“Después de mí… ¡Nadie mas!”
- Vente pronto yernito… (¡Ay qué de gozadera con ese “Loco”
Aunque esta gente se ponga como locos, a mí en lo personal, me sigue causando muchísima
gracia!) – Paradójicamente la señora estaba disfrutando de todo ese drama.
- Primero, lo primero... ¡Voy a preparar un rico y suculento
cafecito! ¿Quieren?
- ¡Sí yernito…! Prepara bastante café… (…Si supieras la “Grata”
sorpresita que te tienen preparada… ¡Ja, ja, ja…Qué gozadera la mía!)
-
¿Cuánto suegrita? ¿Y mi querido suegrito, también quiere?
-
¡Sí!
-
¿Cuántas tazas?
-
Aparte de las nuestras… ¡Cuatro más!
-
¡Chanfles! Tendré que preparar la olla entera. ¿Con azúcar para todos?
-
…Sí, tendrás que echarle bastante azuquita.
-
¿Y dónde está la Reyna de mi Corazoncito?
Mi
capullito de Alelí…
La
que me tiene con la empalizada en el piso…
-
…Aquí la tengo a mi lado…
-
¿Segura, suegrita?
-
¿Segura? ¿Cómo así?
Gersy
sufría en su silencio. (Qué horrible
me siento. Qué bochorno. Qué humillación. Y pensar que mi Román se porta exactamente así en nuestra casa.
¿Por qué me haces esto amor de mi vida? Siempre me ofreciste a mí el cielo. ¡A
mí era a la que mimabas! ¿Qué te está faltando conmigo? ¿Acaso no te he apoyado
siempre? ¿En qué te he fallado? ¿En qué…? Dímelo mi amor y ya terminemos esto.
Te perdono esto…Te juro que lo olvidaré. Pero ya terminemos esta farsa. Vente
conmigo. Con nuestros hijos. A nuestra casita)
Y
mientras ella rememoraba su pasado y su presente.
La
reunión seguía en espera del galán.
-
Que si está segura. Que me importa, más que nada en este mundo… ¡La adoro y
jamás le haré ningún tipo de daño! ¡La amo con todo mi corazón!
-
Apúrate yernito…Apúrate…
-
¡Ya voy raudo y veloz como el viento! En cuanto tenga listo el café para todos.
“Hoy
todo me parece más bonito
Hoy
canto más alegre que el ruiseñor
Y
siento la canción del arbolito
Y
siento como brilla más el sol
La
– la – la”
¡Qué
voz tan bella y armoniosa tengo!
¡Qué
bonito es estar enamorado!
Pero
más bonita es la novia mía,
¡Es
lo más grande y bello que Dios me ha creado!
-
…Por lo visto, ni siquiera se lo
sospecha… - Opinó Susan.
-
¡Ay Dios! – Clamó Carmen
Muy
pronto se sintió el inconfundible aroma del café. Inundando todo el recinto.
-
¡Ah, qué agradable es el olor del cafecito recién colado! ¿Verdad suegrito?
-
…Ajá…
-
¡Ya se está colando!
…Paciencia…Paciencia…Ya lo estoy sirviendo…Taza por taza…
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