“Punto
Fijo”
Primera
parte
Mañana
continuará…
Viviendo como en efecto vivía en Maracay, y en
visita que le hice a mi ex jefe y amigo de siempre: Nelson, éste me preguntó…
- ¿Conoces Punto Fijo? – Y me miró con su forma
de mirar que me daba la impresión de querer menoscabar todas mis entrañas en su
búsqueda de asirse a la verdad, la cual siempre he tratado de ocultar a toda
costa. Y sin pensarlo dos veces, casi en el acto le respondí…
- ¡Claro que la conozco! – Una leve sonrisa
brotó de sus labios, mientras enmarcaba sus cejas y con una voz oriunda en la
risa me agregó…
- ¿Estarías dispuesto a trabajar allá…? – Y yo
como siempre me he considerado un hombre de “armas tomar” pues no vacilé en mi
respuesta, la cual fue de inmediato…
- ¿Cuándo parto?
- …Pero no te gustaría pensártelo un poco…
¿Por qué no lo meditas un poco mas…? – En
verdad tenía razón, debía pensármelo mejor.
- ¿Por qué no te das una vuelta y lo analizas
mejor…? Recuerda que es lejos de Maracay y va a ser un cambio radical para ti y
tu familia… - Cierto y lo medité un poco.
Callé.
Di una vuelta sobre mi propio eje y le resolví…
- ¡Ya! Ya me lo pensé mejor. Y: ¡Si! ¡Acepto!
El amigo en cuestión es un hombre alto, blanco,
catire y de sonrisa muy fácil.
- ¿Seguro?
- Seguro.
- Bueno en ese caso…Déjame informarte que esa
zona la tenemos muy abandonada y depende operativamente desde la oficina de
Maracaibo, a la cual debes ir a reportarte.
- Ok.
- ¿No tienes problemas de irte a tu tierra…? –
Le sonreí puesto que ya él sabía que esa era mi tierra de origen, allí nací y
tengo el grueso de mi familia radicados aun allí.
- En lo absoluto. – Me miró a través de sus
lentes, sonrió e hizo un ademán que solo los músicos –como lo era él- hacen y a los cuales ya con el transcurso de
los años en que nos conocíamos ya lo sabía.
En pocos días me tocó viajar hacia Maracaibo, y
presentarme a la oficina y a su gerente destacado que era en aquel entonces mi
amigo Héctor.
Volver a mi lar nativo me llena de muchos
recuerdos.
Una vez allí, disfruté del abrasador calorcito
de esta gran metrópoli.
El caso es que cuando me tocó viajar (Hay dos
rutas -vía terrestre- de Maracay a Maracaibo: Por Coro o por
Barquisimeto, elegí la de Coro), saliendo de mi tierra pronto llegué a Dabajuro
(El paisaje se vuelve desértico) y a las pocas horas entré a Coro capital
colonial del estado: Falcón.
Muchos recuerdos afloraron en mí y hasta me
entraron ganas de ir a los famosos: Médanos de Coro, pero por la premura del
caso…Desistí.
Entré a la famosa y muy extensa: Península de
Paraguaná y me encontré con una extensa y hermosa autopista de tres canales que
iban y otras tanto de retorno. Era una construcción reciente, me informaron.
- ¡Qué bello es todo esto! – Comencé a respirar
esos aires cálidos repletos de yodo que provenían de ese inmenso océano que
baña toda la geografía nacional…El Caribe.
- ¡Esto es vida! – Grité emocionado.
Intenté detenerme para darles gracias a Dios
por tantas bellezas que ha colocado en
este hermoso país, llamado: ¡Venezuela!
…Pero nuevamente escuché la voz de mi jefe
interior que me ordenaba:
- ¡Sigamos, sigamos! Ya habrá tiempo ¡de
sobra!
Así que no me quedó mas remedio que continuar
en mi viaje de retorno.
Llegué a la intersección en que me indicaba que
a la derecha iría a: Adícora, Pueblo Nuevo en fin una cantidad muy interesante
de balnearios pero que me harían mucho mas largo mi viaje y si tomaba a la
izquierda pues esta vía me conducía en forma directa a mi destino final.
Con mucho pesar; escogí la ruta de la izquierda.
Directo a mi nueva zona laboral.
Y en la medida en que me iba acercando, me
asaltaron todos los demonios de la indecisión y de las muy variadas incógnitas,
que hicieron nido en mi mente, tales como…
- ¿…Y si me pierdo…?
¿Alguien se recordará de mí…?
Tengo muchos años que no he vuelto…
¿Y si fracaso en este nuevo intento…?
¡Dios ayúdame a salir de esta situación!
Realmente todo lo que se me presentaba…
Era novedoso. Asombroso.
Un sinfín de presagios y de indefiniciones,
puesto que durante todo el trayecto…Me indicaban zonas nuevas.
…Y esto me convulsionaba en mi fuero interior…Mis
temores se acrecentaban en forma muy voraz. Un mundo nuevo se estaba
desplegando ante mis espantados ojos…
¡No era la misma población que ya había
conocido!
...Continuará....
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