En esos instantes aproveché para echarle un rápido vistazo (Otro.) a todo mi entorno.
En el espacio en que nos encontrábamos era en su sala. Un sitio amplio y majestuoso.
Me percaté de que tenían encendido el aire acondicionado, y por esa razón todo era de un clima muy agradable.
Y aun cuando todavía era de día, todo estaba cerrado y con las cortinas, prácticamente anunciaba una hora no cónsona con el de la calle.
Muy dentro de mí, me hizo sentirme mejor, el calor afuera era superior a los cuarenta grados y allí adentro, pues a lo sumo llegaría a unos…diez y seis grados.
Pronto me di cuenta que el señor de la casa, no me había quitado su atención a mí persona, así que procedí a prestarle la atención debida.
- Están feas las cosas en este país. ¿Verdad?
¿Y usted qué opina de todo lo que nos está pasando?- En verdad el tema ya me “deja roncha” y por los momentos no quisiera el tener que dedicarme a este tema en especifico, pero el hombre con su mirada me estaba retando a que asumiese ese riesgo. Así que vacilé todo lo que  pude, y al notar mi silencio, me agregó…

- ¡Se está esperando un nivel de escasez de “Padre y Señor nuestro”! 






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