"¡A ti altiva mujer!"









“A ti  altiva  mujer…”




¡A ti altiva mujer  me dirijo…!
No estés creyendo que porque te amo
Y que sin ti… ¡Me cuesta vivir!
Aun a pesar de todo eso…
¡Me has de “marcar”!
con ese fuego que dices tener.
Y a tú altivez me enfrento.
Temor a tu apellido no tengo,
pues ya mi familia lo tiene
y aunque prohibido me tengo,
jamás gala hago de lo que mío es.
No obstante, ante ti te lo clamo
que tus ancestros no me amilanan
¡Aguerridos y poderosos los míos  fueron!
 Muchas propiedades tuvieron.
Pueblos enteros crearon.
¡Y aunque nada de eso heredé!
…Y no por ello, falto me siento.
En la sombra de mis padres  nací...
Día a día sus cosas me enseñaron.
A ser trabajador y honrado me fundieron.
¡A ser útil en todos los menesteres!
…Y su energía de eso ¡sí que los coseché!
Conmigo no te equivoques,
que en nada parecido tengo
con los que antes de mí, me sucedieron.
¡Y tengo suficiente para ufanarme!
¡Soy lo que soy y lo que me ves!
Confundirme con otro bueno no es…
Controla tu mente, ¡que así  no es!
Pues mejor que yo… ¡Nadie es!
Mi sangre no es azul…Roja es…
¡Bravía y emprendedora!
¡Viva y tenaz eso sí que es!
Espesa y palpitante…
…Como mi corazón que a millón late.
¡Como los días de mi calendario!
Caliente e impaciente…
Sereno y duro…
¡Nada me amilana y bastante lo he demostrado!
¡De eso, me  sobra!
No confundas: Menso ¡con manso!
Humildad  mis padres me enseñaron,
pero no creas que tú me has de mandar,
el que “te deje” muchas cosas pasar
no denotan debilidad.
Ni te concedo nada, simplemente:
¡Discutir no es mi fin!
No te vuelvas a equivocar,
que por las buenas ¡así si me has de tener!
Y si callado me ves…
No por ello, humillar podrás…
Anda con cuidado…No te  desboques…
Mira que nadie sus garras me ha montado...
¡Ni nunca jamás alguien lo hará!
No te creas que por que callo
¡razón has de tener!
…Ciertamente que te amo…
Hermosa y graciosa…
Bella y grandiosa…
Cuando lo quieres ser.
Pero mis principios están primero…
Trátame bien y me tendrás.
Mis manos, y mi conciencia limpias están…
Siempre he andado por buenos caminos,
y por nadie torceré mi andar…
Prefiero mil veces mi paz
que toda “tu majestuosidad!

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