Me sucedió de esta forma. 25 de diciembre del 2. 014.







“Me sucedió de esta forma…”



- Pero es que  ¡imagínate nos estamos viendo después de veinte años y me vienes a pagar mi cuenta! – En verdad que me sentía muy incómodo, no me parecía nada bueno que este amigo que estuvo escondido en mis recuerdos y que apenas apareciendo ahora, sea él el que me pague mis consumos. Se lo hice saber de diversas formas, pero él ya había solventado todo y poco podía ya hacer.
- No le pares a eso. ¡Hoy por ti…Mañana será por mí! Y de eso no me cabe ¡la menor duda! – Su atención se posó en el empleado que le traía  la cuenta y sin mediar mas nada, metió su mano a uno de sus bolsillos en el pantalón, cuando entró otra llamada. Nervioso se apresuró a sacar el dinero y de una forma muy veloz, le pasó unos cuantos billetes, haciéndole señas al hombre de que se quedara con el cambio.
Y sin esperar respuesta alguna, atendió la llamada.
Nuevamente lo ví como se comportaba.
Muy nervioso.  Se pasaba la mano por su cara una y otra vez.
Muy inquieto.  No conseguía tener sus manos quietas.
Miraba con ojos brotados, vi como comenzó a sudar.
Respondía con monosílabos y mirando hacia arriba, como tratando de ubicar a quién lo llamaba.
Pasaron unos minutos de tensión.
(En los cuales hasta yo me sentía por ese efecto del mimetismo, “envuelto en esa onda que no pude percibir en su totalidad”)
En verdad ya me sentía muy inquieto.
Había algo en el ambiente que no me presagiaba nada bueno. 
Pero…Era necesario andar “mosca” y seguir el desarrollo de los acontecimientos…
Pero con “ojo muy clínico” debía andar con “pie muy firme” y no demostrar desconfianza, ni temor alguno. (Esfuerzo que no poseía.)
Ya su presencia no me era grata, aunque reconocía que él pertenecía a mi pasada infancia.
(Y eso no dependía de mi…Era el destino.)
Pero no por eso dejaba de sentirme irritado.
Y era que todo se me estaba desarrollando de una forma muy rápida, muy veloz y a decir verdad; ¡no estaba preparado para eso!
- Mira. ¡Necesito que te quedes con todo esto! – Me dijo mientras me traspasaba a mi poder, tanto esa valiosa pieza tecnológica como su envoltorio.
- Pero. Pero. - ¡Me dejó perplejo! No pude entender del porqué de esa forma de actuar.
Porque me pregunté: ¿Cómo es eso que se deshacía de sus pertenencias tan valiosas…?
…Qué incógnita se estaba tejiendo…  ¿Por qué?
¡Que no la pude visualizar! ¿Qué…Qué…?
- ¡Por favor ayúdame! Que se me acaba de “voltear la tortilla” – Me argumentaba de una forma muy imperativa, (¡Lo vi que seguía temblando y ya sus movimientos no los podía controlar!) 
- ¿Qué se está “volteando la tortilla?  ¡…Pero…!
¿Cuál…?  …No entiendo nada de lo que te está pasando…
…Pero: ¿Por qué ese cambio tan brusco…?
Que me indicaba que se había metido en algún problema, desconocido por mí.
Pocos segundos tardaron en que de repente se marchó, pero antes de irse me dio las siguientes indicaciones…
- ¡Ten mucho cuidado con esto que te estoy traspasando!
- ¿Pero te vas? ¿Y me vas a dejar…Aquí? – Le requerí con mucha premura y desasosiego. Pero ya tenía todo preparado para irse y a regañadientes prácticamente me gritó…
- ¡Es preciso que me vaya! ¿No me entiendes? ¿Quieres que me maten delante de toda esta gente…? ¡Quédate con todo esto, y es posible que no te hayan visto conmigo…Es posible!
Ya conocen mi maletín. Y con seguridad que van a tratar de quitártelo.
- Pero…
- ¡Ya va, ya va! Escúchame  primero. – Guardé silencio en espera de sus instrucciones.
- ¡Ten mucho cuidado! Tú vida corre peligro, sino haces lo que te voy a indicar.
- ¿Qué…? – (…Cómo era eso de que mi vida corría peligro… ¿Y eso a cuenta de qué…?)
- No trates de salir con este equipaje así por así.
Tienes que disimularlo y muy bien.
Recuerda que hay varias salidas. (…Y puede que ya estén controlada por “ellos”)
Y con seguridad están apostado personal de ellos. (¡Y son muy peligrosos y despiadados!)
Qué no te lo vean. Pues aunque no me lo creas…
(¡Hazme caso carajito! No estoy “inventando nada”)
Te pueden pegar una cuchillada o varios pepazos.
No sé cómo te la vas a ingeniar. Pero es preciso que de aquí  saques esto.
(Pero con sumo cuidado)
- Pero sácalo tú… ¡No me metas en ese berenjenal! – Pero no me escuchó y agarrándome con fuerzas me imploró…
- ¡No puedo! ¡Soy hombre muerto!
Y debo huir velozmente. A ti no te conocen.
…Y si logras sacarla…Sano y salvo…
¡Es tuya: la laptop!
Cuídame el maletín…Nadie debe abrirlo.
¡Nadie…Ni tú mismo! ¿Ok?
Aun no te han visto. ¡Cuídate! – Y salió corriendo.
¡Y me he quedado allí…Sólo!
Ya no me sentía tranquilo, ni satisfecho.
Mi paz y mi relax…Me las habían despojados.
En medio de tantas y tantas personas, por primera vez todos me parecieron “sospechosos”
De ninguno me confiaba. Temí por mi vida.
Desquiciada mi mente, se me antojaban “enemigos ocultos” que me esperaban para descuartizarme. ¡Qué horror!
¿Cuándo iba a imaginar que a mí, a mí mismo “me voltearan la tortilla” y por qué…?
¡Qué pesadilla! ¡Qué desazón!
Me sentí en “un estado de conmoción” y despojado de mis derechos humanos.
Estaba angustiado y para colmo: Desesperado.
Con la posibilidad  -muy cierta-  de que me hayan visto con él. (¿Y quién podía negar esa versión?)
¿Y él? …Salió  “como ánima en pena” pronto se me perdió de mi campo visual.
 Me quedé con “el cuerpo del delito” sobre la mesa. Instintivamente busqué al mesonero, por aquello “por si acaso”, pero no pude verlo al instante…
¡Dios!  ¿…Y ahora…Qué será de mí…?


…Mañana seguimos ¿Sí?....

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