“Sucedió
en Sabaneta”
En el sector Sabaneta en esa antigua y melancólica ciudad de
Maracaibo (cuando con un bolívar te daban hasta 20 plátanos), en esa época en
que se podía andar hasta altas horas de la noche, patinando, en bicicleta o
caminando; residíamos en ese entonces en la urbanización Urdaneta.
Recuerdo que en la entrada había un restaurant llamado: “Punto
Fijo” y se había hecho famoso por esa especie de sopa que acá se denomina: “Mondongo”
y en ese entonces, en horas del mediodía, se podía ver una cantidad grande de
“carros por puestos” y todos por lo visto…Eso comían.
Presenciaba esa cantidad de choferes gordísimos y sudando “mas
que un Cosío” (que un plátano)
“Si no lo suda, ¡no lo pague!” Era un cartel que colocaban en un sitio
visible.
Afuera observaba todo eso.
En frente de ese restaurant existía un supermercado muy famoso
para aquella época (ya hoy no existe) y detrás estaba la urbanización “La
Pomona” con su liceo “Coquivacoa”
Y por esos lados
estaba “La Gavilanera”
Recuerdo que andaba por toda esas callecitas, por todas esas
casas en compañía de mis amigos de ese entonces…Todos unos carricitos.
Jugábamos: Trompo, elevábamos “petaca” que es lo mismo decir:
“papa gallos” o “cometas” y para eso nos reuníamos en los campos en donde
servían también de estacionamientos.
En aquel entonces, no existía ni la droga, ni esas matazones
que hoy en día se ven por todos lados.
Ya esa Maracaibo “paisana” de todos, ha variado mucho.
El calor sofocante. La delincuencia desatada.
Muchas cosas que antes eran…
Al parecer no volverán.
Esa amabilidad con que te recibían, esa fraternidad, está
menguándose, ¿será el nuevo signo de estos tiempos tan espurios…?
Huidizos como estos vientos caprichosos, que de momento en
momento viran sin previo aviso…
…Pasajeros…Como lo somos todos, y muchos hemos de andar sin maleta…
Nuestros recuerdos son perecederos en medio de un bravío
tronar de fuegos, como ese “rayo del Catatumbo” que caprichosamente se niega a
su presencia mostrar…Y siempre en la soledad de la madrugada…Un fenómeno
natural.
¡Una maravilla de la naturaleza!
Así hemos de ser…De
momentos que ya no volverán, pero que nos quedan grabados en lo mas profundo de
nuestro ser.
© Bernardo
Enrique López Baltodano 2015
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