“Cuentan que así fue…”
- ¿Tú ves esa esquina…La
que está en penumbras? – Alirio afinó mejor sus ojos, en verdad se veía muy
oscuro, las siluetas que se reflejaban eran producto de un farolito algo
distante, como a unos treinta metros quizás.
Y lo que pudo visualizar
era demasiado borroso a pesar de que se encontraban a menos de cincuenta
metros.
Pero si pudo ver, que esa
esquina era muy solitaria.
- Se ve muy borroso… - Le
informó a Carlos, quién le señalaba con insistencia.
- …Cuentan que allí
estaba el tipo… - Le susurró casi en el oído.
Carlos sintió un
estremecimiento, pero no le quiso decir nada de eso, no fuera a ser que lo
tacharan de cobardón.
- ¿Y cómo pasó todo…? –
Alirio bajó su mano y le hizo señas de que se apartaran a un sitio mas visible
y en donde pudieran conversar sin el temor de…
- El tipo, al parecer era
uno que tenía “mala maña”
Era un azote. Y él sabía
que por esa esquina pasaría María, la cual debía atravesar por allí mismo. Ella
estudia en la universidad y sale alrededor de las diez de la noche.
El caso, es que ése la
estaba esperando.
Agazapado y oculto.
Protegido por la oscuridad.
Y fue pasando el tiempo,
pero él no se movía.
Permanecía en cuclillas.
Encendió un cigarrillo y
se dispuso a esperarla.
…Presumimos, que la
quería violar.
- ¿Y entonces…?
- …Cuentan…Que terminó su
cigarrillo cuando sintió unos pasos, enterró el chicote en el piso para no
delatar su presencia…Y se agazapó aun mas.
…Y en el momento en que
él estaba por brincarle a la muchacha…
¡Sintió que tenía a
alguien atrás!
- ¿Cómo que lo sintió…?
- No sé Alirio, no lo sé,
te estoy narrando lo que me contaron.
- Ok. Ok. Continúa…
- Él tipo se quedó
petrificado.
Dicen que en ese momento
sintió un “frío de muerte” en su espalda.
¡Y que lo tocaron! …O lo apuntaron.
¡El caso es que al sentir
eso…Se asustó!
…Todo malo es cobarde…
¡No se atrevió a moverse!
Cuentan que sintió a
alguien que le respiraba en el oído…
Y que su respiración era
fuerte.
Y que olía un olor desagradable y apestoso.
Quedó petrificado. Se
orinó sus pantalones…
Y se hizo caca.
Pero no se movió, porque
no pudo.
Así pasaron varias horas…
Ya su pantalón estaba
seco y hediondo.
Pronto comenzaron a salir
los primeros rayos del sol…
Y los que alcanzaron a
verlo, comentaron que estaba “blanco como un papel” y que cuando se vio
descubierto… ¡Empezó a correr y a correr!
Desaforado, como si
estuviese espantado…
Y desde ese entonces, no
lo han vuelto a ver.
Ahora bien: ¿Qué fue lo
que realmente le pasó…?
Nadie lo sabe.
- ¿Y qué pasó con María?
- Como son las
cosas…María dejó de pasar por esa esquina. Es pavosa.
© Bernardo
Enrique López Baltodano 2015
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