“Punto
Fijo”
!
Es increíble pero ante mi se esparcía no un
pueblito, tal como lo había dejado…Pero es que
ahora era toda una metrópoli…Con autopistas, avenidas y construcciones ¡enormes
y atrayentes!
“La ciudad de los Vientos”
En mi mente comencé a escuchar voces que me
presagiaban una tormenta de dimensiones colosales.
Y a mi mente se me reflejó los momentos en que
Nelson me interrogaba…
(¿…Estás seguro…? Mira que una vez que aceptes…No hay vuelta
atrás….)
Pero que siempre minimice…
- …Mira Bernardito… ¿Hace cuánto que tú no vas
a Punto Fijo…?
- Bueno hace como diez años…
- Eso es mucho tiempo ¿diez años? ¡Demasiado!
Eso está muy cambiado. – Pero en ese entonces
no medí en nada el alcance de su observación y le respondí hasta con jactancia…
- ¡No creo que haya cambiado mucho!
- …Yo creo que si…
- En todo caso…Sus calles originales nunca
cambian. Y en verdad…Creo que vuelva a ubicarme.
- ¿Estás seguro?
- ¿Todavía existe la av. Bolívar?
- Si.
- ¿Y la plaza Bolívar…Debe existir todavía?
- Bueno si, pero en todos los pueblos de
Venezuela existe una avenida Bolívar junto a su respectiva plaza Bolívar.
¿Sigues decidido aún…?
- ¡Cien por ciento! – ¡Qué iluso fui! No
aquilaté nada…Fui muy “arriesgado”
Al acercarme…Después de mas de cinco horas de
viaje por tierra…
Poco a poco se me va desatando una cantidad de
mejoras…
De avances…Los cuales no podía reconocer…
¡Todo me lo habían cambiado!
¿Y esa avenida…?
Recordé que hacia la derecha estaba la
Refinería de Lagoven y a la izquierda la de Maraven…
…Claro en ese entonces…Eran caminitos ya viejos
y que ahora eran: ¡Amplias autopistas!
¡Todo urbanizado y debidamente señalado!
¡Eso no estaba cuando yo venía…!
¡Y eso tampoco!
¿Y qué es “eso”…? No reconocía nada… ¡De nada!
Me conseguí con un Distribuidor (Después supe
que era la redoma de Sabino.) y a su derecha llega hasta: Villa Marina, Los
Taques…
Al bordearlo te lleva…
Y varios carteles que indicaban hacia varias
partes…
¿…Y qué es esto…?
¿…Quién me habrá cambiado todo esto…?
¿Y…Eso…? ¡Todo estaba cambiado!
¡No puedo creerlo!
¿Y ahora…Qué hago…?
Recuerdo que estacioné mi carro, me bajé y mi
angustia creció horriblemente.
En efecto… ¡Estaba perdido!
Y chequeando mi reloj de pulsera…Ya eran
aproximadamente las cuatro de la tarde…
¡Y me ha entrado esa angustia…!
¿Y en dónde quedará ese hotel al que
anteriormente hacia mis pernotas…?
(…Ya estaba viendo que me tocaría dormir en mi
propio carro…En alguna gasolinera que aceptaran “durmientes” en sus
instalaciones…)
¿…Y dígame si ya no existe…?
¿Y si no logro llegar…?
(¡Qué rolo de loco he sido!)
Pronto se me hará noche y si no lo consigo.
¡Y eso me pasa solo a mí! ¡Y por andar de…!
¡Oh! ¿…Y ahora quién podrá defenderme?
Postrado me encontraba…Los sentimientos de
extravío y de postración hicieron mella en mí humanidad, la cual ya venía con
tantas horas de estar pegado al volante de mi carro.
Recordé que antes cuando venía…entraba por
Adícora… ¡Qué hermosas playas!
(Pero es que no venía a bañarme en esas playas…
¡Venía en plan de trabajo!)
En verdad me encontraba muy angustiado.
Desolado. Solo y sin conocer a nadie.
¡Qué experiencia la mía!
A mas de quinientos kilómetros de mi casa, de
mi hogar. De sitios ya conocidos por mi…
¿…Y ahora…Qué…?
Antes recorría por una vía… ¿Qué en dónde
está…?
Me urgía ir por la avenida Bolívar…Y de allí…
Con toda seguridad, alguno de los negocios que antes conocía… ¡Debían seguir allí! ¡Claro
que si!
Y por supuesto que me volví un: “Pepito
preguntón” y a cada caminante o vecino del sector le preguntaba…
- Mira… ¿Dónde queda Punto Fijo? – Esas
personas me miraban como si fuese un “extraterrestre” o que seguramente me
mofaba de ellos, porque al instante me respondían…
- ¡Ya estás en Punto Fijo! Otros mirándome con
recelo me preguntaban…
- ¿Y de dónde vienes? ¡Seguro que eres un
maracuchito de esos que se pierden en un vaso de cartón!
- No. Vengo de: Maracay.
- ¿De Maracay? ¿Y dónde es eso? – Me tocaba
explicarles que era la capital del estado Aragua y que quedaba en el centro del
país.
- ¿Cerca de Valencia?
- ¡Exacto, cerca de allí! - ¡Bueno gajes de
este oficio! El caso es que caro tuve que pagar mi osadía al no escuchar los
sabios consejos del amigo Nelson.
Pero ya estaba montado en ese caballo -desconocido ya para mí- y que debía encontrar lo mas rápido posible
un hotel en donde pasar mi noche y luego…
¡Conocer una nueva población!
Y cosa que así lo fui haciendo.
Me tocó hacerme amigo hasta de los pordioseros
y de cuanto loco me encontrase…
Pero no me podía permitir el mas mínimo
resquemor de fracaso.
Hablar con todo el que me quisiese escuchar.
Una nueva faceta, un mundo de nuevas aventuras
a recorrer. Y eso me tocó hacer…
Y lo hice, pero nunca le reconocí a nadie…
Ni mucho menos a Nelson…Callé y me esforcé para
que en mi lucha todo fuera éxito y felicidad.
¡Debía hacerlo y en eso me esforcé!
Claro en estos días ya existen los celulares,
internet y otras formas para conectarse mejor…
Y como nota curiosa les puedo asegurar que en
esa ciudad lo que mas me llamó la atención es que… ¡No había la delincuencia
que percibí en el resto de este país!
Y mi asombro era todo el tiempo… ¡Qué paz, qué
alivio!
“¡La ciudad de los Vientos!”
Esto me ocurrió por los años…1.998 en aquella
Venezuela antañona…Bella y hermosa.
Berny.
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