“Isabella”
Isabella es una bebecita de apenas dos años,
nacida en el hogar en dónde ya estaba su hermanita mayor:
Stefanny.
En cierta ocasión se encontraban reunidas junto a su
primita Jennifer y el hermanito de ella: Cristián, y estaban absortos en sus
juegos de niñitos cuando se apareció otro niñito (vecino del sector) y en el
acto se le abalanzó a quitarles una pelota con la que ellos estaban jugando.
Jennifer siendo la mayor le protestó y le reclamo el
abuso cometido, pero el vecinito no le prestó atención alguna.
Y en el acto se unieron todos ellos en su contra.
Stefanny comenzó a gritarle y pidiéndole que les
regresara su pelota.
El niñito no le hizo ningún caso.
Y en un momento inesperado Isabella (Siendo la menorcita
y de un tamaño muy chiquitita) se le abalanzó encima y con enérgica fuerza le
quitó la pelota y se la regresó a su hermanita mayor.
El niño instintivamente la empujó con cólera e Isa cayó
de nalgas.
¡Y se ha levantado toda fúrica y se le fue encima!
Lo agarró con sus dos manitas en la cara y se la torció
con tanta rabia, que el niñito se asustó y comenzó a pedir ayuda a todo pulmón.
Isa sabiéndose la ganadora, jaló su cara y la puso de
manera que ahora estaban frente a frente, Jennifer asustada le gritó…
- ¡Ya Isita déjalo quieto!
- Suéltalo. – Le gritó Stefanny –su hermanita.
Pero ella les hizo caso omiso y comenzó a regañarlo con
su lenguaje -el cual pocos comprendían-
y pronto el asustadizo agresor comenzó a llorar y a pedirle perdón.
Isa lo levantó y en su lenguarada lo seguía regañando y
cuando ya se percató de la sumisión total de su agresor…Lo empujó y de paso le
dio un par de nalgadas.
Incomprensiblemente ese niñito que era dos veces mas
grande -tanto en tamaño como en edad-
comenzó a asentir dándole la impresión de que todo lo que le decía…Lo entendía.
Pero cuando se vio en libertad…Corrió espantado y
chillando.
Stefanny -su
hermana mayor-, Jennifer y Cristián -sus primitos- celebraron con furor la huida de tan molesto
agresor.
Todos corrieron a abrazarla y su hermanita le dijo…
- Ya Isita, ya. Quédate tranquila que mas nunca nos
volverá a molestar ¡ese niñito tan grosero!
La pequeñina todavía seguía eufórica lanzándole sus onomatopéyicos
sonidos que a todas luces solo los bebitos como ellos se entendían entre sí.
Cuando sus mayores salieron ante ese escándalo,
encontraron a los cuatro niños abrazados y festejando su reciente triunfo.
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