“Asechanzas”
Pasaron largos minutos.
Nada cambiaba y ya hasta llegó a pensar, que lo habían abandonado, cuando
de pronto un sonido ronco lejano y a la vez muy cercano se le dejó escuchar…
- Podríamos.
- ¿…Podríamos…? ¿Y por qué no lo hacen? –Los retó.
Por respuesta recibió una brisa prolongada.
Se resguardó mejor y en ese preciso instante se comprobó a sí mismo, que
todos los escualos estaban esperando.
Todos sus ojos lo precisaban.
Tuvo una visión que lo descontroló aún mas…
…Quedó pasmado cuando toda esa
furia estática se descontroló…
Y todos se le abalanzaron al mismo tiempo.
¿Y él…? Nada pudo hacer. Chillaba, gemía…
…Pero ese sería su triste final…
Tragó saliva con cierta fuerza, es más le dolió cuando pasó por su tracto
respiratorio.
Pero era cierto…Todo parecía demostrarle que estaban a la expectativa.
Esperando.
¿Sería que estaban escuchando esta conversación?
¡Él estaba seguro de que así era!
Todo era quietud.
Pero dentro de su extraño momento, le irritaba tanta parsimonia.
El ambiente marino, no le era propicio.
El agua salada le dañaba aún más sus heridas, hasta la brisa lo hería.
Esa inercia.
Esa desazón lo estaba inmovilizando.
Fuerte y nefastos pensamientos se agolpaban en su mente…Y ninguno era
beneficioso…Para él.
- ¿…Por qué se quedan callados?
- Al igual que tú, estamos observando que tus enemigos se están
reagrupando…
- ¿Y qué estarán esperando? – Les preguntó sin perderlos de vista e
instintivamente tratando de en un descuido de sus parlantes, poder pillarlos.
- …Qué terminemos de hablar…
- ¿Les tienen miedo a ustedes…?
- Nosotros somos inmensidad y ante nosotros…no son nada.
No son enemigos para nosotros…
- ¿Entonces por qué no me acuden en mí auxilio?
- Tienes que ser como nosotros…
- ¿Y cómo son ustedes?
- Somos: Todo.
- ¿Acaso están en todas partes?
- Aja.
- ¿Y en dónde radican?
© Bernardo
Enrique López Baltodano 2015
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