“Asechanzas”
Hoy
es: Lunes
En una media noche estaba viendo la televisión,
cambiaba canal por canal sin conseguir una película que fuera de mi interés y
tan distraído estaba que de repente pude ver y oír como la puerta del cuarto en
donde estaba… ¡Se estaba abriendo…Muy lentamente! Pronto la luz de la cocina fue ampliándose
ante mí… ¿Y qué podía hacer…?
Me levanté y pude verificar lo que mas temía… ¡Que no
había nadie allí!
¿Entonces…Quién la abrió…?
...Viene desde
Oct...
- ¡Socorro…Socorro! ¡Auxilio que alguien se
conduele de este pobre cristiano!
Que la vida me está llevando a mundos,
sub-mundos y quién sabe a dónde más…
Intentó ponerse en pié,
pero el vaivén era demasiado y temió caerse.
- ¡Dios Santo! ¿Qué mal he hecho para merecerme
semejantes castigos? – Se preguntaba a sí mismo, pero sin bajar la voz.
Las olas eran de agua salada, la cual al caerle
en sus heridas le producían intensos dolores.
- ¡Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy mamacita
linda!
Esa agua cae en mis heridas y me producen mucho
dolor.
¿Y hasta cuando me van hacer sufrir…y por qué?
¡Es como si le echarán kerosene a la candela!
¡Es demasiado para mí solito!
¿Y cómo podré evitar qué me siga cayendo encima
esa endemoniada agua salada?
En efecto, no contempló tierra alguna.
Aterrado se comprobó que estaba solo.
No pudo ver a nadie más
Y lo peor era que no se podía mover mucho por
el terror de caer al agua…sin saber nadar.
Y el tiempo seguía su recorrido impertérrito a
su angustia. No pudo dormirse; era demasiada angustia.
Por un lado sus intensos quejidos, por otro el
temor subyacente de: ¡caerse!
Y estaba visualizando las aletas de…tiburones…
¿Tiburones también vienen en mí contra? ¡Acaso
ya no les basta todo lo que me están jodie…!
Aterrado no perdía ni un solo instante todo
cuánto pasara a su alrededor.
(¡Maldición! La sangre que estoy derramando…
¡está atrayendo a esos escualos! Para rematar…no me pudo traer algo bueno.
¿Y ahora; qué será de mí…?
…Y está más que visto…la tienen agarrada
conmigo.
Me tienen como si fuese un muñequito de esos
que llaman “porfiado” Con la gran
diferencia que a mí a estas alturas…creo todo lo que me cuenten.
¡Ya basta de suplicio…!
¿…Esas aletas son grandísimas, cierto? Deben ser bestias inmensas. ¡Con un solo
mordisco me comen entero!)
Contemplaba absorto. Cuidándose de no caer ya
que la tabla era muy chica en comparación con su cuerpo. Lo ondulado de las
olas lo mantenía siempre en zozobra.
No podía sentirse ni seguro, ni mucho menos a
salvo. Y para colmo…crujía demasiado; la notaba muy endeble.
Pero era lo único que lo separaba del agua.
Contemplando fijamente a los grandes mamíferos,
escuchó una voz muy fuerte y ronca, la cual le decía:
- No me temas ya que no soy tu enemigo y
he venido en tu auxilio.
…Continuará…
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