“La
hermana de mí hermana
–que no
es mí hermana”
¿Hoy?
Miércoles 06 de Agosto
¡Los de poca monta!- y así de esa forma fue ascendiendo.
Y me cuenta mi hermanita, que ella se metía entre todos
ellos, ofreciéndole “sus encantos” e hizo que otro de los pranes, por celos
“ajusticiara” a su amante de turno.
Y desató una pequeña pelea –y ella era el trofeo- y en ese
enfrentamiento…
El pran que controlaba uno de los pabellones ¡se lo echó al
pico!
- ¡Tronco de trofeo! Se llevó el famoso pran.
- Ya vas a ver… La meretriz –porque en un principio lo fue…
¡Y lo sigue siendo!- no cejaba en su esfuerzo por ir escalando.
Y así fue, y fue hasta que se hizo del Pran mas poderoso de
allí.
¡Y lo hizo suyo!
Pero para llegar allí, se llevó por ¡delante a todos!
¡Así como te lo estoy contando!
Ya finalmente siendo “la prana” –por ponerle un nombre-
obtuvo el respeto y el miedo de toda la población penal y ¡no solamente de
ellos!
Hasta de los custodios y de los mismos guardia que “cuidan”
de todos los presos.
Ya para ese entonces la trataban como: “la dama” y ni con el
pétalo de una rosa se atrevían ni siquiera a mirarla.
Le temían.
Porque bastaba que ella les quisiera hacerles un mal y con
acusarlos con su pran y por orden de su “marido” son ajusticiados.
- ¡Qué de mundos co
existen con nosotros!
Que ni te imaginas.
¿Y sabrás que la dichosa “mujercita” es una brujita?
- O sea que tiene “muy buena preparación” y te pregunto: ¿Le
hizo brujería al famoso pran?
- ¿Qué si le hizo? ¡Le hizo un boquete así de este tamaño! –
Me graficó con sus manos extendidas a todo lo largo y ancho que sus
extremidades pudo.
Y acto seguido, le hizo señas al joven que nos atendía, él
cual se acercó casi en el acto…
- ¿Les traigo el cafecito ya?
- No amigo, te estoy llamando para pedirte una cajetilla de
cigarrillo y un yesquero.
¡Ah y además repíteme el refresco!
- ¿Y el caballero quiere repetir…? – Me dijo dirigiéndose a
mí, y casi al instante revisé mi envase y le dije…
- …Este envase como que vino roto… - Diligentemente chequeó
el envase y me dijo…
- …No no está roto. Lo que pasa es que ya se le ha derretido
el hielo…Y de ahí todo ese agüero que usted está viendo.
- ¡Ah! A de ser así entonces… - Le respondí mirando a mi
interlocutor, el cual esbozó una picara sonrisa.
- ¿Entonces le traigo lo mismo?
- Pero mejorado.
- No se preocupe voy a dar indicaciones que le echen mas
hielo…
- ¡Al contrario…Que le quiten y en su lugar me echen mas de
“ ese sabrosísimo y muy nutritivo” liquido que ustedes venden.
- Así les indicaré. – Dijo mientras recogía el vaso del
coleguilla y lo revisaba para ver si también estaba roto.
Esperamos a que se desperdigara y acto seguido, me dijo…
- ¿Seguimos avanzando con lo de los precios?
- Ok. Sigamos. – A continuación nos volvimos a enfrascar con
nuestra faena.
A los pocos segundos sentí que depositaban las nuevas
bebidas y le traían el vicio al compañero.
Y así seguimos por un buen rato mas.
Sumando. Multiplicando y analizando caso por caso.
Y ya había pasado mas de veinte minutos en los cuales tanto
su teléfono como el mio, nos interrumpía por alguna que otra llamada.
- ¡Bueno ya creo que hemos acabado con esta tarea! – Me dijo
en una forma triunfante - ¿No hay mas nada pendiente…?
- Bueno recapitulemos uno a uno. – Hojee con detenimiento.
Y si, efectivamente todo estaba en orden.
Y así se lo hice saber.
- Bueno es hora de tomarnos nuestro ya merecido cafecito.
Así que lo saborearemos como debe ser.
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