“Después de mí…. ¡Nadie mas!”
- Debemos callar y
ayudarla en lo que podamos.
- Para eso somos sus
amigos y compañeros de estudios
- Y de vida también.
Nos toca lidiar con ella. – Aseguró Carmen.
- Recuerda siempre
esto: Tan solo somos sus amigos y nos consideramos sus mejores amigos.
Y por este simple
hecho, debemos aceptar las cosas…
Que no nos gustan ni
para nosotros mismos.
Y por supuesto,
mucho menos para ella.
Recuerda amiguita:
Carmen y yo, seguimos queriéndote y sabemos y nos consta de que al igual que
cada uno de nosotros…
Estamos padeciendo.
¡PERO!
Tenemos y debemos no
exteriorizar nuestros rechazos.
“NO LO OLVIDES CARAJITA” ¿Ok?
La tensión nerviosa
era efervescente.
Y allí estaban sus
tres acompañantes, cuyos sistemas
nerviosos ya estaban más que saturados
de neuronas súper nerviosas, pero allí al pie del cañón y muy cerca, por si era
necesaria su presencia.
Los minutos pasaban
y nada que aparecía el susodicho.
- ¡Hola chicos!
Todos voltearon para
ver quién los saludaba.
Por el sonido de la
voz…Apareció muy risueño y alegre.
- ¡Hola chicos! ¡Sin
rencor, ahora les digo: Hola chicos!
- …Hoooolaaa - Susan no se lo podía creer…
Era él mismo, en persona.
Y como que si nada.
¡Qué personaje éste!
- No perdamos
tiempo… ¿En dónde tienen a mi linda
esposa?
- ¿A tú esposa…? –
Tartamudeaba Miguel. Allí estaba, tendiéndole la mano y con una sonrisa de
oreja a oreja.
Ninguno de ellos,
estaban preparados para algo semejante. Más bien esperaban a una persona llena
de rencor y de odio hacia ellos.
Estaban preparados
para la confrontación, para la discusión…
Pero nunca para
recibirlo, tal como si nada hubiese ocurrido. Y por mucho conocimiento de
psicología que poseían…
Nunca se enfrentaron
a un caso como éste.
Era único e
irrepetible.
“Cosas veredes,
Sancho…Le decía El Quijote a Sancho”
Así que de esta
manera, Román les llevaba la delantera con sobrada alegría de su parte.
Y los amigos,
seguían con la boca abierta y sin poder atinar a qué responder o actuar.
- …Te están
esperando en la administración…
Pregunta por el
Gerente. Él fue el que habló contigo por teléfono.
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