
“Conversaciones con don  Carmelo”
¡Encontró  el  Amor  subiendo
 en  un  transporte  público…!
27…Octubre…2.014.-
- ¿Que  qué hice? Para decirte la verdad, ¡me anuló! 
En verdad que me dejó ¡Flay! 
Me dejó haciendo “pucheritos” 
¡Qué vaina chico! – Ya estaba
haciendo todos sus gestos que a medida que va narrando, su cuerpo también se
comunica indicándome con sus posturas todo cuanto sus labios parlan. 
Y yo tan solo me quedaba
interpretar la intensidad con todo lo que me quiere comunicar…
- ¡Pocas veces en mí larga vida me
han hecho sentir de la forma en que esa dama me hizo sentir! 
¿Y qué mas podía hacer…? 
¿Qué mas…? 
¿Qué…Qué…? – A cada pregunta me
hacía un nuevo gesto con su rostro y con sus manos…
- No supe que decirle…
Quise  hacer muchas cosas…
- ¿Cómo por ejemplo? – Le pregunté
visiblemente emocionado.
- ¿La primera? Brincarle encima. 
¡Qué está  Súper reque
te buenota!
(Bueno, bueno…Recuerda que esto
sucedió hace…Hace… Caramba. Caramba.
¡No me acuerdo, pero muchísimos años ya!)
- …Pero bueno…Se supone que soy un caballero y que como tal…Debo
respetar.
…Mis principios nobles como yo…
Me impidieron y lo siguen
haciendo…
¡Ay! las cosas de las que me veo
obligado a hacer.
Pero ante todo: La caballerosidad…
¿…Y yo con tanta hambre…? 
¡Estaba súper sediento!
Y lo mejor que la tenía ahí mismo…
Al alcance de mi mano. 
¿Qué esfuerzo debía hacer para “hacerla
mía”?
Con esa mirada que me incitaba a
transformarme en “una bestia sexual”
…Fue muy duro…Eso no se ¡“hace a
un hombre”!
¡Demasiado para un pobre hombre
que como yo…Estaba a millón!
…Pero me contuve…Íbamos en un
transporte público. 
Y hay que guardar las apariencias.
Y además nunca se me olvidaba que
llevaba una manada de guarda-espaldas y que con toda seguridad irían armados y
a las  expectativas. 
¡Ese pequeño “detallito” lograba
cohibirme!
Y no te lo niego… ¡Les temía! 
No tanto por el daño que me
pudieron haber ejercido, sino mas bien la tremenda incertidumbre de no saber
¿Quiénes eran o en donde estarían?
…Además ¿cómo crees tu que este
galán ha llegado a la noble edad de: 87 añitos?
…Preservando siempre mi propia
seguridad… 
Pero esa…Es que llegó a excitar
hasta mis mas nobles y escondidas fibras…
Que como hombre, en algún lado las
tendré…
Y allí estábamos…Ella
ofreciéndoseme y yo…
¡La hubieras visto, tu! ¡Qué
exquisitez! 
¡Uy qué de curvas y yo sin frenos!
...Estas conversaciones...Continuarán....
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