que te va a terminar de “adivinarte” – Y sin decirle mas palabra, me retiré ante su atónita mirada.
Llegué a mi carro, lo abrí y me metí.
Me quedé esperándolos con total desagrado.
Los vi, cuando él peleaba con su esposa, se tardaron unos minutos…Luego entraron al vehículo.
No nos dijimos nada mas. Estaba loco por dejarlos a ellos y seguir a la tranquilidad de mi casa.
Mañana…sería otro día. 










© Bernardo Enrique López Baltodano 2015

El autor recomienda:


Bernardo Enrique López Baltodano (Belbaltodano): Juegos...Perder o ganar.

http://belbaltodano.blogspot.com/2015/03/juegosperder-o-ganar.html










No hay comentarios:

Publicar un comentario