“Conversaciones con don Carmelo”
Me relató una
etapa amorosa en su larga vida…
Domingo….12
de Octubre
- ¡Ah qué bien que te estoy viendo…!
Y aprovecho esta grata ocasión para referirme a un hecho que me
pasó… ¿Hace cuánto…? ¡Muchos años atrás! ¡Ji, ji, ji, ji! Yo si que he
disfrutado de mi vida… ¡A todo dar! – Hizo un alto en su hablar, se echó para
atrás y comenzó a detallarme mejor –cosa rara, ya que nos conocemos hace como
unos dos años- y de repente brotó en él una risita burlona y me señalaba con su
dedo acusador, mientras en chanza y riéndose en una forma ostentosa –y hasta
vulgar- se refirió a mi persona en los siguientes términos…
- ¡Por eso es que yo te digo! – Y siguió riéndose mientras se
agarraba su panza- ¡Jamás voy a perder mi tiempo como ustedes!
- ¿Cómo ustedes…Y quienes son
“ustedes”? – Le pregunté ya molesto con este viejo roble –puesto que ya varias
personas me miraban y se mofaban de mí, a instancias de este señor-
¿Por qué se está riendo de mí? ¿Acaso tengo “cara de payaso”? – Pero
a pesar de mi molestia ya manifiesta, seguía en su mofa. Así que entendí y
comprendí que era “blanco” de sus burlitas fuera de todo tono. Así que me
quedaban dos opciones: O fingía que estaba hablando de otra persona –en cuyo
caso, yo mismo comencé a reírme, en el mismo tono suyo, para despistar a los
que por allí transitaban- y/o ponerme
serio, en cuyo caso llevaba todas las de perder.
Pronto todos se confundieron y ya el don, se fastidio –no pudo “humillarme”
tal cual fue su intención inicial- pronto se dio cuenta que ya estaba haciendo
el ridículo de “viejo fuera de foco”
Por lo que comenzó a toser y a toser.
Yo esperé a que pasara por todo ese trance.
Al poco rato, se irguió nuevamente, sacó su viejo, descolorido y
sucio pañuelo, se lo llevó a su nariz…Sopló con fuerza…Lo revisó. Dobló
nuevamente su artículo y se lo pasó por toda su sudada cara, se sacó sus lentes
y terminó limpiándolos con mucho cuidado.
Esperé en silencio y medio molesto –no me gustó que me “agarrara”
como su objeto de burla- pero aun así, preferí no reclamárselo…Por ahora.
Comenzó a tararear esa melodía –la cual no tenía letra- y me pareció
una cacofonía –a lo mejor era que seguía muy molesto por su forma de tratarme-
dobló su lengua al abrir esa bocota le pude ver la cantidad de huecos y sus
pocos dientes muy careados.
- ¡No te molestes chico, es una bromita! – Me dijo sin sus lentes
puestos ya que seguía en su “limpieza” - ¡Tú te tomas demasiado en serio!
- ¿En serio yo? ¿Y por qué me dice eso?
- Porque te veo demasiado serio. Y no eres así.
- ¡Ah! ¿Por “eso”? – Fingió no escucharme –al menos que no le
importase- Y yo seguí tratando de justificarme y de no darle la menor
importancia…
- ¡Ni siquiera me dí cuenta! – Me miró y se sonrió y me hizo un
gesto como queriéndome decir, que eso no tenía importancia alguna.
- ¿Me decía que me iba a relatar algo de su vida pasada?
- ¡Ah si! Te iba a hablar de: Pilin.
- Si ya me ha hecho algún relato de ella.
- Pero no te he dicho como fue que la conocí…
- ¿Y…Cómo fue eso?
- Iba montado en una buseta (Transporte público en donde tiene
capacidad para unas treinta pasajeros) ya sabes de esas que te llevan de un pueblo
a otro. – Aprovechó para verificar que ya sus lentes estaban limpios, no
contento aun, le echó un soplido para impregnarle líquido y nuevamente le pasó
su prenda para dejarla lo mas reluciente posible. ¡Y ya se sintió satisfecho!
