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“Me sucedió de esta forma…”
No se esperó nada mas.
- ¡Desgraciado enano! ¿Por qué se
mete en donde no debe…? – Se preguntaba mientras corría en sentido contrario…Huyéndole…
¿Quién le habrá dicho que se
metiera con él…?
Pero movilizarse ante tanta gente
que al igual que él corrían despavoridas de un extremo a otro. Sin dirección
fija.
…No es tarea fácil…
A la final logró llegar a uno de
los extremos y según pudo verificar, nadie estaba pendiente de su presencia.
Y en menos de un segundo uno de
los presentes le gritó…
- ¡Epa amigo! – Lo miró en el
acto y pudo verificar que lo estaba señalando en una forma por demás “muy
sospechosa” ya que le señalaba hacia su mano…En dónde él portaba… Así que de
una forma instantánea…Se movilizó sin prestarle atención alguna.
En otra de las puertas vio un
pequeño claro y por allí se lanzó.
Atrás pudo escuchar como una
manada de tipos lo llamaban con mucha insistencia…Pero él considero prudente no
quedarse a responder ninguna de sus inquisiciones…Pues temía que querían
engatusarlo para arrebatarle su tesoro.
Producto de todo ese escándalo se
vio descubierto por donde se movía a gran velocidad.
Se dio cuenta que lo contemplaban
muy estupefactos y miraban hacia la dirección en donde aún portaba esa dichosa
prenda…Pero los obvio.
No quiso prestarle ningún tipo de
atención y dentro de su prioridad estaba lograr salir sano y salvo de ese
infierno, meterse en su auto y ¡“picar” cauchos!
Por instante creyó que podía
lograrlo y basándose en ese pletórico pensamiento se azuzó con mas ahínco.
¡Claro que podía lograrlo!
¡Por supuesto que sí!!!!
Tan solo le faltaban unos veinte
metros…Salir de allí y correr a su carro (Ya le parecía “pan comido”) el cual
lo tenía estacionado en ese garaje.
Y durante todo su recorrido,
contempló espantado como muchos lo miraban y comenzaban a murmurar entre ellos.
- ¿Será que les ofrecieron una
fortuna por ese…? – No podía dar crédito a sus temores. Pero ya era muy
persistente esa “miradera” y el murmullo que allí se desataba.
Ya casi estaba franqueando una de
las puertas laterales.
¡La libertad…Al fin!
Afuera el sol estaba intenso como
siempre.
Y el panorama que pudo divisar
era completamente ajeno a lo que allá adentro transcurría.
Pudo divisar personas que
transitaban y que miraban de vez en cuando, mas por curiosidad que por otra
cosa.
- …Al parecer mi camino está
despejado… - Una sonrisa de triunfo se dibujaba en su rostro.
Ya había divisado su vehículo y
poca gente merodeaba por esos contornos.
- ¡Qué bien, qué bien! – Hasta
pensaba en palmearse su propio hombro una vez que saliera de allí.
…Uno de los vigilantes del estacionamiento
se le acercó y él en medio de su éxtasis de triunfo, no se había percatado y
cuando estuvo a escaso dos metros, le inquirió así…
- ¡Señor! ¡Señor!
- ¿Qué quieres? – Le respondió en
forma muy grosera y altanera, cuadrándose en el acto temiendo que ese ciudadano
le iba a despojar lo que ya era suyo.
El cuidador lo miró muy extrañado
y sin perturbarse mucho le preguntó…
- ¿Qué lleva en su mano?
- ¡Mi male…! ¿No lo ves?
- Lo que veo es el asa, “la
agarradera” en dónde estaba sujeto eso que usted dice que llevaba…
- ¿El asa…La agarradera de qué…? – E inmediatamente alzó su brazo y
fue cuando se percató de que ¡se lo habían robado!
Tan solo conservaba el asa por
donde sujetaba esa prenda.
Asombrado, no podía dar crédito a
lo que veía…
- ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No puede ser!
¡…!
Los malparidos finalmente se
salían con las suyas… ¡Se lo habían robado!
Postrado cayó sobre su auto y
desalentado no daba crédito a lo que veía…
Con razón el enano lo señalaba…
Con razón la gente… y murmuraban
entre sí…
…Con razón… ¿Y cuándo pudo haber
sido…?
El vigilante vio el profundo
desaliento suyo, ¿pero qué podía hacer? así que
se encogió de hombros y volvió a
sus labores rutinarias…
Todo era normal. Y ya nadie le
prestó atención alguna.
¡…Hasta otro relato mas…!
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