“Conversaciones con don Carmelo”
Cómo será
que hasta la misma misia Juana –que era
su mujer- le informaba del “mal genio” de su propio marido…Ya va… -
No bien
había terminado de hablar cuando calló de repente, se llevó su mano derecha a
su mentor y comenzó a patear con su pierna izquierda, sus lentes reflejaban una
intensidad sin igual…Meditaba.
De repente,
adelantó su pierna izquierda y comenzó a moverla con sumo nerviosismo y bajando
su mano derecha, se colocó su mano izquierda…
Y comenzó a
tararear de una forma inusitada.
A los pocos
segundos, pegando un brinco me dijo…
- Que no me
suena misia Juanita, creo que me equivoqué; ¡es Jacinta” Misia Jacinta, esta sí
que me suena!
Pero en todo
caso, a espaldas le seguía informando al ¡ya famoso compadre!
¡¿Qué
vagabunda fue “esa” su esposa, cierto?!
La verdad es
que nadie sabe ¡para quién trabaja!
¿…Te
imaginas esto…?
La propia
señora Castro le pasaba información confidencial a quién sería después:
¡Su peor
enemigo!
¡Que ni agua
le dio cuando comenzaron a penar por esos países de Dios!
- ¿Cómo
así…? – Le pregunté profundamente extrañado puesto que siempre he creído que la
esposa es la que siempre está en defensa de su propio marido…Ya que es su
propia familia…
El Padre de
sus propios hijos.
No me
quedaba claro esto.
¡Pero bueno
la historia es la historia!
Don Carmelo
me miró de reojo y luego fijó su dura mirada sobre mi humanidad, no decía nada,
tan solo me chequeaba.
Al cabo de
unos minutos de su estudio sobre mí…Arrancó de esta forma…
- Bueno en
honor a la verdad; debo volver un poco mas atrás.
Cipriano
Castro al igual que su compadre Juan Vicente Gómez, eran andinos.
(¡”Gochos”
para nosotros!)
Hacendados
ambos. Extensiones inmensas de tierras,
eran de su exclusiva propiedad.
Y eran muy
prósperos, al parecer el cabito era superior.
¡Muy
verraco!
…Eran
depredadores y su voluntad era cumplida al ¡pié de la regla!
De poder
financiero. Ninguno era un “pelao” y tenían sus poderes…
Si los
extrapolamos a la actualidad ¡“serían multimillonarios”!
Dueños y
señores feudales.
¿Te imaginas
todo el poder que acumularon en sus tiempos?
Fueron
recios en el ejercicio del poder.
¡Se cumplía
“su voluntad”!
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