Guardó su trapo sucio en su bolsillo trasero de su pantalón y se
acomodó sus lentes y nuevamente me miró como para cerciorarse de que todo
estaba bien. Esperé todo ese proceso, hasta que al fin…
- …Bueno me monté en esa buseta –como te venía diciendo- y me senté
en la tercera fila ¡no detrás de la del chofer- sino la otra.
Y acomodé mi equipaje –un bolso de mano que llevaba- el caso es que
yo pensé que nadie se fijaba en mí…Pero de repente sentí unos ojos que me
miraban –Y yo me decía: ¡Dios mío! ¿Quién será ahora?- Así que me puse “mosca”
ya tu sabes, que uno andando por esos caminos de Dios… ¡Hay que estar “mosca”!
y comencé a chequear por todos lados.
¡Y miré a mi lado derecho…Estaba un pasajero dormido! Miré hacia
adelante… ¡Nadie!
¿Hacia atrás? Todos venían en lo suyo…Y cuando miro a mi izquierda…
¡La vi!
- ¿A quién?
- ¡A una linda y bella muchacha! Fue “Amor a primera vista” ¡Hay
mismo me enamoré de ella!
Me recuerdo que iba vestida con un vestidito muy hermoso. ¡Yo no sé,
pero en cuanto la ví…”Se me cayeron las medias” y ¡hasta sentí un flechazo por
los lados de mi corazón!
Y me dije… Carmelito…Esta tiene que ¡ser tuya!
- ¡Ajá! ¿Y qué le dijo la “misia”?
- La misia se me estaba haciendo “la durita” ya tu sabes…Se hacía
como si no fuese con ella la cuestión… ¿Y yo? ¡Cazándola! Ya tu sabes cómo es
ese “jueguito en cosas del amor”
- ¿…Y cómo es…? – Me miró de reojo -¡me desquité!- me dije y comprobé
que se molestó por mi indagación inmediata,
se tomó su tiempo, miró hacia todos los lados y luego continuó así…
- “El juego del amor” es cuando la chica se te hace la “durita” como
queriéndote decir –sin decírtelo- ¡no me interesas, tu eres muy feo! ¿Entendiste?
¡Muchacho que en verdad, no sé en dónde diablos vienes tu! –Yo me sonreí con
toda mi satisfacción-
- ¿Ah ya te desquitaste, verdad? ¿Ahora si puedo seguir en mi
narración…?
- Ahora si, continúe- Le dije lo mas pomposo posible.
- Bueno ella se hizo “la desentendida” y comenzó a mirar por la
ventana (Y me dije: ¡Ay ya cayó! Está
mirando por la ventana…Si no se ve nada, ya que ¡era de noche!) Pero claro está
¡nada le dije! Así que me le fui acercando lentamente. Y ella, continuaba en su
afán de no “pararme en nada”
- ¿Y entonces?
- Nada. Era cuestión de tiempo. Así que no desfallecí…Y seguí. Al
ver que no me miraba mas, la toqué y ella no me quería atender. ¡Insistí! Y me
di cuenta que se estaba riendo…Pero insistía en seguir mirando por la ventana.
- ¿O sea que se estaba haciendo “la desentendida”?
- ¡Exacto! Pero seguí insistiendo…
- ¡Hasta que cayó!
- ¡Y así comenzó esa historia de amor! En la que nos amamos
profundamente. Y no fue una sola vez… ¡Fueron unas cuantas! – Yo hice lo mismo
que él minutos antes lo había hecho conmigo y me alejé dos pasos –para verlo
mejor- y me comprobé que en su relato él lo estaba viviendo con toda la
profundidad que él me dijo que la amó.
¡Cosas de esta vida! Puesto que ya está muy viejo y ahora solo vive
de sus recuerdos…
¡Pero vida es vida y hay que vivirla!
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