“4 Gamín”
Andaba
en un autobús con mi esposa, cuando vimos pasar a un chico muy moreno de aproximadamente
unos veinte años y por su aspecto era un chico de la calle. Lo vi, con una vara
en su mano, la cual golpeaba sin misericordia alguna, lo detallé en su rostro,
y lo vi muy fiero. Como dura protesta a una sociedad que no lo acepta.
Rebelde
en su caminar, molesto en su ser. Inconforme de ser lo que representa.
Con la
vara de madera, golpeaba todo a su paso y detrás suyo…3 mas. Pero de muchos
años menos.
Todos
despeinados. Los mas chicos, representaban con mas tesón su furia intensa.
Inadaptados
sociales. Rabiosos tal si fuesen perros con rabia…No contenida. Al contrario,
con muchas ganas de desatar su furia rabiosa en contra de los que ellos
consideran: “los causantes de su propia desgracia”
Y
mientras las veía transitar, me di cuenta que todas las personas que en esa
avenida andaban los veían con estupor. Con pavor.
Personas
que venían saliendo de sus trabajos diarios, y al igual que nosotros, ansiábamos
irnos lo mas rápido posible, debido a que ya eran mas de las seis de la tarde y
el sol, nos amenazaba con irse para darle paso a la luna…La noche.
Todos
desesperados por huir, sabiendo que de noche es cuando se desatan las pasiones,
máxime cuando veíamos a esos cuatro, que con su forma de andar nos advertían a
todos: ¡Deben irse! Que nuestra hora se aproxima!
Uno,
el mas pequeño gamín era apenas un párvulo.
Con su
carita de niño “regañado” con sus frente arrugada y con dureza golpeando la
vara de madera que en alguna parte consiguió.
¡Qué
peligro para todos” – Escuché a alguien dentro de la seguridad del autobús.
“Pobrecillos,
la vida que les ha tocado a ellos” – escuché una voz femenina.
Mientras
afuera, los que esperaban para irse, se les apartaban con el terror dibujado en
sus rostros.
“Niños
de la calle” “La lacra de esta sociedad”
Todo
lo que queramos endilgarles, podría caber, pero en este instante me da mucho
coraje.
Y me
explico: ¿Cómo pueden haber mujeres que sin ser madres: Paren o “dan a luz”? A
estos niños que luego abandonan.
¿Cómo
pueden haber hombres, que sin “ser padres” en todas parte lo hacen?
Es muy
sabroso el acto en sí mismo.
Pero
las consecuencias no la miden.
Hombres
que se sienten muy machos, porque embarazan a hijos por doquier.
¡Bagazos
con formas de hombre!
Que me
humillan, -porque yo siendo padre- me avergüenzan y me humillan en mi condición
de hombre.
¿Pero
qué podremos hablar de la mujer?
Siempre
lo he pensado, todas son así, pero muy pocas sirven de madre. ¡Muy pocas! Que
dejan su vida por atender a su prole.
Qué lástima
el ver a estos “Gamín” que con su presencia acusan a esta sociedad, que los
repudia, pero que tratamos de defendernos de sus nefastos fines.
Mientras
consigo ver en mi mente, a esos cuatros que deben andar, con sus varas en las
manos, golpeándolo todo y achacándonos a todos, que por culpa de esa clase de “hombre”
ellos están aquí.
Y que
por esas clases de mujeres…Siguen poblando este mundo.
…Lo único
que nos queda, en esta clase de sociedad, es protegernos de nosotros mismos…De
esa clase de seres que se están multiplicando…
De
esos gobiernos que nos gobiernan, de esa clase de personas en que nos estamos
convirtiendo.
¡Dios
nos agarre confesados!
© Bernardo
Enrique López Baltodano 2015
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