“Te voy a contar lo que sé…”
- Te voy a contar lo que
sé. Estrictamente los hechos. Lo demás…No lo sé.
- ¿Segura? – Le preguntó
Pedro a su esposa, quién lo miraba con mucha angustia.
- Bueno lo que me
recuerdo.
- Ok.
- Empiezo de esta forma.
(Y me vas a perdonar que sea tan descriptiva, pero es que no encuentro otra
forma.) Eran mas o menos las nueve de la mañana. Estábamos en la casa de
Miriam.
Y en ese momento nos
encontrábamos reunidas…En cosas de mujeres.
- ¿Quiénes? – Le
interrumpió su esposo.
Ella aspiró
profundamente, bajó su cabeza y sollozó por unos instantes.
- No es momento de
lloriqueo… - Le reprochó Pedro en voz baja y arrastrando silaba por silaba.
Betty asintió y le pidió en lenguaje de señas, que le diera unos segundos.
Soltó con resignación
todo el aire que tenía comprimido en sus pulmones, se persignó y le dio un beso
en la mejilla a su esposo y continuó así…
- Tienes razón mi cielo.
Discúlpame, pero es que me pega mucho todo esto.
- Lo sé, lo sé. Pero
entiéndeme…Necesito aclarar los hechos. ¡Esto fue demasiado rápido! …Arranca en el momento en que Miriam recibió
la llamada… ¿Ok? – Ella lo miró con toda la resignación que pudo y continuó…
- Miriam recibió la
llamada. Nosotras (Lisbeth y yo fuimos
testigo de esto.)
Y yo oí cuando ella le
dijo… ¡No puede ser! ¡Nooo José no puedes morirte! – Detuvo su narración y
volvió a tomar aire…
- Mira mi cielo…No había
terminado de pronunciar esas palabras…Cuando se desvaneció. ¡Cayó en el acto!
Nunca en mi vida había
sido testigo de algo parecido.
¡En menos de un micro
segundo cayó y se estrelló en el suelo! ¡Qué cosa tan horrible!
Y nosotras alarmadas,
corrimos…
Pero no pudimos
sostenerla.
Lisbeth en el acto
comenzó a echarle aire, y yo corrí a la nevera para traerle un vaso de agua.
Pero ya no se pudo hacer
nada: ¡Estaba muerta!
- ¿Así, así?
- Como te lo estoy
contando. Nada pudimos hacer. Le tomamos el pulso… ¡Y nada!
Mira yo vi cuando ella se
precipitó.
Viró sus ojos. Y cuando
me di cuenta… ¡Postrada en el suelo!
En el acto comenzamos a
gritar, todos chillaban… ¡No nos podíamos escuchar!
Corrieron todos los que
estaban metidos en los cuartos, llamamos a una ambulancia…
Pero cuando ingresó al
hospital…
Ya iba sin signos
vitales.
- ¿Pero fue José quién la
llamó…?
- ¡Eso escuchamos
nosotras!
¡Te lo juro que fue así!
¡Él la llamó por
teléfono!
- ¿…Y cómo pudo haber
sido así…Si él murió exactamente a la misma hora…?
- ¿Ves…? …Yo no sé.
¡Pero él mismo fue quién
la llamó!
…Cuando llegamos a
emergencia…
Ya José lo tenían en la
morgue…
Pero así sucedió…El
muerto fue quién la llamó…
Una sombra inundó a Betty
y a su esposo.
Un nudo en la garganta
les impidió seguir tratando este tema.
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