“¿…Qué
mi vida ha sido fácil…?”
Por esas cosas de la vida, -y por hacer una “obra de buena fe”- decidí hablarle a una vieja amiga, que al
verla tan sola, me aventuré a entablar una conversación con ella, y sin querer
me vi envuelto en el siguiente relato…
Ella nada mas verme, me llamó y me invitó
a sentarme y acto seguido comenzó -como
si tuviésemos una gran amistad- y digo
que de estas cosas, poco sé, pero me dediqué
-por educación- a escucharla.
- Si yo he llegado a tener lo que tengo
no ha sido porque me he dedicado “a la vida fácil”…
O porque he vivido de la usura o que me
he aprovechado de las necesidades ¡de
nadie!
Nada de lo que he obtenido ha venido: ni
de robo alguno, ni nada de oscuro pasado.
Todo me lo he ganado: ¡legalmente!
La mayoría piensa y siente que todo “me
lo han regalado” ¡No señor, ha sido a pulso que me lo he ganado!
…Y para tú información: ¡Ha sido
denigrante y dura! …Y aunque tú no me lo
creas…Así ha sido.
Lo que pasa es que “la ropa sucia se lava
en casa” y siempre practico lo que digo.
Mira, he hecho cosas ¡que jamás nadie puede imaginarse!
Y no tienen por qué saberlo.
Noches sin dormir.
Muchos desvelos.
Situaciones complicadas…Pero ese pasado,
es mío. (Y así lo asumo, no lo estoy evadiendo.)
¡Ese no es problema de nadie!
¡Mío ha sido y lo he encarado como tal!
Y no es a estas alturas de mi vida, en
que me venga a “regodear” de eso, porque oportunidades me han sobrado: Y mí
boca ¡Nada ha pronunciado! - Tomó
aliento. Respiró. Meditó y luego siguió…
- Como bien lo sabes (Supongo…): Nunca he
tenido hijos.
Mi hija murió al nacer… ¡Hice todo lo
posible porque me la salvaran…Pero nada se pudo!
…Horas de vida…Muy pocas. Una muy lamentable perdida que tuve en mi
pasado.
Lágrimas de sangre de mis ojos brotaron.
Pensé que de esa no iba a salir.
¡Nunca me he repuesto de eso!
Pero como dice el refrán: “Si Dios no te
da hijos…El diablo te da sobrinos”
…Y eso pasó en mi vida en específico.
- Respiró profundo, se pasó un pañuelo
sobre su frente la cual se encontraba profundamente húmeda.
Miró el sudor en su prenda, la dobló con
delicadeza.
No la vi llorar, pero presumo que en sus
adentros, eso hizo.
Aspiró profundamente, miró un Cristo
resucitado el cual colgaba en una de las paredes de la sala en dónde estábamos.
Chequeó por enésima vez, que todo
estuviese en “su santo lugar” luego,
volvió a tomar ese pañuelo ya doblado,
húmedo y comenzó a garabatear sus palabras, al principio sin aparente orden,
pero después fue hilvanando con precisión milimétrica cada frase. Lapidaria.
Sin aparente orden.
Y cada sonido que salía de su boca, en su
cara no mostraba emoción alguna.
Miraba sin precisión alguna.
(En ocasiones, hasta llegué a pensar que
no era conmigo con quien hablaba. A pesar de que no había nadie mas, que ella y
yo.)
Me quedé en espera de que continuara,
pero “su tiempo” no estaba conectado con el mío, así que de repente continuó…
- Puesto que nunca había tocado ese tema
en específico…Pero hoy…
Viví una infancia bella. -No me puedo quejar-
Y es que
“no puedo ni, debo hacerlo” puesto que estaría falseando la verdad.
¿Y qué interés tengo a estas alturas de
mi vida, hacerlo…?
Ya estoy vieja. Ningún hombre se
acercaría a mí…Salvo por “interés” porque ya todos saben que tengo recursos
monetarios suficientes como para acomodar a cualquiera.
Pero eso ya no me interesa.
¡Jamás ningún hombre ha vivido “a mis
costillas”!
…Al contrario… - Calló.
Guardó un silencio cómplice. No sonrió.
Mas bien, daba la impresión de que
“volvía a vivir” esos momentos, que ya eran “su” historia.
Aprovechó para acomodarse mejor y para
mirar hacia afuera, para entererarse de qué estaba aconteciendo allende a sus dominios.
Se tardó unos instantes -los cuales aproveché para acomodarme mejor
en el asiento en el cual estaba-
Y al igual que ella…Pues para mirar también.
(Nada nuevo pasa.) Pensé en su momento,
pero ella no asumía mi misma opinión, se quedó mirando un punto en la
lejanía -el cual no pude
identificar- así que prefería aguardar
hasta que ella re-asumiera su relato. Me quedé a la expectativa.
- ¡A todos mis sobrinos he ayudado!
O bien los he vestido, o alimentado.
O bien le he pagado la cuenta de
luz, de alquiler o alguna compra de
comida.
