“Recuerdos”
Estudiaba en el Liceo “Coquivacoa” en
Maracaibo, específicamente en
el sector “La Pomona”, en mi Cuarto Año de
Ciencias…
En aquel entonces me tocaba asistir al salón en
donde daba clases el profesor de Física de aquel entonces.
…Y en una de las tantas mañanas en que me tocaba escucharle
sus muy acertadas clases; y en especial en esa ocasión uno
de mis compañeros de estudios que ya lo conocía…Me dijo
en susurro…
- ¡Ya vas a ver cómo va a reaccionar el
profe…! – En ese momento –recuerdo-
me quedé fuera de base, sin atinar a qué específicamente
se refería el
mencionado compañero, y le respondí…
- ¿Y qué vas a hacer? –
Temeroso porque el citado amigo era “medio loco” y en
sus ocurrencias nadie podía prever sus resultados, y en esta
ocasión me hizo
señas de
que me calmara…Qué nada malo nos iba a ocurrir.
Así que no
me quedó mas
remedio que aguantarme para ver en qué nueva “ocurrencia” se le
ocurriría…
El chaval en cuestión se levantó y llamó la
atención de
todos nosotros –sus compañeros- y dirigiéndose al
educador le preguntó…
- ¡Profe, profe! ¿Y qué fue lo que
le pasó anoche? -
…Y es que en ese preciso instante él
estaba con su tiza en la mano y dispuesto a escribir en el pizarrón lo
que daría de
clase en ese momento…
- ¿Qué me pasó de qué?
- Profe…Lo que le hizo su hijo… - El
teacher en el acto cambió de color –era de
color blanco- y se puso amarillo, verde y finalizando en color rojo y apretando
la tiza… ¡La
rompió!
- ¿Mi hijo? ¡Ese es un desgraciado! ¿Ya saben
lo que me hizo?
- No. – Clamó el resto de nosotros,
que con tal de no ver clases, éramos capaces de entretenerlo para no
vernos “hastiados” en
pasar esa hora…De materia…
- ¡Bueno ya lo van a saber! –Y diciendo
esto soltó los pedacitos de tiza y las tiró sobre
su escritorio, se aflojó su apretada corbata y se desabotonó la manga de su camisa –manga larga-
y de un color blanco que resplandecía por su pulcritud, y se enrolló –las mangas- con
total parsimonia –me dio la impresión de
que trataba de no perder su calma- y luego que hubo efectuado todo esto, se
dirigió a su
escritorio y colocando una de sus piernas sobre una de sus esquinas, se acomodó a su
libre antojo.
Miró fugazmente hacia la puerta –como para verificar que nadie de la
dirección lo estuviera “viendo”- y cuando ya se sintió cómodo,
carraspeó
sonoramente y asumiendo su posición de “gran
docto” comenzó su
arenga con estas palabras…
- …Pues el muy desgraciado la agarró con
una “perrera” ¡de
Padre y Señor nuestro! Y mí “maravillosa
esposita” se le
ocurrió la
nefasta idea de meterlo ¡a dormir entre nosotros!
- ¡Ayy profe eso es bueno! –
Protestó una de
las chicas compañeras de estudio.
- ¡Ya vas a ver! –La atajó rápidamente
y acto seguido continuó así….
- Pues ¡me desperté en
medio de un charco de “miado”! – En ese
instante todos lanzamos gritos de asombros y otros se reían burlándose de
la tan famosa escena…
- …Profe usted habrá
querido decir: ¿Meado? –Le corrigió una de
esas que siempre velan por la correcta utilización de nuestro lenguaje, a
lo cual él le
respondió en el
acto…
- ¡Ok:…”Meado”! ¿Satisfecha?
– Y acto
seguido dirigió su mirar al resto que lo estábamos festejando…
- ¿Y qué le hizo profe?
- ¿Que qué le hice…? – Puso sus
manos en su cintura- y nos gritó lo siguiente…
¿Ah me orinaste mí colchón?
Y lo agarré y lo llevé a su cuna…Y
en su presencia…Me lo saqué
y ¡le
oriné
todito, todo su colchón! Y le dije: ¿Te
gusta?
¡¿Te gusta desgraciado?! Yo me quedé
sin colchón y ahora tú te quedaste ¡sin
colchón
también!
¡Ahora vamos a ver en dónde carajo vas a
dormir ahora!
En aquellos días me quedé “muerto de la risa” pero hoy
me he hecho la siguiente pregunta: ¿Será la locura contagiosa?
No entendí esa lección.
¿Cómo una “eminencia gris” como este “educador” le
hace eso a su propio hijo…?
Puesto que qué clase de lección le habrá dado ese
educador a su propio hijo –que era un bebe-
Hoy en día ni loco que yo hubiese hecho con mis
propios hijos…Puesto que me parece una locura…Pero así sucedieron esos hechos.
Y cuántos y tantos “enseñan” a nuestros hijos en las escuelas, liceos y
hasta en las universidades ¿Cuántos habrán que ilustran nuestros
entendimientos?
“El ojo por ojo” tan pregonado y ejercido por tantos y tantos docentes, políticos,
y un largo etc., nos ilustran con su ejercicio…Y es que eso es lo mas común…Solo
basta leer la prensa diaria… Allí radica nuestra realidad.
¿Hasta cuándo? Esto no lo sé. Ni sé siquiera si el tan pregonado: “Ojo por
ojo” será abolido de una vez por todas.
Todo parece indicarnos que no va a ser erradicado; porque las victimas de
hoy…
Mañana se transformarán en verdugos…
Y no digo con alegría, es mas bien: ¡Tristeza!
¿Cuándo…Cuándo aprenderemos a respetarnos y a querernos entre nosotros
mismos?
El cuándo…No lo sé.
Pero si podemos hacer nuestra parte con nuestros propios hijos…
Enseñarle que lo ajeno se respeta.
Que debemos tener tolerancia con nuestro prójimo.
Que nuestros adversarios…No son nuestros enemigos.
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