Panorâmica de Maracaibo - Venezuela
“…En
verdad…No sé lo que me pasó…”
- …Lo que me recuerdo que pasó: “Estaba recién saliendo de mi
residencia. Concentrado colocando el candado al portón de entrada.
Era alrededor de las doce y media del mediodía. El sol estaba
en su cénit.
Fresco -dentro de lo
posible- pues bien, una vez que he colocado todo en su sitio y revisado que
estuviese en perfecto estado todo, me vuelvo a encarar mi camino hacia la
primera unidad autobusera que me transportara hacia el centro comercial que
debía ir…Por varias razones ¿La primera…?
¡Bueno, debía ir a la compañía que fabrica y da garantía de
los celulares!
…Mi aparato -el mas
sencillo de todos- me tenía “desconectado” desde hacía ya tres días y
pensaba -muy preocupado- por mis hijos
que por casualidad me estén llamando o por algún que otro cliente que
requiriese de mis servicios. ¡En fin! Tenía en mente encarar este “nefasto”
caso que ya me mantenía con mucha preocupación.
Pues buen, apenas me voy dando vuelta para comenzar con mi
recorrido; noto a un señor de mucha edad. Delgado, moreno, con su pelo blanco y
una barba totalmente dispareja en su rostro.
El hombre en cuestión venía caminando a cierta velocidad y al
pararme en medio de su camino -sin
querer, recuerden que estaba cerrando el portón de mi casa- vi asombrado
que le costó frenarse y hasta en un instante me culpé a mí mismo de
imprudente.
Con su pierna derecha visiblemente cojeaba pero de una forma
muy elocuente.
Su (pierna) izquierda la pudo controlar con firmeza, y hasta
hizo un ademán con sus brazos como si se estuviera sosteniendo de una pared o
de algo sólido.
El caso es que con un sonido que le brotó de sus labios, hizo
como un silbido muy parecido a esos viejos trenes que se ven en las películas del
viejo oeste americano.
-Debo confesar que me sentí intimidado- ya que fue imprevisto
todo esto.
Me quedé inmóvil
-esperando el “totazo” o el choque o de la colisión de los dos cuerpos-
pero muy hábilmente el anciano logró conjugar muy bien ese impasse.
Perplejo lo contemplé
-esperando mi regaño-
Pero en su lugar el hombre que caminaba defectuoso de su
pierna izquierda, me miró y me hizo una seña
-como para apartarme de todos los presentes- (Que no ví a nadie cerca de nosotros -me llamó la atención esto-)
Y bajando su voz…Y casi en susurro me dijo algo que no pude
discernir -y me dio pena decirle que no
le entendía- pero el viejo me entendió
y haciéndome mueca con su cara y moviendo sus dos brazos, me señaló que lo
siguiera.
…Yo muy intrigado lo seguí…
Me volvió a decir algo ininteligible -por lo menos para mí- y metiendo su mano izquierda a su bolsillo
del pantalón del mismo lado, me mostró algo que por lo rápido… ¡No lo pude
reconocer! -Aunque algo conocido me
pareció-
En vista de que ya nos habíamos alejado unos tres metros y
casi estábamos en la acera del frente me dijo con su voz muy ronca…Y profunda…
- ¡Tengo el Kino que va a salir premiado este domingo! -Y con todo su misticismo me lo mostró…Con
mucho recelo- ¡Aquí está el número que va a salir premiado! – Confieso que me
sorprendió. ¡Jamás pensé que fuese un vendedor de lotería!
- ¡Tómelo! ¡Vale cien bolos! – E intentó pasármelo con mucho
sigilo.
Asombrado le respondí…
- ¿Cien bolos?
- ¡Barato! Y recuerde la leyenda que dice… ¡Qué le compre al
viejito que le llegue a vendérselo! ¡Aproveche este mango bajito!
Y después que se lo saque…Recuérdese del viejito que se lo
vendió… - Con señas le informé que estaba “mamandini” o sea que estaba “pelando” (Que me encontraba
sin dinero.) Y que apenas me alcanzaba para pagar el bus…
Entonces el viejillo comenzó a sacarse otros billetes de lotería…E
intentaba venderme algo, pero en vista de mi negativa….
Arrancó a caminar rápidamente.
Y ¡allí fue cuando le pude apreciar su defecto al caminar!
…Pero lo que me llamó mas la atención fue su táctica de venta,
muy buena…Pero le falló su “ojo clínico” o sea que se equivocó de cliente…
Porque me gustaría ganarme alguno de esos premios…El problema
es que no me compro nunca un billete de lotería.
¡Qué le vamos a hacer….?
© Bernardo
Enrique López Baltodano 2015
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