¡Ninguno de ellos puede afirmar que no
les he ayudado! ¡Eso es mentira!
A todos, unos en mayor grado y a otros en
menor… Pero a mis hermanas, las he ayudado.
¡Poco o mucho!
¡Eso no me lo pueden negar!
No he sido una santa.
Pero tampoco un demonio.
Incluso a mi madre, cuando aún vivía
la ayudé mientras pude.
Y no soy “alguien a quién adorar”
¡Bastantes males les he ocasionado también!
Bueno…El caso es que al parecer “estoy
viviendo en el ocaso de mi vida” (Y es muy triste el saberse uno, una carga,
cuando antes era tan activa.)
No tengo marido. Tampoco hijos.
Y si me llego a morir -porque algún día será…-
Pues, mi heredad la tendrán que pelear
entre ellos.
No he testado. Ni pienso hacerlo -no voy a morir, ni hoy, “ni mañana”- Bueno en “algo” tendrán que entretenerse ellos. -
Se secó sus labios.
Sus ojos no denotaban tristeza alguna, ni
pesar en sus pensamientos, tan solo meditaba en voz alta.
Me acomodé nuevamente, ya que el estar
tanto tiempo en una posición “de escucha” no es el mas agradable que
digamos…Pero al parecer es la etapa que debo rellenar, por lo menos en este
instante.
- En el día de hoy…Me encuentro recluida
en un “Hogar de Ancianos” (Esta no es mi casa.)
Los que me rodean son como veinte
personas…La mas joven de acá…soy yo.
Aquí hay varios que sufren esa
enfermedad, en que se olvidan de todo, hasta de sus parientes mas cercanos.
Creo que la llaman “Alzheimer”
(Eso es demasiado degradante. Llegar a la
“edad dorada” y no servir para nada. Mas bien estorba uno. No me agrada esto.
Me tiene muy decepcionada.)
El caso es que me encuentro recluida aquí
mismo.
Mis hermanas, cada una trabaja en sus cosas.
Entiendo que tienen sus obligaciones.
Sus hijos.
Sus maridos. ¡Todos sus compromisos!
¿…Pero…Y yo…?
Ya no tengo acceso a mis empresas.
Ya no administro mi propio dinero.
(Yo me lo gané ¿Cierto? Pero no tengo
acceso a esto. Y me pregunto: ¿Tan inútil soy que ni eso puedo tener? ¡Pero de
que es mío…Lo es!)
Otros “velan” por mi…Pero lo cierto es
que en este sitio… (Que es pago. De gratis no estoy.)
Solo viejos babosos y despistados es lo
que observo.
Me mantienen en zozobra. (No quiero ser
una carga para nadie. Nunca lo he sido.)
Ya nadie me viene a visitar - a excepción tuya- que espero
sigas volviendo.
¡Aquí todos son amables conmigo! Me
tratan bien.
En verdad -no debería quejarme…- ¡pero lo hago!
Puesto que gracias a mis ganancias, a mis
recursos…
Mis hermanas siguen en “sus qué haceres”
¿Y yo…?
Me han dejado en “este Hogar”
contemplando viejitos que están peor que yo. Desmemoriados.
Perdidos en una galaxia
lejana…Extraviados en medio de la baba que se le sale de sus bocas abiertas.
Viejas decrepitas. Viejos babosos.
Que asumen que -como soy la mas joven- creen que soy “una pila de agua bendita” y
todos se me quieren arrimar…Para ver…
Esto es muy deprimente.
No me siento nada bien.
Y no sé, si a mi hermano le han informado
de mi situación -él vive algo
lejos- y poco nos visita.
…Pero…Ahora me estoy haciendo esta
pregunta:
¿Qué pensará o hará él…Al ver en donde me
tienen…?
…A lo mejor, ¡jamás se enterará!
Mi otro hermano, ya murió. Tan solo me
queda él.
Pero: ¿De qué me sirve?
A lo mejor hará “como Pilatos”
No lo sé. Tendría que esperar para ver
qué actitud tomará…
…Aunque no creo que haga algo…
Él está un tanto peor que yo misma.
Él vive en una casa, cuya dueña es su
esposa, y lo ha botado ya de su casa.
…Y
¿a dónde irá el pobre…?
No tiene techo propio. No tiene cama
propia.
Está en la mala. Y eso lo sé yo, al igual
que el resto de mis hermanas.
Pero así es la vida.
¡Yo tengo poder económico…Pero no tengo
acceso!
…Y él…Es “un pobre diablo” su primera
esposa se quedó con todo, y lo dejó en la calle.
Ahora se casó de nuevo…Pero no ha logrado
levantar cabeza. ¡Cosas de esta vida!
¡Esta existencia que la vivimos tan
vana…!
Es que tiene unos cuantos vericuetos.
Y el problema está en “saber” cuál es el mejor camino o a dónde coger otro…Dejar
pasar. Agarrar.
Desechar el malo… ¿Qué se debe hacer…?
