“Ambas sabemos mami…”
- …Ambas sabemos mami… - Stefanny es una niña
de escasos seis añitos. Blanca de ojos muy bellos, con sus bucles que le caen
al hombro.
- ¿Y qué es lo que sabemos? – Le preguntó su
madre.
- Ambas sabemos quiénes son los que nos compran
los regalitos de navidad. – Su mama la abrazó con ternura. Su frágil cuerpecito
irradiaba mucha vitalidad.
- …Desde los cuatro añitos le he estado
escribiendo al tío San Nicolás. ¡Pero él nunca me ha respondido!
- Bueno hija, puede ser que esté muy ocupado.
Tú sabes que son muchísimos niños que se han portado bien y les han
enviado su cartita.
- ¡Siempre le he pedido esos patines en línea!
Y nunca me los ha traído…Ni siquiera me ha
respondido ninguna de mis cartitas… - Su madre calló.
No encontró una respuesta lógica para esa
mente que viajaba a tanta velocidad, a pesar de
tener apenas seis años de vida.
- Ya yo no soy “una bebecita” mami. Ya soy
grande y entiendo muy bien de todo.
- Mira hija, no debes ser muy dura con San
Nicolás. ¡El pobre hace lo que puede!
- ¡Ay mami! ¿Vas a seguir con ese cuentecito?
- No es ningún “cuentecito” es en serio. Y es
muy posible que como este año te has portado muy bien, ¡te la traiga!
- ¿Y por qué tú me dices eso? ¿Acaso tú lo
conoces? ¿Te ha hablado de mí…?
- Pues sí. Y me ha dicho: “Stefanny se ha
portado muy bien este año”
- ¿De verdad mami?
- De verdad.
- ¿Y tú lo conoces?
- Claro.
- ¿Y ha
venido a esta casa?
- Si.
- ¡Yo no lo he visto!
- Ah pero yo si. Y me ha felicitado porque me
dijo que fue a tu escuela y la maestra le ha hablado muy bien de ti.
- ¿Habló con mi maestra Emilia?
- Si.
- Mi maestra no me ha dicho nada.
- Ah porque yo le dije que no te dijera nada,
que yo te lo iba a decir; y eso estoy haciendo ahora.
- ¡No lo creo!
- ¿Mami es mentirosa…Eso es lo que me estás
diciendo a mí?
- No mami. ¡Qué Dios me guarde!
- ¿Y entonces…?
- Es que no lo creo.
- ¿Y por qué?
- Porque su deber es hablar conmigo misma.
¡Y no lo ha hecho!
¡No está bien que hable de mí a mis espaldas!
- Yo soy tu mami.
- Pero he sido yo la que le he escrito: ¡Tres
cartitas! Y ninguna se ha dignado de responder. Además ya yo ¡soy una mujer!
- ¿…Una mujer con apenas seis añitos…?
- Ya yo no creo en eso. Y ya sé quiénes son los
que me compran mis regalitos.
- ¿Y quiénes son…?
- Mi papi y mi mami.
- ¿Entonces San Nicolás…Qué?
- Eso es mejor que se lo hagas creer a Isabella
que bien tú sabes que es una bebecita con apenas tres añitos. ¡Yo ya tengo
seis!
¡…Y sé muchas cosas! – Su madre se quedó sin
argumentos. Y comenzó a preguntarse…
(¿Cómo esta niñita dice estas cosas? Si yo
misma me creí ese cuento durante ¡muchos años! Y ya grande es que supe la
verdad.
Me ha dejado perpleja. Se me acabaron los
argumentos. Mejor es que se lo plantee a su padre a ver ¿Qué podemos hacer? Y… ¿Cómo deberemos encarar esto…?)
Stefanny le dio un beso a su madre y comenzó a
corretear por la sala, jugando con su hermanita.
Para ella en su mente infantil, no había
conflicto y todo estaba clarísimo para ella.
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