“My Darling”
Me
encontraba estudiando en Managua, la hermosa capital de Nicaragua.
En
aquellos tiempos en que el verdor inundaba esa gran capital, sometida por la
dictadura de los Somoza.
Bordeada
de montañas y lagos. Hermosos.
Estudiando
bachillerato, muy joven todavía y entre el grupo de compañeros de
estudios…Estaba ella: My Darling.
Era
delgada. Blanca.
De tez
muy suave y tersa.
Alta.
Muy delicada. De modales muy femeninos.
–Y esa forma tan sensual- que
portaba tranquilidad y soltura.
Y
contrastaba -en forma por demás:
singular- con el resto de sus
compañeras.
Siempre
la vi, muy seriecita.
De
hablar suave y melodioso -en
contraposición con el escándalo que hacían las otras féminas- que a mí en lo personal me parecían gallinas
escandalosas y de pocas virtudes.
My
Darling era recatada. Prudente.
Y se
notaba a leguas, su nivel de educación.
A
pesar de que me brindaba su mirada muy dulce y la acompañaba con una sonrisa
muy afectuosa… ¡Que me estremecia!
¡Yo me
sentía desmayar!
…Me
enternecía. Me ponía chiquitito.
Me
destrozaba “el empuje que debía tener
para abordarla” y en verdad…Me cohibía.
Una y
otra vez me forzaba a toda máquina,
pero
solo bastaba que me miraba…
¡Y me
detenía en el acto! El Momotombo (El volcán) se posesionaba de mí, el Lago de
Managua, florecía por doquier y sus marismas me producían desasosiego…Buscaba
un sitio lejano en donde poder ocultar mi rubor…
- ¡No
seas cobarde! ¿No ves que le interesas?
Me
gritaban mis compañeros -que de alguna
u otra forma se enteraban de mis indecisiones-
y yo para demostrarles que no le tenía miedo…Caminaba hacia ella.
(Y por
dentro “deseaba ardientemente” que de mí se espantara…)
Presiento
que ya lo temía o por lo menos lo sospechaba, puesto que de repente se volteaba
hacia mí persona -pero mi timidez me
volvía a vencer- no pude remediarlo.
Una y
otra vez caía fruto de mis indecisiones.
¡De
rojo, pasaba a amarillo, negro y verde también!
Frustrado
la veía en la lejanía.
Gozaba
con su risa loca. Contagiosa.
Recuerdo
que en cierta ocasión, estaba conversando con otra de mis compañeras, cuando de
repente se me apareció ella…Muy sonriente y feliz y me dijo…
-
¡Mucho gusto! Me Llamo: My Darling - Y
me abrazó estampándome un tremendo beso en mi mejilla (El mundo se me detuvo.
Sentí un vacío que me arrastraba.
Volaba
como un cometa sin dirección segura.
¡Estuve
mucho tiempo que no me quería lavar mi cara!)
…No me
queda claro cuál fue mi reacción, puesto que me tomó por sorpresa.
Pero
en verdad, no me recuerdo qué le pude haber respondido a su saludo tan
afectuoso.
Y al
contemplarla tan cerca de mi cuerpo… (¡Todo en mí entraba en erupción!)
No
pude escuchar con precisión lo que me hablaba…
¡Mi
corazón galopaba a velocidades extraordinarias! Sentía el trepidar de una
manada de búfalos que corrían sin cesar…
-Aquí
entre nos- Siempre me critiqué a mí
mismo esa timidez tan patológica de la cual yo sufría cuando la tenía cerca.
…Pero
su recuerdo…Me alegra.
Por
una parte me entristece, puesto que no pude ampliar con ella ningún tipo de
relación, ¡esa bendita indecisión! me trababa la lengua e impedía que pudiese
respirar con tranquilidad
-seguramente que me ponía amarillo o verde o azul- bueno…Son cosas del muchacho que perduró en mí.
-Eso
me lo digo ahora, a manera de excusa-
© Bernardo
Enrique López Baltodano 2015
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