A lo mejor, si yo lo hubiese ayudado a él
(…En su momento)…Hoy ¡él me estuviera ayudando a mí ahora…!
¡Pero así es esta vida!
Crees que estás en lo correcto… ¡Pero te
equivocas!
…Y te lo digo, porque ¡yo aposté a su primera esposa!
Y le di la espalda cuando mas me
necesitaba
…Y mira que me equivoqué.
Los errores se pagan caro.
Yo lo hubiese ayudado…Y quizás otra sería
mi historia.
Pero ya no puedo cambiar nada. ¡A lo
hecho: pecho!
…Y me disculpas que hoy te he tomado
“como si fueras mi trapito de lágrimas”
pero es que me siento aprehendida en estas vicisitudes de este largo
vivir.
- No te preocupes. – Le respondí poniendo
mis manos encima de sus manos temblorosas.
Ella continuó hablando sin darme la
oportunidad a mí -pienso que ni
siquiera me oyó-
- No supe -ni pretendo- excusarla o justificarla, no soy quien ni para juzgarla ni mucho menos
condenarla. Cada quien tendrá que llevar el peso de sus acciones. Yo estoy en
eso. (Aunque no lo parezca)
Me quedé pensando, no tenía argumento
posible para esgrimirle…
Tan solo, soy un alma que transitando
hoy, me encuentro en esta “casa” que en un principio pensé que era de ella,
pero en el transcurrir de su narración me he dado cuenta, que al igual que
ella…Hay varios mas “alojados” allí.
Y me imagino que cada uno tendrá su
propia historia. (¡Dios qué de casos a ti, te toca manejar!)
Cada uno me relatará su caso.
(…Me cansa tanta impotencia…Escuchar
cosas que no son de mi incumbencia y que me deprimen.
No sirvo para esto. Me sofoca. Deseo
salir corriendo de este sitio.)
Claro siempre desde la óptica de cada
quién.
En mi caso -muy particular- no pierdo nada con escucharles en silencio.
(Pero ya me está cansando este llantén.
Creí “servir” para esto…Pero no.
Me causa mucho estupor. No sirvo para
esto.)
Y hacerme co-participe de unos instantes
de la vida de ella en particular.
-¡Eso es de “muerta lenta”! ¡No, no
quiero escapar ya de aquí mismo!-
Pero en este caso en especial…Pues creo
prudente retirarme sin emitir opinión alguna.
Y aprovechando uno de sus constantes
silencios.
En que a lo mejor…Vuelve a esas
instancias en donde ella en lo particular…Fue feliz.
Se ven cada caso, en esos sitios en donde
se delata la pobreza en forma de arruga, de oxidación...De vejez.
La soledad acuciante en la que
“quizás” muchos de nosotros hemos
vivido.
Sin percatarnos de ello siquiera…Hasta que
llegamos a esa etapa senil.
…Voy a
aprovechar que se ha quedado en su limbo estacional…He de retirarme como
si fuese una oleada de brisa transparente, para que ni me vea ni sienta que
escapando de ella estoy.
Debo hacerlo… - Sigilosamente y caminando en puntillas, se
fue deslizando por ese espacio abierto, descubriendo que la puerta de salida,
continuaba abierta, y por allí con ¡mucho cuidado salió!
- ¡Me he retirado a tiempo! ya que desde
la calle, la sigo contemplando que sigue hablando con alguien…
(¡Ufff de la que me salvé! …Allí seguiría…Como todo un baboso…)
Pero
¿con quién…? Sola sigue, no veo a nadie con ella.
Será que cree que sigo allí….
¡Mejor me retiro mas, no vaya a ser que
me vuelva a ver y me haga entrar de nuevo!
…Y a lo mejor no es conmigo, con quien
“cree” hablar…
Será con ella misma…Alguien oculto de su
pasado.
Alguno de sus muertos que cobra vida en ella…
O con su propia conciencia…
Eso no lo sé…Y en verdad, tampoco lo
quiero saber, estando acá afuera, siento la brisa de la calle y el calor del
sol.
Es otro mundo sin duda alguna. ¡Mi mundo!
Y lo que me alegra es que no pertenezco a
“ese mundillo”.
…Aunque es mejor no “cantar
victoria” -no vaya a ser que se me
voltee la tortilla- por esas cosas de
esta vida en la que cuando tú te crees que vas ganando…Y a la final…Sales
perdiendo.
¡Ay vida tan ingrata! que cuando crees
que ya llegaste a “mayor” ¡ya estás
“resuelto”!
Tienes la oportunidad de “descansar” y es
cuando ¡te desechan!
Ya diste lo que tenías… ¡Ahora lo que te
queda es el bagazo!
¡Ya nada puedes sacar de tus “viejas
aspiraciones”, y esperando siempre que se te arreglen tus cosas y resulta que:
“debes comenzar de nuevo”!
…Pero solo. Triste y sin ilusiones para
seguir en ese duro batallar…
© Bernardo Enrique López Baltodano 2016
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